Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en la fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. Por eso su fe se le tomó en cuenta como justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que se le tomó en cuenta, sino también con respecto a nosotros, pues Dios tomará en cuenta nuestra fe, si creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, nuestro Señor, el cual fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación.
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Muchas veces los planes de Dios pueden parecernos “locos”, y nos da miedo lanzarnos a ellos y saltar. Si Dios es quien nos ordena hacerlo, ¿no estará allí para nosotros? A través del ejemplo de Abraham, veremos cómo se la jugó y decidió obedecer a Dios ciegamente, sin saber lo que le esperaba. Abraham alcanzó las promesas de Dios gracias a su gran fe. ¿Y tú? ¿Te animas a saltar?
La Palabra de Dios nos da instrucción sobre cómo vivir mientras estamos esperando. Todos estamos esperando algo, una promoción laboral, una oportunidad académica, un matrimonio, una casa, entre otros. Este tema nos concierne a todos. Mi idea no es brindarte consejos para soportar la espera. Más bien, repasar lo que dice la Palabra sobre este tiempo de espera.
Este devocional, está diseñado para aquellos que están esperando en las promesas del Señor y necesitan fortalecer su fe mientras esperan.
¿Te ha sucedido que, en algún momento de tu vida laboral, estudiantil o familiar, haces algo y alguien te felicita por ello, y al principio te alegras, pero luego piensas que pronto vendrá la parte negativa? A lo largo de este devocional, exploraremos tres escenarios clave para descubrir cómo Dios ve y valora cada aspecto de tu vida.
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