Oíd, hijos, la instrucción de un padre,
y prestad atención para que ganéis entendimiento,
porque os doy buena enseñanza;
no abandonéis mi instrucción.
También yo fui hijo para mi padre,
tierno y único a los ojos de mi madre,
y él me enseñaba y me decía:
Retenga tu corazón mis palabras,
guarda mis mandamientos y vivirás.
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca.
No la abandones y ella velará sobre ti,
ámala y ella te protegerá.
Lo principal es la sabiduría; adquiere sabiduría,
y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia.
Estímala, y ella te ensalzará;
ella te honrará si tú la abrazas;
guirnalda de gracia pondrá en tu cabeza,
corona de hermosura te entregará.
¶Oye, hijo mío, recibe mis palabras,
y muchos serán los años de tu vida.
Por el camino de la sabiduría te he conducido,
por sendas de rectitud te he guiado.
Cuando andes, tus pasos no serán obstruidos,
y si corres, no tropezarás.
Aférrate a la instrucción, no la sueltes;
guárdala, porque ella es tu vida.
No entres en la senda de los impíos,
ni vayas por el camino de los malvados.
Evítalo, no pases por él;
apártate de él y pasa adelante.
Porque ellos no duermen a menos que hagan el mal,
y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.
Porque comen pan de maldad,
y beben vino de violencia.