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San Juan 12:1-19

San Juan 12:1-19 DHH94I

Seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betania, donde vivía Lázaro, a quien él había resucitado. Allí hicieron una cena en honor de Jesús; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comiendo con él. María trajo unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, y perfumó los pies de Jesús; luego se los secó con sus cabellos. Y toda la casa se llenó del aroma del perfume. Entonces Judas Iscariote, que era aquel de los discípulos que iba a traicionar a Jesús, dijo: —¿Por qué no se ha vendido este perfume por el equivalente al salario de trescientos días, para ayudar a los pobres? Pero Judas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que echaban en ella. Jesús le dijo: —Déjala, pues lo estaba guardando para el día de mi entierro. A los pobres siempre los tendrán entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán. Muchos de los judíos se enteraron de que Jesús estaba en Betania, y fueron allá, no solo para ver a Jesús sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado. Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque por causa suya muchos judíos se estaban separando de ellos para creer en Jesús. Mucha gente había ido a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Al día siguiente, supieron que Jesús iba a llegar a la ciudad. Entonces cortaron hojas de palmera y salieron a recibirlo, gritando: —¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Jesús encontró un burro y montó en él, como se dice en la Escritura: «No tengas miedo, ciudad de Sión; mira, tu Rey viene montado en un burrito.» Al principio, sus discípulos no entendieron estas cosas; pero después, cuando Jesús fue glorificado, se acordaron de que todo esto que le habían hecho estaba en la Escritura y se refería a él. La gente que estaba con Jesús cuando él llamó a Lázaro de la tumba y lo resucitó, contaba lo que había visto. Por eso, la gente salió al encuentro de Jesús, porque supieron de la señal milagrosa que había hecho. Pero los fariseos se decían unos a otros: —Ya ven ustedes que así no vamos a conseguir nada. Miren, ¡todo el mundo se va con él!

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