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Mateo 13:31-55

Mateo 13:31-55 NBV

Jesús también refirió esta otra parábola: «El reino de los cielos es como una pequeña semilla de mostaza plantada en un campo. La semilla de mostaza es la más pequeña de todas las semillas, pero se convierte en un árbol enorme en cuyas ramas los pájaros hacen sus nidos». Y les dijo también: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer toma para hacer pan. Luego la mezcla con tres medidas de harina, y leuda toda la masa». Jesús siempre usaba estas ilustraciones cuando hablaba con la multitud. Sin parábolas no les hablaba. Así se cumplió lo que el profeta había dicho: «Hablaré en parábolas y explicaré las cosas que han estado escondidas desde la fundación del mundo». Cuando despidieron a la multitud y regresaron a la casa, sus discípulos le pidieron que les explicara el simbolismo de la mala hierba y el trigo. ―Muy bien —comenzó—: Yo soy el labrador que siembra el grano selecto. El terreno en que se sembró es el mundo y las buenas semillas son los súbditos del reino; las malas hierbas son los súbditos de Satanás. El enemigo que sembró la mala hierba entre el trigo es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera que los segadores separan el trigo de la mala hierba y queman esta, en el fin del mundo enviaré a mis ángeles a arrancar del reino a los que tientan a los demás y a los que hacen el mal. Y una vez arrancados, ¡irán a parar al fuego! Allí será el llorar y el crujir de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino del Padre. ¡El que tenga oídos, oiga! »El reino de los cielos es también como un tesoro escondido en un terreno. Un hombre viene y lo encuentra. Emocionado y lleno de ilusiones, vende todo lo que tiene y compra el terreno, con lo cual está adquiriendo también el tesoro. »El reino de los cielos es como un mercader de perlas que anda en busca de perlas finas. Por fin descubre una verdadera oportunidad cuando le ofrecen a buen precio una perla de gran valor. Entonces corre, vende todo lo que tiene y la compra. »El reino de los cielos es como el pescador que tira la red al agua y recoge peces de todo tipo, buenos y malos. Cuando se llena la red, la lleva a la orilla y se sienta a escoger los pescados. Los buenos los echa en una canasta y los malos los desecha. Así sucederá cuando llegue el fin del mundo. Los ángeles vendrán y separarán a los malos de los justos y arrojarán aquéllos al fuego. Allí será el llorar y el crujir de dientes. ¿Entienden ahora?». ―Sí —contestaron—. Gracias. Entonces Jesús añadió: ―Los maestros de la ley que se han convertido en mis discípulos tienen a su alcance un tesoro doble: las antiguas verdades de las Escrituras y las verdades nuevas que mis enseñanzas revelan. Al terminar de exponer estos simbolismos, Jesús fue a Nazaret de Galilea, el pueblo de su niñez, y allí enseñaba en la sinagoga. La gente estaba maravillada con su sabiduría y por sus milagros. ―¿Será posible? —comentaban—. Este es hijo de María y del carpintero, y hermano de Jacobo, José, Simón y Judas.

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