Céntrate en tu por qué

Kylie es mi amiga más antigua y querida, y como muchas de mis amigas, participa con frecuencia en maratones. No estoy segura de si estoy viviendo indirectamente a través de ellas, pero parece que he acumulado muchas amigas a las que les encanta correr largas distancias. Una cosa que me encanta de Kylie es el hecho de que sigue el mismo ritual en cada maratón en el que participa. Tan pronto como suena el disparo de salida, dice en voz alta: «Kylie, todo lo que tienes que hacer es terminar».

A lo largo de la carrera, se dice esto a sí misma al menos cien veces. No intenta vencer a todos, no compara su ritmo con la velocidad de los demás corredores, simplemente establece su propio ritmo y corre su carrera. Y lo más importante, quiere llegar a la meta.

Es una gran lección para todos nosotros. Si nuestro objetivo es ser conformados y transformados a la imagen de Jesús, entonces ser más como Jesús es nuestro objetivo. Correr nuestra carrera, de la forma en que Jesús quiere que corramos nuestra carrera, es nuestro objetivo. Por lo tanto, no estamos aquí para vencer a nadie más; no estamos aquí para ser mejores que nadie más; estamos haciendo todo lo posible para parecernos más a Jesús.

Si inadvertidamente apartamos la vista del premio final —Jesús—, nuestros ojos se posarán en otras cosas como las personas, el estatus y la autogratificación, perderemos el equilibrio y nos desviaremos del camino. Si apartamos la vista de la meta, es muy posible que desarrollemos la mentalidad de que las cosas no se mueven lo suficientemente rápido. De que no estamos siendo recompensados o reconocidos lo suficientemente pronto. E incluso podríamos, sin querer, desarraigarnos a nosotros mismos y abandonar nuestro propósito.

Para ser honesta, durante algunos de los mayores desafíos de mi vida y los momentos más difíciles del ministerio —esos momentos en los que me encontré pensando: ¿Por qué estoy haciendo esto? y tenía veinte razones legítimas para renunciar—, he tenido que volver a centrarme en el objetivo final de cuándo y por qué Dios me llamó. Eso es lo que me ha sostenido en mis horas más oscuras. Es el por qué lo que me ayuda a seguir corriendo cuando el cómo no tiene sentido.

Tal vez esta sea la lucha que estás teniendo hoy. Quizás parte de la respuesta sea volver a centrarte en tu por qué. Gran parte de la respuesta podría ser no distraerse con cosas a corto plazo que satisfagan nuestros deseos inmediatos, para que podamos terminar nuestra carrera y alcanzar nuestro premio. Volvamos a centrar nuestros ojos, corazones y mentes en Jesús. Propongámonos terminar nuestra carrera y el ministerio que hemos recibido de Jesús, como escribió Lucas, para que podamos dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

Oración

Jesús, mi propósito es terminar mi carrera y el ministerio que he recibido de Ti. Por favor, ayúdame a alcanzar esta meta. Ayúdame a mantener mis ojos en Ti, el premio final. En Tu nombre, amén.

Continúa tu viaje

Este plan de lectura fue tomado de Aún no has terminado de Christine Caine. Lee más en ChristineCaine.com/Devo.