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1 Crónicas 16:1-43

1 Crónicas 16:1-43 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios. Y cuando David acabó de ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová. Y repartió a todo Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una pieza de carne, y una torta de pasas. Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y loasen a Jehová Dios de Israel: Asaf el primero; el segundo después de él, Zacarías; Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y arpas; pero Asaf sonaba los címbalos. También los sacerdotes Benaía y Jahaziel sonaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios. Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos: Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras. Cantad a él, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente. Haced memoria de las maravillas que ha hecho, De sus prodigios, y de los juicios de su boca, Oh vosotros, hijos de Israel su siervo, Hijos de Jacob, sus escogidos. Jehová, él es nuestro Dios; Sus juicios están en toda la tierra. Él hace memoria de su pacto perpetuamente, Y de la palabra que él mandó para mil generaciones; Del pacto que concertó con Abraham, Y de su juramento a Isaac; El cual confirmó a Jacob por estatuto, Y a Israel por pacto sempiterno, Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán, Porción de tu heredad. Cuando ellos eran pocos en número, Pocos y forasteros en ella, Y andaban de nación en nación, Y de un reino a otro pueblo, No permitió que nadie los oprimiese; Antes por amor de ellos castigó a los reyes. No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas. Cantad a Jehová toda la tierra, Proclamad de día en día su salvación. Cantad entre las gentes su gloria, Y en todos los pueblos sus maravillas. Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Mas Jehová hizo los cielos. Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y alegría en su morada. Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová gloria y poder. Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad. Temed en su presencia, toda la tierra; El mundo será aún establecido, para que no se conmueva. Alégrense los cielos, y gócese la tierra, Y digan en las naciones: Jehová reina. Resuene el mar, y su plenitud; Alégrese el campo, y todo lo que contiene. Entonces cantarán los árboles de los bosques delante de Jehová, Porque viene a juzgar la tierra. Aclamad a Jehová, porque él es bueno; Porque su misericordia es eterna. Y decid: Sálvanos, oh Dios, salvación nuestra; Recógenos, y líbranos de las naciones, Para que confesemos tu santo nombre, Y nos gloriemos en tus alabanzas. Bendito sea Jehová Dios de Israel, De eternidad a eternidad. Y dijo todo el pueblo, Amén, y alabó a Jehová. Y dejó allí, delante del arca del pacto de Jehová, a Asaf y a sus hermanos, para que ministrasen de continuo delante del arca, cada cosa en su día; y a Obed-edom y a sus sesenta y ocho hermanos; y a Obed-edom hijo de Jedutún y a Hosa como porteros. Asimismo al sacerdote Sadoc, y a los sacerdotes sus hermanos, delante del tabernáculo de Jehová en el lugar alto que estaba en Gabaón, para que sacrificasen continuamente, a mañana y tarde, holocaustos a Jehová en el altar del holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que él prescribió a Israel; y con ellos a Hemán, a Jedutún y a los otros escogidos declarados por sus nombres, para glorificar a Jehová, porque es eterna su misericordia. Con ellos a Hemán y a Jedutún con trompetas y címbalos para los que tocaban, y con otros instrumentos de música de Dios; y a los hijos de Jedutún para porteros. Y todo el pueblo se fue cada uno a su casa; y David se volvió para bendecir su casa.

1 Crónicas 16:1-43 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

El arca de Dios fue llevada a la tienda que David había preparado. Allí la instalaron, y luego presentaron holocaustos y sacrificios de comunión en presencia de Dios. Después de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de comunión, David bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR y dio a cada israelita, tanto a hombres como a mujeres, una porción de pan, una torta de dátiles y una torta de pasas. David puso a algunos levitas a cargo del arca del SEÑOR para que ministraran, dieran gracias y alabaran al SEÑOR, Dios de Israel. Los nombrados fueron Asaf, el primero; Zacarías, el segundo; luego Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed Edom y Jeiel, los cuales tenían liras y arpas. Asaf tocaba los címbalos. Los sacerdotes Benaías y Jahaziel tocaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios. Ese mismo día, David ordenó, por primera vez, que Asaf y sus compañeros fueran los encargados de esta alabanza al SEÑOR: «Den gracias al SEÑOR; proclamen su nombre. ¡Den a conocer sus obras entre las naciones! ¡Cántenle, entónenle salmos! ¡Hablen de todas sus maravillas! ¡Gloríense en su santo nombre! ¡Alégrese el corazón de los que buscan al SEÑOR! ¡Busquen al SEÑOR y su fuerza; anhelen siempre su rostro! »¡Recuerden las maravillas que ha hecho, las señales y las leyes que ha emitido! ¡Ustedes, descendientes de Israel, su siervo! ¡Ustedes, hijos de Jacob, elegidos suyos! Él es el SEÑOR nuestro Dios; en toda la tierra están sus leyes. »Se acordó siempre de su pacto, la palabra que ordenó para mil generaciones; del pacto que hizo con Abraham y del juramento que hizo a Isaac. Se lo confirmó a Jacob como un estatuto, a Israel como un pacto eterno, cuando dijo: “Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te corresponde”. »Aun cuando eran pocos en número, unos cuantos extranjeros en la tierra, que andaban siempre de nación en nación y de reino en reino, a nadie permitió que los oprimiera, sino que por causa de ellos reprendió a los reyes: “¡No toquen a mis ungidos! ¡No maltraten a mis profetas!”. »¡Canten al SEÑOR, habitantes de toda la tierra! ¡Proclamen día tras día su salvación! Anuncien su gloria entre las naciones, sus maravillas a todos los pueblos. »¡Grande es el SEÑOR y digno de alabanza, más temible que todos los dioses! Todos los dioses de las naciones son ídolos, pero el SEÑOR ha hecho los cielos. El esplendor y la majestad son sus heraldos; hay poder y alegría en su morada. »¡Tributen al SEÑOR, pueblos todos! ¡Tributen al SEÑOR la gloria y el poder! ¡Tributen al SEÑOR la gloria que merece su nombre! ¡Preséntense ante él con ofrendas; póstrense ante el SEÑOR en la hermosura de su santidad! ¡Tiemble delante de él toda la tierra! Ha establecido el mundo con firmeza; jamás será removido. »¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra! Digan las naciones: “¡El SEÑOR es Rey!”. ¡Brame el mar y todo lo que él contiene! ¡Que salte de alegría el campo y lo que hay en él! ¡Que los árboles del campo canten de gozo ante el SEÑOR! ¡Ya viene a juzgar la tierra! »Den gracias al SEÑOR porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. Díganle: “¡Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación! Vuelve a reunirnos y líbranos de las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre y alabarte sea nuestra gloria”. ¡Bendito sea el SEÑOR, el Dios de Israel, eternamente y para siempre!». Y todo el pueblo dijo: «¡Amén!», y «¡Alabado sea el SEÑOR!». David dejó el arca del pacto del SEÑOR al cuidado de Asaf y sus hermanos, para que sirvieran continuamente delante de ella, de acuerdo con el ritual diario. Como porteros nombró a Obed Edom y a sus sesenta y ocho hermanos, junto con Obed Edom, hijo de Jedutún, y Josá. Al sacerdote Sadoc y a sus hermanos sacerdotes los encargó del santuario del SEÑOR, que está en la cumbre de Gabaón, para que sobre el altar ofrecieran constantemente los holocaustos al SEÑOR, en la mañana y en la tarde, tal como está escrito en la Ley que el SEÑOR había ordenado a Israel. Con ellos nombró a Hemán y a Jedutún; también a los demás que había escogido y designado por nombre para que alaben al SEÑOR: «Su gran amor perdura para siempre». Hemán y Jedutún tenían trompetas, címbalos y otros instrumentos musicales para acompañar los cantos de Dios. Los hijos de Jedutún eran porteros. Luego todos regresaron a su casa y David se fue a bendecir a su familia.

1 Crónicas 16:1-43 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

El cofre del pacto de Dios fue puesto en una carpa que David había preparado, y allí David le presentó a Dios muchas ofrendas de animales y de vegetales. Luego bendijo al pueblo en nombre de Dios, y a cada uno de los presentes le dio un pan de harina, uno de dátiles y otro de pasas. Además, David nombró a algunos de los ayudantes de los sacerdotes para que se encargaran del culto frente al cofre de Dios, orando, dando gracias y alabando al Dios de Israel. Estos son los nombres de esos ayudantes, con Asaf como jefe de ellos: Zacarías, Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed-edom, Jeiel. Todos estos tocaban instrumentos de cuerdas. Y junto con ellos nombraron a los sacerdotes Benaías y Jahaziel para que se encargaran de tocar siempre las trompetas. Asaf quedó encargado de tocar los platillos. Ese fue el primer día en que David les encargó a Asaf y a sus compañeros que dedicaran a Dios este canto de acción de gracias: ¡Demos gracias a nuestro Dios! ¡Demos a conocer entre las naciones todo lo que él ha hecho! ¡Cantémosle himnos! ¡Demos a conocer sus grandes milagros! ¡Digamos con orgullo que no hay otro Dios aparte del nuestro! ¡Alegrémonos de corazón todos los que adoramos a Dios! Acerquémonos a nuestro poderoso Dios, y procuremos agradarle siempre. Hagamos memoria de las maravillas que nuestro Dios ha realizado; recordemos sus milagros y los mandamientos que nos dio. Somos los descendientes de Abraham y de Jacob; somos el pueblo elegido por Dios y estamos a su servicio; por lo tanto, ¡escúchenme! Pertenecemos a nuestro Dios; su palabra llena la tierra. Él no ha olvidado su pacto ni las promesas que nos hizo. Hizo el pacto con Abraham, y se lo confirmó a Isaac. Con Israel lo estableció como un pacto para toda la vida, y le dijo: «Yo te daré Canaán. Es la tierra que te ha tocado». Nosotros no éramos muchos; ¡éramos gente sin patria! ¡Todo el tiempo andábamos de país en país y de reino en reino! Pero Dios jamás permitió que nadie nos molestara, y les advirtió a los reyes: «No se metan con mi pueblo elegido; no les hagan daño a mis profetas». ¡Cantemos alabanzas a nuestro Dios! ¡Celebremos día tras día sus victorias! ¡Anunciemos entre todas las naciones su grandeza y sus maravillas! ¡Grande y digno de alabanza es nuestro Dios, y más temible que todos los dioses! Los dioses de otras naciones son dioses falsos, pero Dios hizo los cielos. Lleno está su santuario de majestad y esplendor, de poder y belleza. Pueblos todos, ¡reconozcan el poder de nuestro Dios y ríndanle homenaje! ¡Vengan ante su presencia y traigan sus ofrendas! ¡Adórenlo como él se merece! ¡Inclínense ante él en su santuario majestuoso! ¡Que toda la tierra le rinda homenaje! Él estableció el mundo con firmeza, y el mundo jamás se moverá. ¡Él gobierna las naciones con justicia! ¡Que se alegren los cielos! ¡Que grite la tierra de alegría! Que digan las naciones: «¡Dios es nuestro rey!» ¡Que ruja el mar, con todo lo que contiene! ¡Que canten alegres los campos, con todo lo que hay en ellos! ¡Que griten de alegría todos los árboles del bosque! ¡Que canten en presencia de Dios, que viene ya para gobernar al mundo! ¡Démosle gracias porque él es bueno! ¡Dios nunca deja de amarnos! Dios nuestro, ¡sálvanos! ¡Permítenos volver a nuestra tierra, para que te demos gracias y te alabemos como nuestro Dios! ¡Bendito sea ahora y siempre el Dios de Israel! ¡Que diga el pueblo de Dios: «Así sea»! ¡Alabemos a nuestro Dios! Estas son las personas que David nombró para que se hicieran cargo del culto: Asaf y sus compañeros se hicieron cargo de celebrar todos los días los cultos delante del cofre del pacto de Dios. Los encargados de vigilar las entradas de la carpa fueron Obed-edom, Hosá, junto con el hijo de Jedutún, también llamado Obed-edom, y sesenta y ocho compañeros más. Sadoc y sus compañeros sacerdotes, fueron los encargados del culto en el santuario que estaba en Gabaón; allí ofrecían continuamente sacrificios en honor de Dios; lo hacían por la mañana y por la noche, tal y como lo ordena la ley que Dios le dio a su pueblo Israel. Además de esos, David eligió a otros para que entonaran a Dios el canto de gratitud que se titula: «El amor de Dios es eterno». Hemán y Jedutún acompañaban este canto con trompetas, platillos y otros instrumentos musicales. Además, los hijos de Jedutún vigilaban las entradas del santuario. Después de esto, todos regresaron a sus casas; David también volvió a su casa y bendijo a su familia.

1 Crónicas 16:1-43 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Así fue como el arca de Dios fue transportada y puesta en medio de la tienda que David había mandado levantar para ella. Y se ofrecieron delante de Dios holocaustos y sacrificios de paz, y cuando David acabó de ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre del Señor y repartió entre todos y cada uno de los israelitas, hombres y mujeres, una torta de pan, un trozo de carne y una torta de pasas. David puso algunos levitas delante del arca del Señor, para que ministraran, e invocaran, confesaran y alabaran al Señor, Dios de Israel. En primer lugar puso a Asaf, seguido de Zacarías, Yeguiel, Semiramot, Yejiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed Edom y Yeguiel, todos ellos con sus salterios y arpas, pero Asaf tocaba los címbalos. También los sacerdotes Benaías y Jahaziel tocaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios. Ese día, David puso por primera vez a Asaf y sus parientes a cargo de las alabanzas al Señor. Y cantaron: ¡Alaben al Señor, invoquen su nombre! ¡Que los pueblos reconozcan sus obras! ¡Canten, sí, cántenle salmos! ¡Proclamen todas sus maravillas! ¡Regocíjense en su santo nombre! ¡Alégrense de corazón los que buscan al Señor! ¡Busquen el poder del Señor! ¡Busquen siempre a Dios! ¡Recuerden sus grandes maravillas, sus hechos prodigiosos y sus sabias sentencias! Ustedes son los descendientes de Abrahán; ustedes son los hijos de Jacob, sus escogidos. El Señor es nuestro Dios; en toda la tierra prevalecen sus juicios. Nunca se olvida de su pacto, de la palabra que dictó para mil generaciones. Fue un acuerdo que hizo con Abrahán, y que lo confirmó con Isaac. Con Jacob lo estableció como decreto; con Israel lo hizo un pacto duradero cuando dijo: «Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te corresponde.» Ellos no eran numerosos; eran unos simples forasteros. Andaban de nación en nación, y de un reino a otro reino; pero Dios no dejó que lo agraviaran, sino que por ellos castigó a los reyes y dijo: «¡No toquen a mis ungidos! ¡No les hagan daño a mis profetas!» ¡Canten al Señor todos en la tierra! ¡Anuncien su salvación todos los días! ¡Canten entre los pueblos su gloria! ¡Anuncien entre los pueblos sus maravillas! El Señor es grande, y digno de alabanza; ¡es temible, más que todos los dioses! Todos los dioses de los pueblos son ídolos, pero el Señor es quien creó los cielos. En su presencia hay alabanza y magnificencia; en su santuario hay poder y gloria. Ustedes, familias de los pueblos, ¡tributen al Señor la gloria y el poder! ¡Tributen al Señor la honra que merece su nombre! ¡Traigan sus ofrendas, y vengan a su presencia! ¡Adoren al Señor en la hermosura de la santidad! ¡Tiemblen ante él todos en la tierra! El Señor afirmó el mundo, y no será conmovido. ¡Que se alegren los cielos y se regocije la tierra! Digan entre las naciones: «¡El Señor es rey!» ¡Que brame el mar y todo lo que contiene! ¡Que se alegre el campo y todo lo que hay en él! ¡Que todos los árboles del bosque rebosen de gozo delante del Señor, que viene a juzgar la tierra! ¡Aclamen al Señor, porque él es bueno; porque su misericordia es eterna! Digan: «¡Sálvanos, Dios de nuestra salvación! ¡Vuelve a reunirnos, y líbranos de las naciones! ¡Así alabaremos tu santo nombre y nos alegraremos con tus alabanzas!» ¡Bendito sea el Señor y Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad! Y todo el pueblo dijo «Amén», y alabó al Señor. David dejó a Asaf y a sus parientes delante del arca del pacto del Señor, para que ministraran todo el tiempo delante del arca, cada cosa en su día. Al cuidado del arca puso a Obed Edom y a sus sesenta y ocho parientes, y también a Obed Edom hijo de Jedutún y a Josá. Al sacerdote Sadoc y a sus parientes los sacerdotes los puso delante del tabernáculo del Señor, en el lugar alto que estaba en Gabaón, para que todos los días, a mañana y tarde, ofrecieran sacrificios y holocaustos al Señor en el altar del holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley que el Señor prescribió a Israel. Con ellos puso a Hemán y Jedutún y a los otros escogidos por nombre, para que glorificaran al Señor, cuya misericordia es eterna. Para alabar a Dios, Hemán y Jedutún tocaban las trompetas y los címbalos y otros instrumentos musicales. Los hijos de Jedutún vigilaban la entrada. Después de esto, todo el pueblo se fue a su casa, y también David se fue a bendecir su propia casa.

1 Crónicas 16:1-43 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

El arca de Dios fue llevada y puesta dentro de una tienda de campaña que David había levantado con ese propósito. En seguida se ofrecieron holocaustos y sacrificios de reconciliación delante de Dios, y cuando terminó David de ofrecerlos bendijo al pueblo en nombre del Señor, y a todos los israelitas, hombres y mujeres, les dio un pan, una torta de dátiles y otra de pasas. David nombró entre los levitas a los que habían de servir delante del arca del Señor, para que se encargaran de celebrar, dar gracias y alabar al Señor, Dios de Israel. El jefe era Asaf, y después de él estaba Zacarías; luego venían Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed-edom y Jeiel, quienes tenían sus instrumentos musicales, sus salterios y sus arpas. Asaf tocaba los platillos, y los sacerdotes Benaías y Jahaziel tocaban siempre las trompetas delante del arca de la alianza de Dios. Fue aquel mismo día cuando David ordenó por primera vez que Asaf y sus colegas elevaran al Señor la siguiente acción de gracias: «¡Den gracias al Señor! ¡Proclamen su nombre! Cuenten a los pueblos sus acciones. Canten himnos en su honor. ¡Hablen de sus grandes hechos! »Siéntanse orgullosos de su santo nombre. ¡Siéntase alegre el corazón de los que buscan al Señor! Recurran al Señor, y a su poder; recurran al Señor en todo tiempo. Recuerden sus obras grandes y maravillosas, y los decretos que ha pronunciado: ustedes, descendientes de su siervo Israel, ustedes, hijos de Jacob, sus escogidos. »Él es el Señor, nuestro Dios; ¡él gobierna toda la tierra! Ni aunque pasen mil generaciones, se olvidará de las promesas de su alianza, de la alianza que hizo con Abraham, del juramento que hizo a Isaac y que confirmó como ley para Jacob, como alianza eterna para Israel, cuando dijo: “Voy a darte la tierra de Canaán como la herencia que te toca.” »Aunque ellos eran pocos, unos cuantos extranjeros en la tierra que iban de nación en nación y de reino en reino, Dios no permitió que nadie los maltratara; y aun advirtió a los reyes: “No toquen a mis escogidos, ni maltraten a mis profetas.” »Canten al Señor, habitantes de toda la tierra; anuncien día tras día su salvación. Hablen de su gloria y de sus maravillas ante todos los pueblos y naciones, porque el Señor es grande y muy digno de alabanza, y más terrible que todos los dioses. Los dioses de otros pueblos no son nada, pero el Señor hizo los cielos. ¡Hay gran esplendor en su presencia! ¡Hay poder y alegría en su santuario! »Den al Señor, familias de los pueblos, den al Señor el poder y la gloria; den al Señor la honra que merece; con ofrendas preséntense ante él; adoren al Señor en su santuario hermoso. ¡Que todo el mundo tiemble delante de él! Él afirmó el mundo para que no se mueva. ¡Que se alegren los cielos y la tierra! Que se diga en las naciones: “¡El Señor es rey!” ¡Que brame el mar y todo lo que contiene! ¡Que se alegre el campo y todo lo que hay en él! ¡Que griten de alegría los árboles del bosque delante del Señor, que viene a gobernar la tierra! »Den gracias al Señor, porque él es bueno, porque su amor es eterno. Díganle: ¡Sálvanos, oh Dios, salvador nuestro! ¡Recógenos y líbranos de entre las naciones para que alabemos tu santo nombre, para que alegres te alabemos! ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, por toda la eternidad!» Y todo el pueblo respondió: «¡Amén!», y alabó al Señor. Así pues, David dejó allí delante del arca de la alianza del Señor a Asaf y sus colegas para que sirvieran continuamente según se necesitara cada día. También dejó a Obed-edom y sus colegas, sesenta y ocho personas, con Obed-edom, hijo de Jedutún, y Hosá, como porteros. Y a Sadoc y a sus colegas sacerdotes los dejó ante la tienda del Señor, en el santuario de Gabaón, para que ofrecieran continuamente holocaustos al Señor en el altar destinado a ellos, por la mañana y por la tarde, exactamente como está escrito en la ley del Señor, que él dejó como mandato a Israel. También dejó con ellos a Hemán, a Jedutún y al resto de los que fueron escogidos y designados por nombre para cantar: «Den gracias al Señor, porque su amor es eterno.» Estos tocaban trompetas, platillos y otros instrumentos musicales, con los que acompañaban los cantos a Dios. Los hijos de Jedutún estaban encargados de la puerta. Después todos se volvieron a sus casas, y también David volvió a su casa para bendecir a su familia.

1 Crónicas 16:1-43 La Biblia de las Américas (LBLA)

Y trajeron el arca de Dios y la colocaron en medio de la tienda que David había levantado para ella, y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Dios. Cuando David terminó de ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR. Y repartió a todos en Israel, tanto hombre como mujer, a cada uno una torta de pan, una porción de carne y una torta de pasas. Y designó a algunos levitas como ministros delante del arca del SEÑOR, para que celebraran, dieran gracias y alabaran al SEÑOR, Dios de Israel: Asaf el jefe, y segundo después de él, Zacarías; después Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con instrumentos musicales, arpas, liras; también Asaf tocaba címbalos muy resonantes, y los sacerdotes Benaía y Jahaziel tocaban trompetas continuamente delante del arca del pacto de Dios. Entonces en aquel día David, por primera vez, puso en manos de Asaf y sus parientes este salmo para dar gracias al SEÑOR: Dad gracias al SEÑOR, invocad su nombre; dad a conocer sus obras entre los pueblos. Cantadle, cantadle alabanzas; hablad de todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan al SEÑOR. Buscad al SEÑOR y su fortaleza; buscad su rostro continuamente. Recordad las maravillas que Él ha hecho, sus prodigios y los juicios de su boca, oh simiente de Israel, su siervo, hijos de Jacob, sus escogidos. Él es el SEÑOR nuestro Dios; sus juicios están en toda la tierra. Acordaos de su pacto para siempre, de la palabra que ordenó a mil generaciones, del pacto que hizo con Abraham, y de su juramento a Isaac. También lo confirmó a Jacob por estatuto, a Israel como pacto eterno, diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán como porción de vuestra heredad. Cuando eran pocos en número, muy pocos, y forasteros en ella, y vagaban de nación en nación, y de un reino a otro pueblo, Él no permitió que nadie los oprimiera, y por amor a ellos reprendió a reyes, diciendo: No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas. Cantad al SEÑOR, toda la tierra; proclamad de día en día las buenas nuevas de su salvación. Contad su gloria entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos. Porque grande es el SEÑOR, y muy digno de ser alabado; temible es Él también sobre todos los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, mas el SEÑOR hizo los cielos. Gloria y majestad están delante de Él; poder y alegría en su morada. Tributad al SEÑOR, oh familias de los pueblos, tributad al SEÑOR gloria y poder. Tributad al SEÑOR la gloria debida a su nombre; traed ofrenda, y venid delante de Él; adorad al SEÑOR en la majestad de la santidad. Temblad ante su presencia, toda la tierra; ciertamente el mundo está bien afirmado, será inconmovible. Alégrense los cielos y regocíjese la tierra; y digan entre las naciones: El SEÑOR reina. Ruja el mar y cuanto contiene; regocíjese el campo y todo lo que en él hay. Entonces los árboles del bosque cantarán con gozo delante del SEÑOR; porque viene a juzgar la tierra. Dad gracias al SEÑOR, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia. Entonces decid: Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación, y júntanos y líbranos de las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre, y nos gloriemos en tu alabanza. Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, desde la eternidad hasta la eternidad. Entonces todo el pueblo dijo: Amén; y alabó al SEÑOR. Y dejó allí, delante del arca del pacto del SEÑOR, a Asaf y a sus parientes para ministrar continuamente delante del arca, según demandaba el trabajo de cada día; y a Obed-edom con sus sesenta y ocho parientes; a Obed-edom, también hijo de Jedutún, y a Hosa como porteros. Y dejó a Sadoc el sacerdote y a sus parientes los sacerdotes delante del tabernáculo del SEÑOR en el lugar alto que estaba en Gabaón, para ofrecer continuamente holocaustos al SEÑOR sobre el altar del holocausto, por la mañana y por la noche, conforme a todo lo que está escrito en la ley del SEÑOR, que Él ordenó a Israel. Con ellos estaban Hemán y Jedutún, y los demás que fueron escogidos, que fueron designados por nombre, para dar gracias al SEÑOR, porque para siempre es su misericordia. Con ellos estaban también Hemán y Jedutún con trompetas y címbalos para los que harían resonancia, y con instrumentos para los cánticos de Dios, y designó a los hijos de Jedutún para la puerta. Entonces todo el pueblo se fue, cada uno a su casa, y David se volvió para bendecir su casa.

1 Crónicas 16:1-43 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Trasladaron el arca de Dios y la colocaron dentro de la carpa especial que David le había preparado. Le presentaron a Dios ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Cuando terminó de ofrecer los sacrificios, David bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR. Después repartió a cada hombre y mujer en todo Israel una hogaza de pan, un pastel de dátiles y un pastel de pasas de uva. David designó a los siguientes levitas para dirigir al pueblo en adoración ante el arca del SEÑOR, para invocar sus bendiciones, para dar gracias y para alabar al SEÑOR, Dios de Israel. Asaf, el líder de este grupo, tocaba los címbalos. El segundo era Zacarías, seguido por Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel. Ellos tocaban las arpas y las liras. Los sacerdotes, Benaía y Jahaziel, tocaban las trompetas continuamente ante el arca del pacto de Dios. Ese día David le dio a Asaf y a sus compañeros levitas esta canción de agradecimiento al SEÑOR: Den gracias al SEÑOR y proclamen su grandeza; que todo el mundo sepa lo que él ha hecho. Canten a él; sí, cántenle alabanzas. Cuéntenle a todo el mundo acerca de sus obras maravillosas. Regocíjense por su santo nombre; alégrense ustedes, los que adoran al SEÑOR. Busquen al SEÑOR y su fuerza, búsquenlo continuamente. Recuerden las maravillas y los milagros que ha realizado, y las resoluciones que ha dictado, ustedes, hijos de su siervo Israel, descendientes de Jacob, los elegidos de Dios. Él es el SEÑOR nuestro Dios; su justicia se ve por toda la tierra. Recuerden su pacto para siempre, el compromiso que adquirió con mil generaciones. Es el pacto que hizo con Abraham y el juramento que le hizo a Isaac. Se lo confirmó a Jacob como un decreto y al pueblo de Israel como un pacto eterno: «Te daré la tierra de Canaán como tu preciada posesión». Eso lo dijo cuando eran pocos, un pequeño grupo de extranjeros en Canaán. Anduvieron de nación en nación, de un reino a otro. Sin embargo, él no permitió que nadie los oprimiera. A favor de ellos, les advirtió a los reyes: «No toquen a mi pueblo elegido ni hagan daño a mis profetas». ¡Que toda la tierra cante al SEÑOR! Cada día anuncien las buenas noticias de que él salva. Publiquen sus gloriosas obras entre las naciones; cuéntenles a todos las cosas asombrosas que él hace. ¡Grande es el SEÑOR! ¡Es el más digno de alabanza! A él hay que temer por sobre todos los dioses. Los dioses de las otras naciones no son más que ídolos, ¡pero el SEÑOR hizo los cielos! Honor y majestad lo rodean; fuerza y gozo llenan su morada. Oh naciones del mundo, reconozcan al SEÑOR; reconozcan que el SEÑOR es fuerte y glorioso. ¡Denle al SEÑOR la gloria que merece! Lleven ofrendas y entren en su presencia. Adoren al SEÑOR en todo su santo esplendor; que toda la tierra tiemble delante de él. El mundo permanece firme y no puede ser sacudido. ¡Que los cielos se alegren, y la tierra se goce! Digan a todas las naciones: «¡El SEÑOR reina!». ¡Que el mar y todo lo que contiene exclamen sus alabanzas! ¡Que los campos y sus cultivos estallen de alegría! Que los árboles del bosque canten de alegría delante del SEÑOR, porque viene a juzgar la tierra. ¡Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre. Exclamen: «¡Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación! Reúnenos y rescátanos de entre las naciones, para que podamos agradecer a tu santo nombre, alegrarnos y alabarte». ¡Alaben al SEÑOR, Dios de Israel, quien vive desde siempre y para siempre! Y todo el pueblo exclamó: «¡Amén!», y alabó al SEÑOR. David dispuso que Asaf y sus hermanos levitas sirvieran continuamente ante el arca del pacto del SEÑOR, encargados de hacer todo lo necesario cada día. En este grupo estaban como porteros Obed-edom (hijo de Jedutún), Hosa y otros sesenta y ocho levitas. Mientras tanto, David colocó al sacerdote Sadoc y a sus hermanos sacerdotes en el tabernáculo del SEÑOR en el lugar de adoración en Gabaón, donde siguieron sirviendo delante del SEÑOR. Cada mañana y cada tarde, sacrificaban al SEÑOR las ofrendas quemadas habituales sobre el altar apartado para ese propósito, en obediencia a todo lo que está escrito en la ley del SEÑOR, como él se lo había ordenado a Israel. David también designó a Hemán, a Jedutún y a los demás que fueron elegidos por nombre para darle gracias al SEÑOR, porque «su fiel amor perdura para siempre». Acompañaban sus cánticos de alabanza a Dios con trompetas, címbalos y otros instrumentos; y los hijos de Jedutún fueron designados como porteros. Luego todos regresaron a su casa, y David volvió a su hogar para bendecir a su propia familia.

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