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Hechos 15

15
3. La reunión en Jerusalén
(15.1-35)
Decisión de los apóstoles y los ancianos#15.1-21 Los vv. 1-29 relatan la consulta celebrada para aclarar la participación de los creyentes no judíos en la iglesia cristiana. Puede ser la misma ocasión narrada en Gl 2.1-10, aunque los intentos de armonizar los detalles no han dado resultados definitivos. Véase Gl 2.1 nota.
1Por aquel tiempo, algunos que habían ido de Judea a Antioquía comenzaron a enseñar a los hermanos que no podían salvarse si no se sometían al rito de la circuncisión, conforme a la práctica establecida por Moisés.#15.1 Estas personas consideraban que, puesto que el cristianismo era el cumplimiento de las promesas hechas a Israel, los no judíos tenían que hacerse judíos para salvarse; para ello, debían circuncidarse (cf. Gn 17.12; Lv 12.3) y cumplir la ley de Moisés (v. 5). 2Pablo y Bernabé tuvieron una fuerte discusión con ellos, y por fin Pablo, Bernabé y algunos otros fueron nombrados para ir a Jerusalén a tratar este asunto con los apóstoles y ancianos de la iglesia de aquella ciudad.
3Enviados, pues, por los de la iglesia de Antioquía, al pasar por las regiones de Fenicia y Samaria contaron cómo los no judíos habían dejado sus antiguas creencias para seguir a Dios. Y todos los hermanos se alegraron mucho con estas noticias.
4Cuando Pablo y Bernabé llegaron a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y por los apóstoles y ancianos, y contaron todo lo que Dios había hecho con ellos. 5Pero algunos fariseos que habían creído,#15.5 Fariseos que habían creído: Éstos, al igual que Pablo (Hch 23.6; Flp 3.5), aún se consideraban fariseos (véase Índice temático), y veían en Jesús el cumplimiento de sus esperanzas mesiánicas, conforme a la fe judaica. se levantaron y dijeron:
—Es necesario circuncidar a los creyentes que no son judíos, y mandarles que cumplan la ley de Moisés.
6Se reunieron entonces los apóstoles y los ancianos#15.6 Ancianos: dirigentes de la iglesia de Jerusalén; aunque, al parecer, también había otros presentes (vv. 12,22). para estudiar este asunto. 7Después de mucho discutir, Pedro se levantó y les dijo:
—Hermanos, ustedes saben que hace tiempo Dios me escogió de entre ustedes para anunciar la buena noticia a los no judíos, para que ellos crean.#Hch 10.1-43. 8Y Dios, que conoce los corazones, mostró que los aceptaba, pues les dio el Espíritu Santo a ellos lo mismo que a nosotros.#15.8 Hch 10.44-47; cf. Hch 2.4. 9Dios no ha hecho ninguna diferencia entre ellos y nosotros, pues también ha purificado sus corazones por medio de la fe. 10Ahora pues, ¿por qué desafían ustedes a Dios imponiendo sobre estos creyentes una carga#15.10 Carga: Lit. yugo, símbolo de sumisión, usado por algunos rabinos en relación con la ley mosaica. Nótese el contraste con el «yugo» de Jesús en Mt 11.28-30. Cf. Ro 3.20-24; Gl 2.16; Ef 2.8-9. que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido llevar?#15.10 Mt 23.4; Lc 11.46; Gl 5.1-3. 11Al contrario, nosotros creemos que somos salvados gratuitamente por la bondad del Señor Jesús, lo mismo que ellos.
12Todos se callaron y escucharon mientras Bernabé y Pablo hablaban de las señales y milagros que Dios había hecho por medio de ellos entre los no judíos. 13Cuando terminaron de hablar, Santiago#15.13 Santiago: Hch 12.17 n. dijo:
—Hermanos, óiganme: 14Simón#15.14 Simón: esto es, Pedro (v. 7). El texto griego dice aquí Simeón, que es la forma hebrea del mismo nombre. nos ha contado cómo Dios favoreció por primera vez a los no judíos, escogiendo también de entre ellos un pueblo para sí mismo. 15Esto está de acuerdo con lo que escribieron los profetas, como dice en la Escritura:
16“Después de esto volveré
y reconstruiré la caída choza de David;#15.16 Reconstruiré... de David: en el sentido de restaurar el reinado de la casa o dinastía de éste.
reconstruiré sus ruinas
y la volveré a levantar,
17para que los demás busquen al Señor
junto con todas las naciones
que han sido consagradas a mi nombre.
18El Señor, que dio a conocer estas cosas
desde tiempos antiguos,
ha dado su palabra.”#15.16-18 Am 9.11-12 (gr.). En el v. 18, la cita de Amós se combina con una alusión a Is 45.21.
19»Considero, por lo tanto, que no se les debe imponer cargas innecesarias a aquellos que, no siendo judíos, dejan sus antiguas creencias para seguir a Dios. 20Basta con escribirles que se aparten de todo lo que haya sido contaminado por los ídolos, que eviten los matrimonios prohibidos y que no coman carne de animales estrangulados o ahogados, ni tampoco sangre.#15.20 Lo más probable es que estas cuatro prohibiciones se refieran a cuestiones rituales: comer la carne sacrificada a los ídolos (cf. 1 Co 8.10), los matrimonios prohibidos por la ley (cf. Lv 18.6-18; Nm 25.1; también 2 Co 6.14), comer carne de animales estrangulados o ahogados, que podían contener sangre, y comer la sangre misma (cf. Gn 9.4; Lv 17.10-16). De esta manera se facilitaba la convivencia con los cristianos procedentes del judaísmo, que continuaban practicando sus costumbres tradicionales. 21Porque desde los tiempos antiguos hay en cada pueblo quienes predican la ley de Moisés, la cual se lee en las sinagogas cada sábado.
La carta a los no judíos
22Los apóstoles y los ancianos, con toda la iglesia,#15.22 Los apóstoles y ancianos se reunieron (v. 6), pero toda la iglesia tomó parte en el acuerdo (cf. v. 12). decidieron escoger algunos de entre ellos y enviarlos a Antioquía junto con Pablo y Bernabé. Nombraron a Judas, que también se llamaba Barsabás,#15.22 Judas Barsabás no aparece fuera de este relato. y a Silas,#15.22 Silas: compañero de Pablo en su segundo viaje misionero (Hch 15.40; 16.19; 17.14, etc.); es, probablemente, el mismo que se menciona en las cartas con el nombre latino Silvano (2 Co 1.19; 1 Ts 1.1; 2 Ts 1.1; 1 P 5.12). hombres de importancia entre los hermanos, 23y con ellos mandaron la siguiente carta:
«Nosotros los apóstoles y los ancianos hermanos de ustedes saludamos a nuestros hermanos que no son judíos y que viven en Antioquía, Siria y Cilicia.#15.23 Había ya iglesias en Siria y Cilicia, provincias que se hallaban alrededor de Antioquía; cf. v. 41. 24Hemos sabido que algunas personas han ido de aquí sin nuestra autorización, y que los han molestado a ustedes con sus palabras, y los han confundido. 25Por eso, de común acuerdo, nos ha parecido bien nombrar a algunos de entre nosotros para que vayan a verlos a ustedes junto con nuestros muy queridos hermanos Bernabé y Pablo, 26quienes han puesto sus vidas en peligro por la causa#15.26 Han puesto sus vidas en peligro por la causa: otra posible traducción: se han dedicado por completo a la causa. de nuestro Señor Jesucristo. 27Así que les enviamos a Judas y a Silas: ellos hablarán personalmente con ustedes para explicarles todo esto. 28Pues ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponer sobre ustedes ninguna carga aparte de estas cosas necesarias: 29que no coman carne de animales ofrecidos en sacrificio a los ídolos, que no coman sangre ni carne de animales estrangulados y que eviten los matrimonios prohibidos.#15.29 Que no coman... prohibidos: Véase 15.20 n. Si se guardan de estas cosas, actuarán correctamente. Saludos.»
30Así que ellos, después de despedirse, se dirigieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación le entregaron la carta. 31Cuando los hermanos la leyeron, se alegraron mucho por el consuelo que les daba.#15.31 Consuelo: o ánimo. 32Y como Judas y Silas también eran profetas,#15.32 Eran profetas: Véase 1 Co 14.1 n. consolaron#15.32 Consolaron: o exhortaron. y animaron mucho con sus palabras a los hermanos. 33Al cabo de algún tiempo, los hermanos los despidieron con saludos de paz, para que regresaran#15.33 Para que regresaran: es decir, a Jerusalén. a quienes los habían enviado.#15.33 Algunos mss. incluyen el v. 34: Pero Silas decidió quedarse, quizás añadido para explicar la presencia de Silas nuevamente en Antioquía, según el v. 40. 35Pero Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía#15.35 Según Hch 13.1-3, Pablo y Bernabé habían sido enviados por la iglesia de Antioquía (de Siria); ahora salían de nuevo a sus labores misioneras (vv. 39-41). y, junto con otros muchos, siguieron enseñando y anunciando el mensaje de la buena noticia del Señor.
4. Segundo viaje misionero de Pablo#15.36-41 Aquí comienza el relato del segundo de los tres viajes misioneros de Pablo, que duró unos tres años y terminó con su regreso a Antioquía (Hch 18.22).
(15.36—18.22)
Pablo se separa de Bernabé
36Algún tiempo después, Pablo dijo a Bernabé:
—Vamos a visitar otra vez a los hermanos en todas las ciudades donde hemos anunciado el mensaje del Señor, para ver cómo están.
37Bernabé quería llevar con ellos a Juan, al que también llamaban Marcos; 38pero a Pablo no le pareció conveniente llevarlo, porque Marcos los había abandonado en Panfilia#Hch 13.13. y no había seguido con ellos en el trabajo. 39Fue tan serio el desacuerdo, que terminaron separándose: Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó para Chipre, 40mientras Pablo, por su parte, escogió a Silas y, encomendado por los hermanos al amor del Señor, salió de allí#15.40 Silas, que según los vv. 32-33 había viajado a Jerusalén, se encontraba de nuevo en Antioquía. 41y pasó por Siria y Cilicia animando a los hermanos en las iglesias.

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Hechos 15: DHH94I

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