Como resultado de la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo; también por medio de Él, y a través de la fe por identidad, tenemos acceso a esta gracia, que es vivir la vida de Dios en Cristo, y nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios.