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LUCAS 15

15
Parábola del pastor que encuentra a su oveja#15.1-7 Las tres parábolas del cap. 15 forman una unidad literaria, en la que Jesús contesta a los fariseos que lo criticaban por tratar con gente de mala fama (vs. 1-2). El punto culminante se encuentra en la conclusión de la tercera parábola (vs. 25-32).
(Mt 18.10-14)
1Todos los que cobraban impuestos para Roma, y otras gentes de mala fama, se acercaban a escuchar a Jesús. 2Y los fariseos y maestros de la ley le criticaban diciendo:
–Este recibe a los pecadores#15.2 Pecadores: o gente de mala fama (Mt 9.10 nota h). y come con ellos.#15.1-2 Lc 5.29-30; 19.7.
3Entonces Jesús les contó esta parábola: 4“¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla?#15.4-7 La imagen del pastor y sus ovejas es típica del AT (Is 40.11; Ez 34); véase Jn 10.11 n. 5Y cuando la encuentra la pone contento sobre sus hombros, 6y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos y les dice: ‘¡Felicitadme, porque ya he encontrado la oveja que se me había perdido!’#15.6 Los verbos perder, encontrar y felicitar, que se repiten en cada una de las tres parábolas del cap. 15 (vs. 6,9,32) dan unidad al discurso y recalcan su tema unitario (véase 15.1-7 n.). 7Os digo que hay también más alegría en el cielo por un pecador que se convierte,#15.7 En el cielo: posible alusión a Dios mismo; véase Mt 3.2 nota d. que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse#15.7 Justos: Jesús parece referirse, con ironía, a los que se creen buenos y no ven la necesidad de volverse a Dios (cf. v. 2)..
Parábola de la mujer que encuentra su moneda
8“O bien, ¿qué mujer que tiene diez monedas#15.8 Diez monedas: lit. diez dracmas; moneda de valor aproximado al del denario (véase Tabla de Pesas, Monedas y Medidas). y pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? 9Y cuando la encuentra reúne a sus amigas y vecinas y les dice: ‘¡Felicitadme, porque ya he encontrado la moneda que había perdido!’#15.9 Felicitadme... encontrado... perdido: Véase 15.6 n. 10Os digo que así también hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte.”
Parábola del padre que recobra a su hijo
11Contó Jesús esta otra parábola: “Un hombre tenía dos hijos. 12El más joven le dijo: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.’ Y el padre repartió los bienes entre ellos.#15.12 Según la ley mosaica (Dt 21.17), al hijo primogénito le correspondía doble porción de la herencia. Aunque los bienes normalmente se repartían después de muerto el padre, en casos especiales éste podía hacer el reparto en vida. Cf. Lc 12.13 n. 13Pocos días después, el hijo menor vendió su parte#15.13 Vendió su parte: La expresión griega podría traducirse literalmente por lo juntó todo, pero el significado de la misma en contextos comerciales es lo convirtió en efectivo. y se marchó lejos, a otro país, donde todo lo derrochó viviendo de manera desenfrenada. 14Cuando ya no le quedaba nada, vino sobre aquella tierra una época de hambre terrible y él comenzó a pasar necesidad. 15Fue a pedirle trabajo a uno del lugar, que le mandó a sus campos a cuidar cerdos. 16Y él deseaba llenar el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.#15.15-16 Puesto que los cerdos eran animales impuros para los judíos (Lv 11.7-8; Dt 14.8), puede suponerse que el patrón no era judío. El cuidar cerdos era el trabajo más despreciable que un judío pudiera imaginar; más degradante aún sería compartir con ellos la comida (v. 16). Algarrobas: fruto del algarrobo, árbol común en Palestina; este fruto tiene forma de vaina y sirve de alimento a los animales; la gente sin recursos también lo comía en casos de necesidad. 17Al fin se puso a pensar: ‘¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras que aquí yo me muero de hambre! 18Volveré a la casa de mi padre y le diré: Padre, he pecado contra Dios y contra ti, 19y ya no merezco llamarme tu hijo: trátame como a uno de tus trabajadores.’ 20Así que se puso en camino y regresó a casa de su padre.
“Todavía estaba lejos, cuando su padre le vio; y sintiendo compasión de él corrió a su encuentro y le recibió con abrazos y besos. 21El hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra Dios y contra ti, y ya no merezco llamarme tu hijo.’ 22Pero el padre ordenó a sus criados: ‘Sacad en seguida las mejores ropas y vestidlo; ponedle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies.#15.22 El padre le restituye los símbolos de su categoría de hijo: el anillo, signo de autoridad, y las sandalias, signo de hombre libre (los esclavos andaban descalzos). 23Traed el becerro cebado y matadlo. ¡Vamos a comer y a hacer fiesta, 24porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y le hemos encontrado!’ Y comenzaron, pues, a hacer fiesta.
25“Entre tanto, el hijo mayor#15.25-32 Al concluir la parábola con la actitud del hijo mayor, Jesús pone de relieve la actitud de los fariseos y maestros de la ley, a la cual responde con estas parábolas (véase 15.1-7 n.). se hallaba en el campo. Al regresar, llegando ya cerca de la casa, oyó la música y el baile. 26Llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba, 27y el criado le contestó: ‘Tu hermano ha vuelto, y tu padre ha mandado matar el becerro cebado, porque ha venido sano y salvo.’ 28Tanto irritó esto al hermano mayor, que no quería entrar; así que su padre tuvo que salir a rogarle que lo hiciese. 29Él respondió a su padre: ‘Tú sabes cuántos años te he servido, sin desobedecerte nunca, y jamás me has dado ni siquiera un cabrito para hacer fiesta con mis amigos. 30En cambio, llega ahora este hijo tuyo, que ha malgastado tu dinero con prostitutas, y matas para él el becerro cebado.’
31“El padre le contestó: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. 32Pero ahora debemos hacer fiesta y alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado.’ ”#15.32 Alegrarnos... perdido... encontrado: los mismos términos de los vs. 6 y 9, pero dirigidos ahora al hijo mayor y aplicados, con fina ironía, a los mismos dirigentes religiosos que se jactaban de haberse conservado fieles a la ley de Dios (cf. v. 31).

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LUCAS 15: DHHE

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