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Lamentaciones 5

5
V. QUINTO LAMENTO#5.1-22 Por su forma y contenido, esta quinta lamentación se asemeja a las súplicas colectivas del Salterio (véase Introducción a los Salmos [3] [b]). Como en los poemas anteriores, aquí se expresa el dolor de un pueblo que ha sido arrasado por completo y que lucha, a pesar de todo, para no hundirse en la desesperanza (cf. v. 21). Cf. Sal 44.9-26; 74; 79.
(5.1-22)
1 # 5.1 (número del v.) A diferencia de las otras lamentaciones, aquí no se emplea el artificio alfabético, aunque también este poema consta de 22 vv. (el número de letras del alfabeto hebreo). Recuerda, Señor, lo que nos ha pasado;
míranos, ve cómo nos ofenden.
2Todo lo nuestro está ahora en manos de extranjeros;
ahora nuestras casas son de gente extraña.
3Estamos huérfanos, sin padre;
nuestras madres han quedado como viudas.#5.3 En el AT, y en general en todo el antiguo Oriente, huérfanos y viudas eran los representantes típicos de las personas indefensas y desprotegidas (véanse las referencias en Sal 68.5[6] n.). Véase también Dt 16.9-12 n.; Lm 1.1 nota y Huérfanos en el Índice temático.
4¡Nuestra propia agua tenemos que comprarla;
nuestra propia leña tenemos que pagarla!
5Nos han puesto un yugo en el cuello;
nos cansamos, y no nos dejan descansar.
6Para llenarnos de pan, tendemos la mano
a los egipcios y a los asirios.
7Nuestros padres pecaron, y ya no existen,
y nosotros cargamos con sus culpas.#5.7 Nuestros padres... con sus culpas: Cf. Jer 31.29; Ez 18.2.
8Ahora somos dominados por esclavos,
y no hay quien nos libre de sus manos.
9El pan lo conseguimos a riesgo de la vida
y a pesar de los guerreros del desierto.
10La piel nos arde como un horno,
por la fiebre que el hambre nos causa.
11En Sión y en las ciudades de Judá,
mujeres y niñas han sido deshonradas.
12Nuestros jefes fueron colgados de las manos,
los ancianos no fueron respetados.
13A los hombres más fuertes los pusieron a moler;
los jóvenes cayeron bajo el peso de la leña.
14Ya no hay ancianos a las puertas de la ciudad;#5.14 Las puertas de la ciudad: Véase Sal 127.2 n.
ya no se escuchan canciones juveniles.
15Ya no tenemos alegría en el corazón;
nuestras danzas de alegría acabaron en tristeza.
16Se nos cayó de la cabeza la corona;
¡ay de nosotros, que hemos pecado!
17Por eso tenemos enfermo el corazón;
por eso se nos nubla la vista.
18El monte Sión#5.18 El monte Sión: Véase Sal 2.6 n. es un montón de ruinas;
en él van y vienen las zorras.
19Pero tú, Señor, por siempre reinarás;
¡siempre estarás en tu trono!#5.19 Cf. Sal 102.12; 145.13; 146.10. Ni siquiera en las circunstancias más penosas el pueblo deja de alabar al Señor y de confiar en él (cf. Sal 22.3-5[4-6]).
20¿Por qué has de olvidarnos para siempre?
¿Por qué has de abandonarnos tanto tiempo?#Sal 74.1.
21¡Haznos volver a ti, Señor, y volveremos!
¡Haz que nuestra vida sea otra vez lo que antes fue!#5.21 Cf. Sal 80.3-7; Jer 31.18.
22Pero tú nos has rechazado por completo;#5.22 Cf. Sal 74.1.
mucho ha sido tu enojo con nosotros.#5.19-22 La profesión de fe en la realeza del Señor (v. 19) y la súplica (vv. 20-21) marcan el punto culminante de esta quinta lamentación: ellas mantienen viva la esperanza en el Señor y en el poder que tiene para renovar la vida (cf. Ro 4.18-21).

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