Jeremías 30:5-8
Jeremías 30:5-8 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
«Así dice el SEÑOR: »“Hemos escuchado un grito de espanto; no hay paz, sino terror. Pregunten y vean si acaso los varones dan a luz. ¿Por qué, pues, veo a todos los hombres con las manos sobre el vientre, como mujeres con dolores de parto? ¿Por qué han palidecido todos los rostros? ¡Ay! Será un día terrible, un día sin comparación. Será un tiempo de angustia para Jacob, pero será librado de ella. »”En aquel día”, afirma el SEÑOR de los Ejércitos, “quebraré el yugo que mi pueblo lleva sobre el cuello, romperé sus ataduras, y ya no serán esclavos de extranjeros.
Jeremías 30:4-8 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
En cuanto a Israel y a Judá, Dios me dijo: «Se oyen gritos de espanto, de terror y de preocupación. ¿Por qué están pálidos los hombres? ¡Los veo retorcerse de dolor, como si fueran a tener un hijo! ¡Pregunten, y todos les dirán que los hombres no dan a luz! Viene un día terrible, como nunca ha habido otro. Cuando llegue ese día, mi pueblo sufrirá muchísimo, pero al final lo salvaré; romperé las cadenas de su esclavitud, lo libraré del poder que lo domina, y nunca más volverá a ser esclavo de extranjeros. ¡Les juro que así lo haré!
Jeremías 30:5-8 Reina Valera Contemporánea (RVC)
«Así ha dicho el Señor: “Se oye un grito de terror; un grito de miedo y no de paz. Vamos a ver: ¿Desde cuándo los hombres dan a luz? ¿Cómo es que a todos ellos los veo con los brazos en jarras, como mujeres parturientas? ¿Cómo es que todos ellos tienen pálido el rostro? ¡Ah, qué terrible será ese día! ¡Terrible como ningún otro! ¡Serán tiempos de angustia para los de Jacob, pero lograrán sobrevivir!” »En aquel día, yo haré pedazos el yugo que pesa sobre su cuello, y reventaré sus coyundas. Ningún extranjero volverá a esclavizarlos. —Palabra del Señor de los ejércitos.
Jeremías 30:5-8 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
El Señor dice: «¡Se oyen gritos de terror, de miedo e intranquilidad! Pregunten, a ver si es posible que un hombre dé a luz. ¿Por qué, pues, veo retorcerse a los hombres como si tuvieran dolores de parto? ¿Por qué se han puesto pálidos todos ellos? ¡Se acerca un día terrible, un día como ningún otro! Será un tiempo de angustia para el pueblo de Jacob, pero yo los salvaré. Yo, el Señor todopoderoso, afirmo: Libraré a mi pueblo del yugo de la esclavitud, y no volverá a ser esclavo de extranjeros.
Jeremías 30:5-8 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día!, tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre
Jeremías 30:5-8 La Biblia de las Américas (LBLA)
Porque así dice el SEÑOR: «He oído voces de terror, de pánico, y no de paz. Preguntad ahora, y ved si da a luz el varón. ¿Por qué veo a todos los hombres con las manos sobre sus lomos, como mujer de parto y se han puesto pálidos todos los rostros? ¡Ay! porque grande es aquel día, no hay otro semejante a él; es tiempo de angustia para Jacob, mas de ella será librado. Y acontecerá en aquel día» —declara el SEÑOR de los ejércitos— «que quebraré el yugo de su cerviz y romperé sus coyundas, y extraños no lo esclavizarán más
Jeremías 30:5-8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Esto dice el SEÑOR: «Oigo gritos de temor; hay terror y no hay paz. Déjenme hacerles una pregunta: ¿Acaso los varones dan a luz? ¿Entonces por qué están parados allí con sus caras pálidas y con las manos apoyadas sobre el vientre como una mujer en parto? En toda la historia nunca ha habido un tiempo de terror como este. Será un tiempo de angustia para mi pueblo Israel. ¡Pero al final será salvo! Pues en ese día —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—, quebraré el yugo de sus cuellos y romperé sus cadenas. Los extranjeros no serán más sus amos.