Salmos 36
36
SALMO 36 (35)
Maldad del hombre y bondad de Dios#Salmo 36 En este salmo pueden distinguirse tres partes: una reflexión sapiencial (vv. 1-4 [2-5]), un himno o canto de alabanza al Señor (vv. 5-9 [6-10]) y una súplica (vv. 10-12 [11-13]).
1 (1) Del maestro de coro. De David, el servidor del Señor.
1 1 (2) La maldad habla al malvado
en lo íntimo de su corazón.
Jamás tiene él presente
que hay que temer a Dios.#36.1(2) Ro 3.18; cf. Sal 14.1-4; 53.1-4(2-5).
2 2 (3) Se cree tan digno de alabanzas,
que no encuentra odiosa su maldad.
3 3 (4) Es malhablado y mentiroso,
perdió el buen juicio, dejó de hacer el bien.
4 4 (5) Acostado en su cama, planea hacer lo malo;
tan aferrado está a su mal camino
que no quiere renunciar a la maldad.
5 5 (6) Pero tu amor, Señor,#36.5(6) Este paso brusco de la reflexión sapiencial a la alabanza hace resaltar más la oposición entre la bondad del Señor y la maldad del impío. Cf. Sal 5.4-6(5-7). llega hasta el cielo;
tu fidelidad alcanza al cielo azul.#36.5(6) Sal 57.10(11).
6 6 (7) Tu justicia es como las grandes montañas;
tus decretos son como el mar grande y profundo.
Tú, Señor, cuidas de hombres y animales.
7 7 (8) ¡Qué maravilloso es tu amor, oh Dios!
¡Bajo tus alas,#36.7(8) Bajo tus alas: Véase Sal 17.8 nota. los hombres buscan protección!
8 8 (9) Quedan completamente satisfechos
con la abundante comida de tu casa;
tú les das a beber de un río delicioso,
9 9 (10) porque en ti está la fuente de la vida
y en tu luz podemos ver la luz.
10 10 (11) Brinda siempre tu amor y tu justicia
a los que te conocen,
a los hombres honrados.
11 11 (12) No dejes que me pisoteen los orgullosos
ni que me zarandeen los malvados.
12 12 (13) ¡Vean cómo caen los malhechores!
¡Caen para no volver a levantarse!
Actualmente seleccionado:
Salmos 36: DHH94I
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
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SALMO 36 (35)
Maldad del hombre y bondad de Dios#Salmo 36 En este salmo pueden distinguirse tres partes: una reflexión sapiencial (vv. 1-4 [2-5]), un himno o canto de alabanza al Señor (vv. 5-9 [6-10]) y una súplica (vv. 10-12 [11-13]).
1 (1) Del maestro de coro. De David, el servidor del Señor.
1 1 (2) La maldad habla al malvado
en lo íntimo de su corazón.
Jamás tiene él presente
que hay que temer a Dios.#36.1(2) Ro 3.18; cf. Sal 14.1-4; 53.1-4(2-5).
2 2 (3) Se cree tan digno de alabanzas,
que no encuentra odiosa su maldad.
3 3 (4) Es malhablado y mentiroso,
perdió el buen juicio, dejó de hacer el bien.
4 4 (5) Acostado en su cama, planea hacer lo malo;
tan aferrado está a su mal camino
que no quiere renunciar a la maldad.
5 5 (6) Pero tu amor, Señor,#36.5(6) Este paso brusco de la reflexión sapiencial a la alabanza hace resaltar más la oposición entre la bondad del Señor y la maldad del impío. Cf. Sal 5.4-6(5-7). llega hasta el cielo;
tu fidelidad alcanza al cielo azul.#36.5(6) Sal 57.10(11).
6 6 (7) Tu justicia es como las grandes montañas;
tus decretos son como el mar grande y profundo.
Tú, Señor, cuidas de hombres y animales.
7 7 (8) ¡Qué maravilloso es tu amor, oh Dios!
¡Bajo tus alas,#36.7(8) Bajo tus alas: Véase Sal 17.8 nota. los hombres buscan protección!
8 8 (9) Quedan completamente satisfechos
con la abundante comida de tu casa;
tú les das a beber de un río delicioso,
9 9 (10) porque en ti está la fuente de la vida
y en tu luz podemos ver la luz.
10 10 (11) Brinda siempre tu amor y tu justicia
a los que te conocen,
a los hombres honrados.
11 11 (12) No dejes que me pisoteen los orgullosos
ni que me zarandeen los malvados.
12 12 (13) ¡Vean cómo caen los malhechores!
¡Caen para no volver a levantarse!
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.