Me alegré grandemente en el Señor de que ya al fin habéis reavivado vuestro cuidado para conmigo; en verdad, antes os preocupabais, pero os faltaba la oportunidad. No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo, habéis hecho bien en compartir conmigo en mi aflicción. Y vosotros mismos también sabéis, filipenses, que al comienzo de la predicación del evangelio, después que partí de Macedonia, ninguna iglesia compartió conmigo en cuestión de dar y recibir, sino vosotros solos; porque aun a Tesalónica enviasteis dádivas más de una vez para mis necesidades. No es que busque la dádiva en sí, sino que busco fruto que aumente en vuestra cuenta. Pero lo he recibido todo y tengo abundancia; estoy bien abastecido, habiendo recibido de Epafrodito lo que habéis enviado: fragante aroma, sacrificio aceptable, agradable a Dios. Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan. Todos los santos os saludan, especialmente los de la casa del César. La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.
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Tener la mente de Cristo es esencial para todo creyente, para las familias, para los matrimonios. Debemos enfocarnos en lo que nos une y no en lo que nos divide. Esto es de vital importancia en la iglesia porque es donde se muestra a Cristo. ¿Has pensado alguna vez que vivir de acuerdo con la salvación que hemos recibido incluye alegrarse y estar contentos en cualquier circunstancia?
Como seres humanos tendemos a olvidar muy fácilmente cuando aparecen esos momentos difíciles en la vida, al no recordar las promesas de Dios, nos quejamos. Tengo que confesar que era de las primeras en olvidarlas. Pero he descubierto a través de la lectura Bíblica, cómo creer en las promesas de Dios y dejar de olvidarlas. Así que te cuento cómo lo aplico en mi vida.
Atravesamos situaciones difíciles que no comprendemos. Hace 8 años, vimos a nuestra madre enferma y postrada en cama. Fueron 4 años en un desierto inesperado. Pero quiero compartir la importancia de este proceso. No solo hablo de nuestras experiencias, sino de una verdad poderosa que fortalecerá tu vida. Ánimo en las pruebas, pues Santiago 1:2 dice: "Hermanos, considerad un gozo supremo enfrentar diversas pruebas".
Ahora que comenzamos un nuevo año, es una gran oportunidad de poder poner en práctica principios bíblicos en el área de las finanzas, y poder generar unas finanzas saludables. Pues, esta es la vida que Dios quiere para nosotros.
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