¡Dios mío, escúchame! Mira las ruinas de la ciudad que lleva tu nombre. Estoy suplicando tu misericordia porque sé que no nos hemos portado bien. Te suplico porque sé que eres bondadoso y misericordioso. Dios mío, escucha mi oración y perdónanos. Dios mío, atiéndenos y no tardes en ayudarnos por amor a ti mismo, y por el bien de tu pueblo y de la ciudad en la que invocamos tu nombre».