SAN MARCOS 10:45-52
SAN MARCOS 10:45-52 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte: —¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo. Así que llamaron al ciego. —¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama. Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús. —¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Raboni, quiero ver —respondió el ciego. —Puedes irte —dijo Jesús—, tu fe te ha sanado. Al instante recobró la vista y comenzó a seguir a Jesús por el camino.
SAN MARCOS 10:45-52 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida. Jesús y sus discípulos pasaron por la ciudad de Jericó, y al salir de allí mucha gente los siguió. Junto al camino estaba sentado un ciego que pedía limosna. Se llamaba Bartimeo hijo de Timeo. Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, empezó a gritar: —Jesús, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame! La gente comenzó a reprender al ciego para que se callara, pero él gritaba con más fuerza todavía: —Señor, tú que eres el Mesías, ¡ten compasión de mí y ayúdame! Entonces Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo. La gente llamó al ciego y le dijo: —¡No tengas miedo! Ven, que Jesús te llama. El ciego tiró su manto, y de un salto se puso de pie y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: —¿Qué quieres que haga por ti? El ciego respondió: —Maestro, haz que pueda yo ver de nuevo. Jesús le dijo
SAN MARCOS 10:45-52 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Porque ni siquiera el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.» Llegaron a Jericó, y al salir de la ciudad Jesús iba seguido de sus discípulos y de una gran multitud. Junto al camino estaba sentado un mendigo llamado Bartimeo hijo de Timeo, que era ciego. Cuando este supo que quien venía era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: «Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!» Muchos lo reprendían para que callara, pero él gritaba con más fuerza: «Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!» Jesús se detuvo y mandó que lo llamaran. Los que llamaron al ciego le dijeron: «¡Mucho ánimo! ¡Levántate, que Jesús te llama!» Arrojando su capa, el ciego dio un salto y se acercó a Jesús, y Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le respondió: «Maestro, quiero recobrar la vista.» Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y enseguida el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús en el camino.
SAN MARCOS 10:45-52 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud. Llegaron a Jericó. Y cuando Jesús ya salía de la ciudad, seguido de sus discípulos y de mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. Al oír que era Jesús de Nazaret, el ciego comenzó a gritar: —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más todavía: —¡Hijo de David, ten compasión de mí! Entonces Jesús se detuvo, y dijo: —Llámenlo. Llamaron al ciego, diciéndole: —Ánimo, levántate; te está llamando. El ciego arrojó su capa, y dando un salto se acercó a Jesús, que le preguntó: —¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: —Maestro, quiero recobrar la vista. Jesús le dijo: —Puedes irte; por tu fe has sido sanado. En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús por el camino.
SAN MARCOS 10:45-52 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.
SAN MARCOS 10:45-52 La Biblia de las Américas (LBLA)
Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Entonces llegaron* a Jericó. Y cuando salía de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, un mendigo ciego llamado Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. Y cuando oyó que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron* al ciego, diciéndole: ¡Anímate! Levántate, que te llama. Y arrojando su manto, se levantó de un salto y fue a Jesús. Y dirigiéndose a él, Jesús le dijo: ¿Qué deseas que haga por ti? Y el ciego le respondió: Raboní, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista, y le seguía por el camino.
SAN MARCOS 10:45-52 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos». Después llegaron a Jericó y mientras Jesús y sus discípulos salían de la ciudad, una gran multitud los siguió. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba cerca, comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!». «¡Cállate!», muchos le gritaban, pero él gritó aún más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Cuando Jesús lo oyó, se detuvo y dijo: «Díganle que se acerque». Así que llamaron al ciego. «Anímate —le dijeron—. ¡Vamos, él te llama!». Bartimeo echó a un lado su abrigo, se levantó de un salto y se acercó a Jesús. —¿Qué quieres que haga por ti? —preguntó Jesús. —Mi Rabí —dijo el hombre ciego—, ¡quiero ver! Y Jesús le dijo: —Puedes irte, pues tu fe te ha sanado. Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.