»Dios mismo lo afirma:
“Los profetas y los sacerdotes
son los primeros en hacer el mal;
¡hasta en el templo
cometen terribles maldades!
Por eso los voy a castigar
y caerá sobre ellos la desgracia.
¡Nada ni nadie podrá salvarlos!
”¡En Samaria he visto
las cosas más repugnantes!
Los profetas predican
en nombre del dios Baal
y hacen que mi pueblo me abandone.
Pero los profetas de Jerusalén
son peores que ellos;
no solo me abandonan,
sino que dicen mentiras
y ayudan a los malvados.
No hay uno solo de ellos
que quiera cambiar su conducta.
¡Son peores que la gente
de Sodoma y de Gomorra!”
»Por tanto, el Dios todopoderoso declara en contra de los profetas de Jerusalén:
“Ustedes son los responsables
de tanta maldad en este país.
Su sufrimiento será terrible
y su dolor no tendrá fin”.
»Y a ustedes, los israelitas, Dios les advierte:
“Esos profetas son unos mentirosos,
¡no les hagan caso!
Yo no les di ningún mensaje,
y los sueños que dicen haber tenido
son puro invento de ellos.
Aseguran que yo dije
que a los malvados
siempre les irá bien;
que a los que me desprecian
nada malo les pasará.
¡Pero ninguno de esos profetas
ha estado en mi presencia!
¡Ninguno de ellos ha querido
oír mi voz y obedecerme!
”Yo estoy muy enojado con ellos
y no voy a quedarme tranquilo
hasta que los haya castigado.
Mi enojo será como un huracán,
que azotará a esos malvados.
”¡Un día de estos entenderán
por qué hago todo esto!
”Esos profetas salen a predicar,
aunque yo no los he enviado
ni les he dado ningún mensaje.
Si hubieran estado en mi presencia,
habrían anunciado mi mensaje;
habrían invitado a mi pueblo
a dejar su mala conducta.
”Yo soy el Dios de Israel.
Nadie puede esconderse de mí,
pues yo estoy en todas partes,
lo mismo lejos que cerca.
”Ya he escuchado las mentiras de esos profetas. Según ellos, han soñado que les he dado un mensaje. ¡Eso lo inventaron ellos! ¿Cuándo dejarán de mentir? Lo que quieren es que mi pueblo me olvide, como me olvidaron sus antepasados por adorar al dios Baal.
”Yo, el Dios de Israel, les digo: si un profeta tiene un sueño, que lo cuente; si recibe un mensaje de mi parte, que lo comunique al pie de la letra. ¡Pero que se dejen de cuentos! Estoy cansado de sus mentiras. ¡Y todavía se atreven a decir que hablan de mi parte! Estoy en contra de esos profetas que dicen haber recibido mensajes de mi parte, pero yo no les he comunicado nada. Esa clase de mentiras no le hace ningún bien a mi pueblo; al contrario, lo conducen al error.
”Mi palabra es tan poderosa como el fuego, y tan dura como un martillo; ¡hasta puede hacer pedazos una roca! Les aseguro que así es.
”Escucha bien, Jeremías: Cuando un profeta o sacerdote, o alguien del pueblo, te pregunte si tienes algún mensaje de mi parte, respóndeles que sí lo tienes. Diles que voy a abandonarlos. Pero si otro profeta o sacerdote, o cualquier otra persona asegura tener un mensaje de mi parte, yo los castigaré, a ellos y a sus familias”».
Dios les dijo a los falsos profetas:
«Yo soy el Dios de la vida, el Dios todopoderoso. Si alguno de ustedes cambia mi mensaje por una mentira, se burla de mí. Más vale que nadie diga: “Tengo un mensaje de parte de Dios”. Al que se atreva a decirlo, le haré tragar sus propias palabras. Si preguntan entre ustedes, se darán cuenta que yo no le he hablado a nadie. Por eso les prohíbo decir: “Tengo un mensaje de parte de Dios”.