Psalms 73:21

No te llenes de impaciencia por ver como los malvados muchas veces pareciera que se salen con la suya; a veces podemos llegar a pensar que su maldad no tiene límite, peor aún, cuando se jactan supuestamente de que Dios es quien prospera sus planes. Todo aquel que vive sin Dios y sin ley tendrá que asumir las consecuencias de sus acciones.

La mansedumbre no es algo natural en nosotros, pero si es algo que podemos desear, es rendirse ante lo que Dios quiere usar en tu vida para tu bien. En este devocional meditaremos a través de los ejemplos de Jesús, José y Job, sobre cómo la mansedumbre nos permite vivir el propósito que Dios tiene para nuestras vidas.

Todos tenemos deseos que queremos cumplir, metas que soñamos lograr y que no siempre son fáciles y rápidas. ¡Aunque tampoco son imposibles! En este plan obtendrás una serie de llaves de la Palabra de Dios que nos ayudarán a ver logrado aquello que estamos soñando.

No podemos atender al llamado de Dios y tomar el lugar que nos ha dado para ejercer, si nuestro corazón no es sanado, restaurado, transformado, fortalecido y activado para trabajar en la obra de los últimos tiempos. Así nuestra vida será transformada en el momento en que dejemos atrás todas las experiencias dolorosas y aquellas relaciones que nos mantiene atados a sentimientos y pensamientos erróneos. Todo esto que arrastramos sin sanar constituye un estorbo y un gran lastre que no permite que avancemos en nuestra vida y en el llamado que Dios nos hace. Claudia Haro