S. Lucas 8:41-42
S. Lucas 8:41-42 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Se arrojó a los pies de Jesús y le suplicó que fuera a su casa porque su única hija, de unos doce años, estaba muriendo. Jesús se puso en camino y las multitudes se agolpaban sobre él.
S. Lucas 8:41-42 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
En ese momento llegó un hombre llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Se acercó a Jesús, se inclinó hasta el suelo y le suplicó que fuera a su casa, porque su única hija, que tenía doce años, se estaba muriendo. Jesús se fue con Jairo. Mucha gente los siguió y se amontonó alrededor de Jesús.
S. Lucas 8:41-42 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Llegó entonces un hombre llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Este hombre se arrojó a los pies de Jesús y le rogó que fuera a su casa, pues su única hija, que tenía como doce años, se estaba muriendo. Mientras Jesús se dirigía a la casa de Jairo, la multitud lo apretujaba.
S. Lucas 8:41-42 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
En esto llegó uno llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Este hombre se postró a los pies de Jesús y le rogó que fuera a su casa, porque tenía una sola hija, de unos doce años, que estaba a punto de morir. Mientras Jesús iba, se sentía apretujado por la multitud que lo seguía.
S. Lucas 8:41-42 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía.
S. Lucas 8:41-42 La Biblia de las Américas (LBLA)
Y he aquí, llegó un hombre llamado Jairo, que era un oficial de la sinagoga; y cayendo a los pies de Jesús le rogaba que entrara a su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que estaba al borde de la muerte. Pero mientras Él iba, la muchedumbre le apretaba.
S. Lucas 8:41-42 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Y un hombre llamado Jairo, líder de la sinagoga local, se acercó y cayó a los pies de Jesús mientras rogaba que lo acompañara a su casa. Su única hija, que tenía unos doce años, estaba muriendo. Mientras Jesús iba con Jairo, las multitudes lo rodeaban.