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FE PRESTADA

En el Evangelio de Marcos encontramos otro ejemplo de cómo somos VISIBLES para Dios, aunque en este caso fueron cuatro hombres quienes ayudaron compartiendo su fe con alguien que posiblemente ya la había perdido por completo.

En el capítulo 2 se describe una ocasión en la que Jesús estaba enseñando en una casa. Era tan grande la multitud que no cabía nadie más y resultaba imposible acercarse para escucharle. Pero cuatro hombres vieron a un paralítico con una gran necesidad y decidieron hacerlo VISIBLE, aunque por su enfermedad él mismo quizá se sintiera inVISIBLE.

Sin pensarlo, lo subieron al tejado e hicieron un agujero lo bastante grande como para bajarlo justo frente a donde estaba Jesús. Una muestra de enorme fe, compromiso y cariño hacia él les llevó a hacer posible lo imposible. Imagínate lo que el dueño de la casa pudo haber pensado. Nada de lo que iba a suceder estaba garantizado, pero era una oportunidad única que aquellos hombres no iban a dejar pasar. ¡Qué acto de fe tan increíble! Arriesgaron todo por el bienestar del paralítico. Quizá él ya se había resignado, pero ellos ¡no! Su fe les impulsó a hacer lo inimaginable y, cuando lo bajaron y lo pusieron delante de Jesús, Él le dijo: «Hijo, tus pecados quedan perdonados». Antes que nada, Jesús declaró salvación. Un milagro que no se limitaba a su vida en la tierra, sino que trascendía a la eternidad. Minutos después también le dijo: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa». Recibió lo que tanto anhelaba y, además, lo que necesitaría para la eternidad.

Este pasaje nos recuerda la importancia de vivir en comunidad, de asistir a la iglesia, de estrechar relaciones y rodearnos de mentores que fortalezcan nuestra fe. Los cuatro hombres que cargaron al paralítico, que lo subieron al tejado y abrieron un boquete para acercarlo a Jesús, demostraron un esfuerzo que habla de un lazo cercano, muy probablemente de amistad. Nuestras amistades más íntimas, aquellas en las que confiamos nuestras situaciones, deberían ser personas llenas de fe, capaces de darnos un consejo que nos acerque a Dios y dispuestas a romper el techo por ti cuando sea necesario. Eso no significa que debamos aislarnos de quienes no comparten nuestra fe; al contrario, hay un mundo que necesita escuchar del amor de Dios, y tú puedes ser esa persona que rompa el techo y los haga VISIBLES para Dios, presentándoles la salvación por medio de Jesucristo.

Si alguna vez te has sentido como el paralítico, busca amigos o mentores con quienes puedas compartir esas situaciones que te hacen sentir inVISIBLE, para que te guíen de vuelta a Su presencia, para descansar tus cargas y mostrarte lo VISIBLE que eres para Dios. Recuerda que la Biblia, en Isaías 55, dice que Sus pensamientos y Sus caminos no son como los nuestros, sino que son más altos. ¡Dios tiene cosas grandes para ti en esta vida y una eternidad con Él! Da gracias, valora y acoge la fe prestada de esos amigos que te ayudarán a ver lo VISIBLE que eres para Dios.