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San Marcos 11

11
Jesús entra en Jerusalén#11.1-11 Comienzo de la semana final (caps. 11—16). Los vv. 1-25 pueden entenderse como tres «parábolas dramatizadas»; véase Mt 21.1-22 n.
(Mt 21.1-11; Lc 19.28-40; Jn 12.12-19)
1Cuando ya estaban cerca de Jerusalén, al aproximarse a los pueblos de Betfagé y Betania, en el Monte de los Olivos,#11.1 Betfagé: aldea cercana a Jerusalén, en el camino a Betania, pueblo situado a unos 3 kms. al oriente de la ciudad. Monte de los Olivos: colina aprox. a 1 km. de Jerusalén. Jesús envió a dos de sus discípulos, 2diciéndoles:
—Vayan a la aldea que está enfrente, y al entrar en ella encontrarán un burro atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. 3Y si alguien les pregunta por qué lo hacen, díganle que el Señor lo necesita y que en seguida lo devolverá.#11.3 El Señor: otra posible traducción, tanto aquí como en Mt 21.3 y Lc 19.31: su amo. Según algunos mss., las últimas palabras del v. 3 son en seguida lo enviará acá, refiriéndose al dueño como sujeto del verbo.
4Fueron, pues, y encontraron el burro atado en la calle, junto a una puerta, y lo desataron.
5Algunos que estaban allí les preguntaron:
—¿Qué hacen ustedes? ¿Por qué desatan el burro?
6Ellos contestaron lo que Jesús les había dicho; y los dejaron ir. 7Pusieron entonces sus capas sobre el burro, y se lo llevaron a Jesús. Y Jesús montó. 8Muchos tendían sus capas por el camino, y otros tendían ramas que habían cortado en el campo.#11.8 Manifestaciones de aclamación (véase Mt 21.8 n.). 9Y tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban:
—¡Hosana!#11.9 ¡Hosana!: Véase Mt 21.9 n. ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!#11.9 ¡Bendito… del Señor!: Sal 118.25-26. 10¡Bendito el reino que viene, el reino de nuestro padre David! ¡Hosana en las alturas!
11Entró Jesús en Jerusalén y se dirigió al templo.#11.11 Templo: Véase Índice temático. Miró por todas partes y luego se fue a Betania con los doce discípulos, porque ya era tarde.
2. En Jerusalén
(11.12—13.37)
Jesús maldice la higuera sin fruto#11.12-14 Respecto al posible simbolismo de esta acción, véase Mt 21.1-22 n.
(Mt 21.18-19)
12Al día siguiente, cuando salían de Betania, Jesús sintió hambre. 13De lejos vio una higuera que tenía hojas, y se acercó a ver si también tendría fruto, pero no encontró más que las hojas, porque no era tiempo de higos.#11.13 La indicación de que no era tiempo de higos hace más probable el carácter simbólico de la acción de Jesús. Véase Mt 21.1-22 n. 14Entonces le dijo a la higuera:
—¡Nunca más vuelva nadie a comer de tu fruto!
Sus discípulos lo oyeron.
Jesús purifica el templo
(Mt 21.12-17; Lc 19.45-48; Jn 2.13-22)
15Después que llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y comenzó a echar de allí a los que estaban vendiendo y comprando. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero a la gente, y los puestos de los que vendían palomas;#11.15-17 Los comerciantes habían convertido un negocio legítimo en fuente de abusos; véase Mt 21.12 n. 16y no permitía que nadie pasara por el templo llevando cosas. 17Y se puso a enseñar, diciendo:
—En las Escrituras dice: “Mi casa será declarada casa de oración para todas las naciones”,#11.17 Is 56.7. pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones.#11.17 Jer 7.11.
18Al oír esto, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley comenzaron a buscar la manera de matar a Jesús, porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba admirada de su enseñanza. 19Pero al llegar la noche, Jesús y sus discípulos salieron de la ciudad.
Instrucción sobre la fe
(Mt 21.20-22)
20A la mañana siguiente pasaron junto a la higuera, y vieron que se había secado de raíz. 21Entonces Pedro, acordándose de lo sucedido, le dijo a Jesús:
—Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.#11.21 Cf. vv. 12-14.
22Jesús contestó:
—Tengan fe en Dios. 23Pues les aseguro que si alguien le dice a este cerro: “¡Quítate de ahí y arrójate al mar!”, y no lo hace con dudas, sino creyendo que ha de suceder lo que dice, entonces sucederá.#11.23 Respecto a la expresión proverbial referida, véase Mt 17.20 nota *; cf. Lc 17.6; 1 Co 13.2. 24Por eso les digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido, y lo recibirán.#11.24 Jn 14.13-14; 15.7. 25Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.#11.25 Mt 6.14-15; cf. Eclo 28.2-5. Algunos mss. añaden el v. 26: Pero si ustedes no perdonan, tampoco su Padre que está en el cielo les perdonará a ustedes sus pecados, frase tomada probablemente de Mt 6.15.
La autoridad de Jesús
(Mt 21.23-27; Lc 20.1-8)
27Después de esto regresaron a Jerusalén. Mientras Jesús andaba por el templo, se acercaron a él los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos, 28y le preguntaron:
—¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te dio la autoridad para hacerlo?#11.27-28 La pregunta es motivada por las acciones de Jesús relatadas en las secciones anteriores (vv. 1-26).
29-30Jesús les contestó:
—Yo también les voy a hacer una pregunta: ¿Quién envió a Juan#11.29-30 Juan: el Bautista (Mc 1.4-8; Jn 1.6,19-28). a bautizar, Dios o los hombres? Contéstenme, y yo les diré con qué autoridad hago esto.
31Ellos se pusieron a discutir unos con otros: «Si respondemos que Dios lo envió, va a decir: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?” 32¿Y cómo vamos a decir que lo enviaron los hombres?…» Tenían miedo de la gente, pues todos creían que Juan era un profeta. 33Así que respondieron a Jesús:
—No lo sabemos.
Entonces Jesús les contestó:
—Pues yo tampoco les digo con qué autoridad hago esto.

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