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Zacarías 1

1
I. VISIONES PROFÉTICAS#1.1—8.23 La primera parte del libro (caps. 1—8) presenta una serie de ocho visiones proféticas. En ellas se anuncia la restauración de la comunidad judía después de las dificultades del exilio en Babilonia y de los conflictos surgidos al regreso del destierro.
(1—8)
a) Llamado a la conversión
(1.1-6)
Llamamiento del Señor a su pueblo
1En el mes octavo del año segundo del gobierno del rey Darío,#1.1 Darío I fue rey de Persia durante los años 522-486 a.C. El mes octavo del año segundo corresponde a octubre-noviembre del 520 a.C., dos meses después de la primera profecía de Hageo (Hag 1.1). el Señor dirigió#1.1 Con respecto al encabezamiento de los libros proféticos, véase Is 1.1 nota. este mensaje al profeta Zacarías,#1.1 Zacarías provenía de una familia sacerdotal que había regresado a Jerusalén al finalizar el exilio (Neh 12.4). Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó: En Esd 5.1; 6.14, se menciona a Zacarías como hijo de Idó, pero no hay duda de que en ambos casos se trata del mismo profeta, contemporáneo de Hageo. No debe ser confundido con el mencionado en Mt 23.35. hijo de Berequías y nieto de Idó. Le dijo:
2-3«Yo, el Señor todopoderoso, me enojé mucho con los antepasados de ustedes.#1.2-3 El Señor exhorta a la nueva generación de judíos a volverse a él, a fin de evitar su enojo, que había traído como consecuencia la destrucción de Jerusalén y la deportación a Babilonia. Cf. Is 55.7; Mal 3.7. Por eso, dile ahora de mi parte al pueblo: “Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes. Yo, el Señor, lo afirmo. 4No hagan como sus antepasados, a quienes los antiguos profetas#1.4 La expresión los antiguos profetas alude a aquellos que profetizaron antes del exilio, con anterioridad al año 587 a.C. Esos profetas han muerto, pero su palabra sigue siendo eficaz. Cf. Is 45.22; Jer 18.11; 25.5; 35.15; Ez 33.11. les dijeron de parte mía que abandonaran su mala conducta y sus malas acciones, pero ellos no quisieron escucharme ni hacerme caso. Yo, el Señor, lo afirmo. 5Pero ahora, ¿dónde están aquellos antepasados de ustedes? ¿Acaso vivirán siempre los profetas? 6Sin embargo, mis palabras#1.6 Cf. Is 40.7-8. y mandatos, que yo había encomendado a mis siervos los profetas, llegaron a los antepasados de ustedes. Y ellos se volvieron a mí, reconociendo que yo, el Señor todopoderoso, los había tratado como su conducta y sus acciones merecían.”»
b) Las visiones simbólicas
(1.7—6.8)
Visión de los jinetes#1.7-17 Con el relato de esta visión, el profeta anuncia a sus oyentes que una nueva era está por comenzar, aunque momentáneamente no se perciba ninguna señal. El signo anunciador de esta nueva era será la reconstrucción de Jerusalén y del templo (cf. Zac 1.16-17).
7Este es el mensaje que yo, el profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó, recibí del Señor el día veinticuatro del mes once (el llamado mes de Sebat) del año segundo del gobierno del rey Darío.#1.7 El mes once o de Sebat corresponde a enero-febrero del 519 a.C. Cf. Hag 1.1. 8Una noche tuve esta visión: Vi un jinete#1.8 El jinete es posiblemente el ángel del Señor al que se hace referencia en el v. 11. montado en un caballo rojo. Estaba parado en un valle, entre unos arrayanes,#1.8 Arrayanes o mirtos: árboles pequeños que crecen en los valles del cercano Oriente. y detrás de él había un grupo de caballos, unos rojos, otros castaños y otros blancos.#1.8 Los caballos, con sus respectivos jinetes, designan simbólicamente a los ángeles inspectores del mundo (v. 10). El texto griego incluye un cuarto grupo de caballos negros. Cf. Zac 6.2-3; Ap 6.2-8. 9Yo pregunté: «Señor, ¿quiénes son esos jinetes?» Y el ángel que hablaba conmigo me contestó: «Yo te mostraré quiénes son.» 10Entonces el que estaba entre los arrayanes dijo: «Estos son los que el Señor ha enviado a recorrer toda la tierra.»
11Los jinetes le dijeron entonces al ángel del Señor#1.11 El ángel del Señor: El contexto parece indicar que se trata del jefe de los otros ángeles. El significado de esta expresión en los textos bíblicos más antiguos se explica en Gn 16.7 nota. que estaba entre los arrayanes: «Hemos recorrido toda la tierra, y la hemos encontrado tranquila y en paz.»#1.11 La expresión tranquila y en paz destaca la calma que imperaba en el imperio persa. Una inscripción antigua hace referencia a la calma y tranquilidad que reinó en Persia cuando se puso fin a una rebelión contra Darío. Ese período de paz inquietaba al profeta y al pueblo judío, ya que no se percibían los cambios anunciados por Hageo (Hag 2.6,21-23), que darían inicio a la era mesiánica. 12El ángel del Señor dijo: «Señor todopoderoso, hace ya setenta años#1.12 Los setenta años corresponden aproximadamente a la duración del exilio en Babilonia (cf. Jer 25.11; 29.10, y véase también Zac 7.5 n.). que estás enojado con Jerusalén y con las ciudades de Judá. ¿Cuánto tiempo habrá de pasar aún antes de que vuelvas a tenerles compasión?»
13El Señor respondió con bondadosas palabras de consuelo al ángel que hablaba conmigo, 14y luego el ángel me ordenó que anunciara: «Esto dice el Señor todopoderoso: “Yo amo profundamente#1.14 Amo profundamente: Lit. estoy celoso. Los celos del Señor surgen del amor profundo que él siente por su pueblo. Cf. Ex 20.5; Dt 5.9. a Jerusalén y al monte Sión. 15Por eso mi furor se ha encendido contra esas naciones despreocupadas#1.15 Esas naciones despreocupadas son los enemigos de Judá, particularmente Asiria (Is 10.5) y Babilonia (Is 47.6; Jer 25.9), que fueron instrumentos de la ira del Señor y causaron graves padecimientos al pueblo de Israel. que, cuando yo estaba poco enojado, ayudaron a agravar la maldad. 16Por lo tanto, yo, el Señor, digo: Ahora me he vuelto con compasión a Jerusalén, y voy a hacer que el templo y toda la ciudad sean reconstruidos.”»
17El ángel me dijo además: «Anuncia también esto: “El Señor todopoderoso dice: Voy a hacer que mis ciudades prosperen mucho otra vez; voy a dar nuevo aliento a Sión, y voy a proclamar de nuevo a Jerusalén como mi ciudad elegida.”»
Visión de los cuernos y los herreros#1.18-21(2.1-4) Los números entre paréntesis corresponden a la numeración en el texto hebreo. La segunda visión revela que Dios está dispuesto a poner bajo su dominio, en el reino mesiánico, a todas las potencias que han oprimido a Israel. El número cuatro es símbolo de universalidad y se relaciona con los puntos cardinales (Is 11.12).
18 18 (2.1) Tuve otra visión, en la cual vi aparecer cuatro cuernos.#1.18(2.1) En el AT, los cuernos representan la fuerza y el poderío (véase Am 6.13 n.). Aquí se refieren a las naciones poderosas que sometieron a los israelitas (cf. Dn 7.14-27). 19 19 (2.2) Le pregunté al ángel que estaba hablando conmigo qué significaban aquellos cuernos, y él me contestó: «Estos cuernos representan el poder de los que han dispersado por todas partes a los habitantes de Judá, Israel y Jerusalén.»
20 20 (2.3) Después el Señor me hizo ver a cuatro herreros.#1.20(2.3) Los cuatro herreros son símbolo del poder de Dios, que terminará por destruir a todos los enemigos de su pueblo. Cf. Hag 2.21-22. 21 21 (2.4) Yo pregunté: «¿A qué han venido estos herreros?» Y él me contestó: «Así como esos cuernos representan a los que dispersaron a Judá, de tal modo que nadie podía levantar cabeza, estos herreros han venido a hacer temblar de espanto y a cortarles los cuernos a las naciones que, dando cornadas a Judá, dispersaron a sus habitantes.»

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