Un Llamado a Ser Pacificadores: Más Allá De La Paz SuperficialMuestra

ES EN EL CORAZÓN DONDE COMIENZAN LAS GUERRAS.
Nuestro mundo está inmerso en el conflicto, una realidad palpable en los periódicos, la televisión y nuestro entorno diario. Las guerras, las divisiones, las tensiones interpersonales, los prejuicios, el racismo, la violencia y el terrorismo son manifestaciones constantes de esta realidad. En Santiago 4:1-2 se explica que el origen de los conflictos y las peleas no está en factores externos, sino en las pasiones y deseos egoístas que luchan dentro de cada persona.
Lamentablemente, nuestra civilización parece haber perdido su esencia: ya no es civilizada. Hemos reemplazado el diálogo amable por métodos violentos para resolver los conflictos. Un error crucial es creer que el conflicto es meramente externo, cuando en realidad nace en el interior, en el corazón de las personas, y luego se manifiesta hacia afuera.
Cuando no se resuelven esos conflictos internos, el resultado son relaciones, vidas y corazones heridos, lo que contribuye a una sociedad violenta. Los conflictos externos entre personas y naciones son un reflejo de la batalla interna que cada individuo libra con sus propias pasiones y codicias.
El desafío que enfrentamos es reflexionar sobre este problema y comprometernos a ser agentes de reconciliación en un mundo lleno de conflictos, convirtiéndonos en pacificadores.
Conclusión:
La verdadera paz no se logra evadiendo el conflicto, sino enfrentándolo desde la raíz: el corazón humano. Esto implica permitir que el Espíritu Santo tome el gobierno de nuestros corazones, ser sanados por Él de aquellas heridas del pasado, dejar de lado el odio y el rencor, y convertirnos en aquellos que Dios usa para sanar y restaurar los vínculos.
Escritura
Acerca de este Plan

Nuestro mundo, dolorosamente lleno de conflicto, refleja una raíz interna: el problema comienza en el corazón humano, manifestándose en división y violencia. Frente a esta realidad, Jesús nos llama a ser pacificadores, no meros evitadores de conflictos. Un pacificador es un agente activo que, imitando al Príncipe de Paz, toma la iniciativa para resolver conflictos y reconciliar relaciones. Ser pacificador exige un corazón limpio que renuncie a la amargura y busque la sabiduría de Dios para hablar. Es un llamado a ser como Cristo.
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Nos gustaría agradecer a Marcos Brandt por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.marcosbrandt.com.ar
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