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2 Crónicas 6:1-21

2 Crónicas 6:1-21 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Entonces Salomón declaró: «SEÑOR, tú has dicho que habitarías en la densa oscuridad de una nube, pero yo te he construido un excelso templo, un lugar donde habites para siempre». Luego se puso de frente para bendecir a toda la asamblea de Israel que estaba allí de pie y dijo: «Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca había prometido a mi padre David cuando le dijo: “Desde el día en que saqué de la tierra de Egipto a mi pueblo, no elegí a ninguna ciudad de las tribus de Israel para que en ella se me construyera un templo donde yo pusiera mi Nombre, ni elegí a nadie para que gobernara a mi pueblo Israel. Más bien, elegí a Jerusalén para poner allí mi Nombre y a David para que gobernara a mi pueblo Israel”. »Pues bien, mi padre David tuvo mucho interés en construir un templo en honor al nombre del SEÑOR, Dios de Israel, pero el SEÑOR le dijo: “Me agrada que te hayas interesado en construir un templo en honor de mi Nombre. Sin embargo, no serás tú quien me lo construya, sino un hijo de tus entrañas; él será quien construya el templo en honor de mi Nombre”. »Ahora el SEÑOR ha cumplido su promesa: Tal como lo prometió, he sucedido a mi padre David en el trono de Israel y he construido el Templo en honor al nombre del SEÑOR, Dios de Israel. Allí he colocado el arca, en la cual está el pacto que el SEÑOR hizo con los israelitas». A continuación, Salomón se puso frente al altar del SEÑOR y, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos. Había mandado a construir y colocar en medio del atrio una plataforma de bronce cuadrada, que medía cinco codos por lado y tres codos de alto. Allí, sobre la plataforma, se arrodilló y, extendiendo las manos al cielo, dijo: «SEÑOR, Dios de Israel, no hay Dios como tú en el cielo ni en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón. Has llevado a cabo lo que dijiste a tu siervo David, mi padre, y este día has cumplido con tu mano lo que con tu boca prometiste. »Y ahora, SEÑOR, Dios de Israel, cumple también la promesa que hiciste a tu siervo, mi padre David, cuando dijiste: “Si tus hijos observan una buena conducta, viviendo de acuerdo con mi Ley como tú lo has hecho, nunca te faltará un descendiente que ocupe el trono de Israel en mi presencia”. SEÑOR, Dios de Israel, ¡confirma ahora la promesa que hiciste a tu siervo David! »Pero ¿será posible que tú, Dios mío, habites en la tierra con la humanidad? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido! Sin embargo, SEÑOR mi Dios, atiende a la oración y a la súplica de este siervo tuyo. Oye el clamor y la oración que elevo en tu presencia. ¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este templo, el lugar donde decidiste poner tu Nombre, para que oigas la oración que tu siervo eleva hacia ese lugar! Oye las súplicas de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Oye desde el cielo, donde habitas; escucha y perdona.

2 Crónicas 6:1-21 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Entonces Salomón dijo: «Dios mío, tú siempre has vivido en la espesa nube que acompaña al santuario. Pero ahora, te he construido una casa, para que vivas allí para siempre». Luego el rey se dio vuelta y miró a todo el pueblo de Israel, que se había reunido y estaba de pie. Entonces los bendijo. Y exclamó: «Bendito sea el Dios de Israel, que ha cumplido lo que le prometió a mi padre, pues le dijo: “Desde que saqué de Egipto a mi pueblo, no he elegido ninguna ciudad de las tribus de Israel para que se construya en ella mi templo. Tampoco elegí a ningún hombre para que fuera el gobernante de Israel, mi pueblo. Sin embargo, ahora he elegido a Jerusalén como mi lugar de residencia, y te elegí a ti, David, para que gobiernes a mi pueblo Israel”. »Mi padre deseaba construir un templo para adorar a nuestro Dios. Sin embargo, Dios le dijo: “Haces bien en querer construirme una casa. Pero no serás tú quien la construya, sino uno de tus hijos”. »Dios cumplió su promesa. Ahora yo soy el rey de Israel, en lugar de mi padre, y he construido una casa para nuestro Dios. Además, he preparado un lugar para colocar allí el cofre del pacto que Dios hizo con nosotros». Luego Salomón subió sobre una plataforma de bronce que había construido en medio del patio del templo. Esa plataforma medía dos metros veinticinco centímetros de largo y de ancho, y un metro treinta y cinco centímetros de alto. Entonces, a la vista de todo el pueblo, Salomón se puso de rodillas delante del altar de Dios, y levantando sus manos al cielo dijo: «Dios de Israel, ni en el cielo ni en la tierra hay otro que se compare a ti. Tú cumples tu pacto y amas profundamente a los que te obedecen de corazón. »Dios de Israel, hoy has cumplido una de tus promesas a mi padre. Ahora cumple también la promesa que le hiciste, de que sus descendientes reinarían siempre en Israel, si seguían su ejemplo. Por eso, Dios nuestro, cumple las promesas que le hiciste a mi padre. »Dios mío, ni el cielo ni la tierra son suficientes para ti, mucho menos esta casa que te he construido. Pero de todos modos te pido que escuches mi oración: Cuida de esta casa de día y de noche, pues tú mismo has dicho que vivirás en ella. Cuando estemos lejos de Jerusalén y oremos en dirección a tu templo, escucha desde el cielo nuestras oraciones, y perdónanos.

2 Crónicas 6:1-21 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Entonces Salomón dijo: «Señor, tú has dicho que habitas en la oscuridad de una nube. Pero yo te he edificado un templo, una mansión donde habites para siempre.» Luego se volvió hacia toda la congregación de Israel, que estaba allí de pie, y la bendijo. Y añadió: «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que con su mano ha cumplido la promesa que le hizo a David mi padre, cuando dijo: “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo, no he elegido ninguna ciudad en ninguna de las tribus de Israel para edificarme una casa donde establecer mi nombre, ni tampoco he escogido a nadie como príncipe de mi pueblo Israel. Pero he elegido a Jerusalén para que mi nombre esté en ella, y he elegido a David para que gobierne a mi pueblo Israel.” Por eso David, mi padre, tuvo la intención de edificar una casa para honrar el nombre del Señor y Dios de Israel. Pero el Señor le dijo a David mi padre: “En cuanto a tu intención de edificar una casa para honrar mi nombre, me parece bien que lo hayas puesto en tu corazón. Pero no serás tú quien me edifique casa, sino el hijo que te va a nacer. Él será quien edifique el templo para honrar mi nombre.” Y el Señor ha cumplido su palabra, pues sucedí a David, mi padre, y ahora ocupo el trono de Israel, tal y como el Señor lo había dicho, y he edificado una casa para honrar el nombre del Señor, el Dios de Israel. Ya he puesto en ella el arca, en donde está el pacto que el Señor celebró con los hijos de Israel.» Enseguida, ante toda la congregación de Israel, Salomón se puso delante del altar del Señor y extendió los brazos. Como Salomón había hecho un estrado cuadrado de bronce que medía poco más de dos metros por lado y casi un metro y medio de alto, y lo había puesto en medio del atrio, se subió a este, se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, y con los brazos extendidos al cielo dijo: «Señor, Dios de Israel, no hay en el cielo ni en la tierra un Dios que se compare a ti, que cumples el pacto y eres misericordioso con tus siervos que de todo corazón caminan delante de ti. Tú has cumplido tu promesa a tu siervo David, mi padre; con tus labios lo dijiste, y con tu mano lo has cumplido, como hoy se puede ver. Ahora, Señor y Dios de Israel, cumple tu promesa a tu siervo David, mi padre, cuando le dijiste: “No faltará delante de mí un varón, hijo tuyo, que se siente en el trono de Israel, siempre y cuando tus hijos vigilen sus pasos y sigan mi ley, como lo has hecho tú delante de mí.” »Ahora, Señor y Dios de Israel, que se cumpla la promesa que le hiciste a tu siervo David. Pero ¿acaso es verdad que tú, mi Dios, puedes vivir en la tierra con el hombre? Si ni siquiera los cielos, ni los cielos de los cielos, te pueden contener, ¡mucho menos podría contenerte esta casa que he edificado! Pero, Señor Dios mío, dígnate atender a la oración y a los ruegos de tu siervo, y escucha el clamor y la oración que este siervo tuyo eleva a ti. Mantén abiertos tus ojos, de día y de noche, sobre esta casa, sobre el lugar del cual has dicho: “Mi nombre estará allí”, y atiende a la oración que tu siervo eleva en este lugar. Atiende también al ruego de este siervo tuyo, y de tu pueblo Israel; óyelo desde los cielos, desde el lugar donde vives, y cuando en este lugar se haga oración, ¡escúchanos, y perdónanos!

2 Crónicas 6:1-21 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Entonces Salomón dijo: «Tú, Señor, has dicho que vives en la oscuridad. Pero yo te he construido un templo para que lo habites, un lugar donde vivas para siempre.» Luego el rey se volvió, de frente a toda la comunidad israelita, que estaba de pie, y la bendijo diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha cumplido lo que prometió a David, mi padre, cuando le dijo: “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo, no había escogido yo ninguna ciudad entre todas las tribus de Israel para que en ella se construyera un templo donde residiera mi nombre, ni había escogido a ningún hombre para que fuera el guía de mi pueblo Israel, pero escogí a Jerusalén para que mi nombre resida allí, y escogí a David para que gobernara a mi pueblo Israel.” Y David, mi padre, tuvo el deseo de construir un templo en honor del Señor, Dios de Israel. Sin embargo, el Señor le dijo: “Haces bien en querer construirme un templo; pero no serás tú quien lo construya, sino el hijo que tendrás. Él será quien me construya el templo.” »Pues bien, el Señor ha cumplido su promesa. Tal como dijo, yo he tomado el lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel y he construido un templo al Señor, el Dios de Israel. Además he puesto allí el arca donde está la alianza que el Señor hizo con los israelitas.» Después se puso Salomón delante del altar del Señor, en presencia de toda la comunidad israelita, y extendió sus manos. Estaba subido sobre una plataforma de bronce de dos metros veinticinco centímetros de largo, otro tanto de ancho y un metro treinta y cinco centímetros de alto, la cual había construido y colocado en medio del atrio. Luego se arrodilló delante de toda la comunidad israelita, y extendiendo sus manos al cielo, exclamó: «Señor, Dios de Israel: ni en el cielo ni en la tierra hay un Dios como tú, que cumples tu alianza y muestras tu bondad para con los que te sirven de todo corazón; que has cumplido lo que prometiste a David, mi padre, uniendo así la acción a la palabra en este día. Por lo tanto, Señor, Dios de Israel, cumple también lo que prometiste a tu siervo David, mi padre: que no le faltaría un descendiente que, con tu favor, subiera al trono de Israel, con tal de que sus hijos cuidaran su conducta y cumplieran tu ley como él la cumplió. Así pues, Señor, Dios de Israel, haz que se cumpla la promesa que hiciste a mi padre, tu servidor David. »Pero ¿será verdad que Dios puede vivir con los hombres sobre la tierra? Si el cielo, en toda su inmensidad, no puede contenerte, ¡cuánto menos este templo que he construido para ti! No obstante, Señor y Dios mío, atiende mi ruego y mi súplica; escucha el clamor y la oración que este siervo tuyo te dirige. No dejes de mirar, ni de día ni de noche, este templo, lugar donde tú has dicho que estarás presente. Escucha la oración que aquí te dirige este siervo tuyo. Escucha mis súplicas y las de tu pueblo Israel cuando oremos hacia este lugar. Escúchalas en el cielo, lugar donde vives, y concédenos tu perdón.

2 Crónicas 6:1-21 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad. Yo, pues, he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que mores para siempre. Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba en pie. Y él dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que prometió con su boca a David mi padre, diciendo: Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel. Mas a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel. Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel. Mas Jehová dijo a David mi padre: Respecto a haber tenido en tu corazón deseo de edificar casa a mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu corazón. Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre. Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho, pues me levanté yo en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado casa al nombre de Jehová Dios de Israel. Y en ella he puesto el arca, en la cual está el pacto de Jehová que celebró con los hijos de Israel. Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos. Porque Salomón había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, de cinco codos de ancho y de altura de tres codos, y lo había puesto en medio del atrio; y se puso sobre él, se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos al cielo, y dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia con tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón; que has guardado a tu siervo David mi padre lo que le prometiste; tú lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como se ve en este día. Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le has prometido, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley, como tú has andado delante de mí. Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David. Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que he edificado? Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío, para oír el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti. Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar. Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y perdones.

2 Crónicas 6:1-21 La Biblia de las Américas (LBLA)

Entonces Salomón dijo: El SEÑOR ha dicho que Él moraría en la densa nube. Yo, pues, te he edificado una casa majestuosa, un lugar donde mores para siempre. Después el rey se volvió y bendijo a toda la asamblea de Israel, mientras toda la asamblea de Israel estaba de pie, y dijo: Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que habló por su boca a mi padre David y por su mano lo ha cumplido, cuando dijo: «Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, no escogí ninguna ciudad de entre todas las tribus de Israel en la cual edificar una casa para que estuviera allí mi nombre, ni escogí a hombre alguno por príncipe sobre mi pueblo Israel; mas escogí a Jerusalén para que mi nombre estuviera allí, y escogí a David para que estuviera sobre mi pueblo Israel». Y mi padre David tuvo en su corazón edificar una casa al nombre del SEÑOR, Dios de Israel. Pero el SEÑOR dijo a mi padre David: «Por cuanto tuviste en tu corazón edificar una casa a mi nombre, bien hiciste en desearlo en tu corazón. Sin embargo, tú no edificarás la casa, sino que tu hijo que te nacerá, él edificará la casa a mi nombre». Ahora el SEÑOR ha cumplido la palabra que había dicho; pues yo me he levantado en lugar de mi padre David y me he sentado en el trono de Israel, como el SEÑOR prometió, y he edificado la casa al nombre del SEÑOR, Dios de Israel. Y he puesto allí el arca, en la cual está el pacto que el SEÑOR hizo con los hijos de Israel. Entonces Salomón se puso delante del altar del SEÑOR en presencia de toda la asamblea de Israel y extendió las manos. Porque Salomón había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, cinco codos de ancho y tres codos de alto, y lo había puesto en medio del atrio; se puso sobre él, se hincó de rodillas en presencia de toda la asamblea de Israel y extendiendo las manos al cielo, dijo: Oh SEÑOR, Dios de Israel, no hay Dios como tú ni en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y muestras misericordia a tus siervos que andan delante de ti con todo su corazón; que has cumplido con tu siervo David mi padre lo que le prometiste; ciertamente has hablado con tu boca y lo has cumplido con tu mano, como sucede hoy. Ahora pues, oh SEÑOR, Dios de Israel, cumple con tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: «No te faltará quién se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden sus caminos para andar en mi ley como tú has andado delante de mí». Ahora pues, oh SEÑOR, Dios de Israel, que se cumpla la palabra que hablaste a tu siervo David. Pero, ¿morará verdaderamente Dios con los hombres en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, cuánto menos esta casa que yo he edificado. No obstante, atiende a la oración de tu siervo y a su súplica, oh SEÑOR Dios mío, para que oigas el clamor y la oración que tu siervo hace delante de ti. Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta casa, sobre el lugar del cual has dicho que pondrías allí tu nombre, para que oigas la oración que tu siervo hará sobre este lugar. Y escucha las súplicas de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren hacia este lugar; escucha tú desde el lugar de tu morada, desde los cielos; escucha y perdona.

2 Crónicas 6:1-21 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Entonces Salomón oró: «Oh SEÑOR, tú dijiste que habitarías en una densa nube de oscuridad. Ahora te he construido un templo glorioso, ¡un lugar donde podrás habitar para siempre!». Luego el rey se dio vuelta hacia toda la comunidad de Israel, que estaba de pie ante él, y después de bendecir al pueblo, dijo: «Alabado sea el SEÑOR, Dios de Israel, quien cumplió la promesa que le hizo a mi padre David; pues le dijo a mi padre: “Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, nunca escogí una ciudad de ninguna de las tribus de Israel como el sitio donde se construyera un templo para honrar mi nombre. Tampoco elegí a un rey para que guiara a mi pueblo Israel; pero ahora he elegido a Jerusalén como el lugar para que mi nombre sea honrado, y he elegido a David para que sea rey de mi pueblo Israel”». Después Salomón dijo: «Mi padre David quería construir este templo para honrar el nombre del SEÑOR, Dios de Israel. Pero el SEÑOR le dijo: “Tú querías construir el templo para honrar mi nombre; tu intención es buena, pero no serás tú quien lo haga. Será uno de tus hijos quien construya el templo para honrarme”. »Ahora el SEÑOR ha cumplido la promesa que hizo, porque he llegado a ser rey en lugar de mi padre y ocupo el trono de Israel, tal como el SEÑOR lo prometió. He construido este templo para honrar el nombre del SEÑOR, Dios de Israel. Allí he colocado el arca, la cual contiene el pacto que el SEÑOR hizo con el pueblo de Israel». Luego Salomón, de pie ante el altar del SEÑOR y frente a toda la comunidad de Israel, levantó las manos en oración. Ahora bien, Salomón había hecho una plataforma de bronce de dos metros con treinta centímetros de largo, dos metros con treinta centímetros de ancho y un metro con cuarenta centímetros de altura, y la había colocado en el centro del atrio exterior del templo. Se puso de pie sobre la plataforma y después se arrodilló frente a toda la comunidad de Israel y levantó las manos hacia el cielo. Oró así: «Oh SEÑOR, Dios de Israel, no hay Dios como tú en los cielos ni en la tierra. Tú cumples tu pacto y muestras amor inagotable a quienes andan delante de ti de todo corazón. Has cumplido tu promesa a tu siervo David, mi padre. Pronunciaste esa promesa con tu boca y hoy la has cumplido con tus propias manos. »Ahora, oh SEÑOR, Dios de Israel, lleva a cabo la otra promesa que le hiciste a tu siervo David, mi padre, cuando le dijiste: “Si tus descendientes cuidan su comportamiento y siguen mi ley con fidelidad, así como tú lo has hecho, siempre habrá uno de ellos sentado en el trono de Israel”. Ahora, oh SEÑOR, Dios de Israel, cumple esta promesa que le hiciste a tu siervo David. »¿Pero es realmente posible que Dios habite en la tierra, entre seres humanos? Ni siquiera los cielos más altos pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido! Sin embargo, escucha mi oración y mi súplica, oh SEÑOR mi Dios. Oye el clamor y la oración que tu siervo te eleva. Que día y noche tus ojos estén sobre este templo, este lugar del cual tú has dicho que allí pondrías tu nombre. Que siempre oigas las oraciones que elevo hacia este lugar. Que atiendas las peticiones humildes y fervientes de mi parte y de tu pueblo Israel cuando oremos hacia este lugar. Sí, óyenos desde el cielo donde tú vives y, cuando nos escuches, perdona.

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