1 Timoteo 6:10

Al experimentar momentos de adversidad, nuestros pensamientos se convierten en ataques directos en el matrimonio. En esas situaciones, sin importar las circunstancias, debemos rendirnos y humillarnos como pareja. Debemos dejarlo todo en las manos de Dios confiando que es Él quien peleará por nosotros. Sabemos que hasta el día de hoy, no se ha visto a un justo desamparado y que nosotros hemos sido justificados por Cristo.

Cuando desviamos nuestra mirada de Dios, incluso el dinero en nuestras manos se convierte poco a poco en ese dios que creemos administrar, pero que terminamos haciendo su dolorosa y egoísta voluntad.

Este devocional de cuatro días contrasta la búsqueda de autorrealización con el llamado de Jesús a tomar la cruz y negarse a uno mismo. A través de textos como Mateo 16:24 y Gálatas 2:20, invita a rendir los propios sueños, abrazar la debilidad, y vivir una fe centrada en Cristo y en la comunidad. Nos recuerda que el evangelio no gira en torno al yo, sino al propósito eterno de Dios. La cruz no es el fin, sino el inicio de una vida con sentido, gracia y verdadero gozo.

Cuando nuestras decisiones financieras nos conducen por el camino del déficit recurrente y la acumulación de deuda, no estamos enfrentando solamente un problema financiero, sino uno de carácter. Si queremos cambiar nuestras finanzas, tendremos que cambiar nuestra forma de ser.