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Salmo 34:1-22

Salmo 34:1-22 NVI

Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo; lo alabarán siempre mis labios. Mi alma se gloría en el SEÑOR; lo oirán los humildes y se alegrarán. Engrandezcan al SEÑOR conmigo; exaltemos a una su nombre. Busqué al SEÑOR y él me respondió; me libró de todos mis temores. Los que lo miran están radiantes; jamás su rostro se cubre de vergüenza. Este pobre clamó, el SEÑOR lo oyó y lo libró de todas sus angustias. El ángel del SEÑOR acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos. Prueben y vean que el SEÑOR es bueno; dichosos los que se refugian en él. Teman al SEÑOR, ustedes sus santos, pues nada les falta a los que le temen. Los leoncillos se debilitan y tienen hambre, pero a los que buscan al SEÑOR nada les falta. Vengan, hijos míos, y escúchenme que voy a enseñarles el temor del SEÑOR. El que ama la vida y desea ver muchos días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. Los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus clamores; pero el rostro del SEÑOR está contra los que hacen el mal, para borrar de la tierra su memoria. Los justos claman, el SEÑOR los oye y los libra de todas sus angustias. El SEÑOR está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido. Muchas son las angustias del justo, pero el SEÑOR lo librará de todas ellas; le protegerá todos los huesos y ni uno solo le quebrarán. La maldad destruye a los malvados; serán condenados los enemigos de los justos. El SEÑOR libra a sus siervos; no serán condenados los que en él se refugian.

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