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2 Reyes 19

19
Judá es librado de Senaquerib
(2~Cr 32.20-23; Is 37.1-38)
1Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó sus vestiduras, se puso ropas ásperas en señal de dolor y se fue al templo del Señor. 2Y envió a Eliaquim, mayordomo de palacio, al cronista Sebná y a los sacerdotes más ancianos, con ropas ásperas en señal de dolor, a ver al profeta Isaías,#19.2 Ésta es la primera vez que se menciona al profeta Isaías en el libro de Reyes, aunque venía ejerciendo su actividad profética desde mucho tiempo antes (cf. Is 6.1 nota; 7.3). hijo de Amós,#19.2 La consulta a los profetas, en tiempos de guerra, era una costumbre habitual en el antiguo Oriente (1 R 22.6-23; 2 R 3.11; Jer 21.1-2; cf. 2 R 6.8-12). Véase también Ez 21.21(26) n. 3y a decirle de parte del rey: «Hoy estamos en una situación de angustia, castigo y humillación,#19.3 El profeta Isaías se había opuesto a la rebelión de Ezequías contra el rey de Asiria, criticando sus intentos de entrar en alianza con Egipto (Is 30.1-5; 31.1-3). Además, había anunciado que Asiria era un instrumento del Señor para castigar a Judá por sus pecados. (Is 10.5-6; cf. 7.17). como una mujer que, a punto de dar a luz, se quedara sin fuerzas.#19.3 Como una mujer... sin fuerzas: Esta sugestiva imagen indica el estado de postración en que había caído Judá a causa de la invasión de Senaquerib (cf. Os 13.13). 4Ojalá el Señor tu Dios haya oído las palabras del oficial enviado por su amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios viviente, y ojalá lo castigue por las cosas que el Señor mismo, tu Dios, habrá oído. Ofrece, pues, una oración por los que aún quedan.»
5Los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, 6e Isaías les encargó que respondieran a su amo: «El Señor dice: “No tengas miedo de esas palabras ofensivas que dijeron contra mí los criados del rey de Asiria. 7Mira, yo voy a hacer que llegue a él un rumor que lo obligue a volver a su país, y allí lo haré morir asesinado.”»#19.7 Cf. 2 R 19.35-36.
8El oficial asirio se enteró de que el rey de Asiria se había ido de la ciudad de Laquis.#19.8-20 Algunos comentaristas piensan que esta sección se refiere a una segunda campaña de Senaquerib contra Judá, cerca del 688 a.C. Otros, en cambio, ponen en duda la existencia de esta segunda campaña, ya que para esa fecha el rey asirio estaba ocupado en someter a los grupos rebeldes de Babilonia. Entonces se fue de Jerusalén, y encontró al rey de Asiria atacando a Libná. 9Allí el rey de Asiria oyó decir que el rey Tirhaca de Etiopía#19.9 Tirhaca reinó en Egipto entre el 685 y el 664 a.C. En el año 701 a.C. aún no había ascendido al trono de Egipto, pero tenía bajo su mando las tropas egipcias que operaban en Palestina contra Senaquerib. Aquí y en Is 37.9 se habla de Tirhaca de Etiopía porque él fue el tercero y último rey de una dinastía de origen etiope. había emprendido una campaña militar contra él. Una vez más, el rey de Asiria envió embajadores al rey Ezequías de Judá, 10a decirle: «Tu Dios, en el que tú confías, te asegura que Jerusalén no caerá en mi poder; pero no te dejes engañar por él. 11Tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria con todos los países que han querido destruir. ¿Y te vas a salvar tú? 12¿Acaso los dioses salvaron a los otros pueblos que mis antepasados destruyeron: a Gozán, a Harán, a Résef, y a la gente de Bet-edén que vivía en Telasar? 13¿Dónde están los reyes de Hamat, de Arpad, de Sefarvaim, de Hená y de Ivá?»#19.11-13 Véase 2 R 18.35 n.
14Ezequías tomó la carta que le entregaron los embajadores, y la leyó. Luego se fue al templo y, extendiendo la carta delante del Señor,#19.14 Delante del Señor: es decir, ante el arca de la alianza, como parece indicarlo la mención de los querubines en el v. siguiente (cf. 2 S 7.18). 15oró así: «Señor, Dios de Israel, que tienes tu trono sobre los querubines:#19.15 Querubines: Ex 25.18-22; 1 S 4.4; Sal 80.1; Is 37.16; Ez 1.26-28. tú solo eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú creaste el cielo y la tierra.#19.15 Esta profesión de fe en el Señor, Dios único y universal, se opone a la falsa idea que los asirios tenían de él (cf. 2 R.18.35). 16Pon atención, Señor, y escucha. Abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que Senaquerib mandó decirme, palabras todas ellas ofensivas contra ti, el Dios viviente. 17Es cierto, Señor, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras, 18y que han echado al fuego sus dioses, porque en realidad no eran dioses, sino objetos de madera o de piedra hechos por el hombre.#19.18 Objetos de madera o de piedra hechos por el hombre: Véase Sal 115.4-8 n.; cf. también Dt 4.28; Jer 2.27; 3.9. Por eso los destruyeron. 19Ahora pues, Señor y Dios nuestro, sálvanos de su poder, para que todas las naciones de la tierra sepan que tú, Señor, eres el único Dios.»#19.19 Que todas las naciones... el único Dios: Cf 1 R 8.60.
20Entonces Isaías mandó a decir a Ezequías: «Esto dice el Señor, Dios de Israel: “Yo he escuchado la oración que me hiciste acerca de Senaquerib, rey de Asiria.”»
21Estas son las palabras que dijo el Señor acerca del rey de Asiria:
«La ciudad de Sión,#19.21 El Señor responde a la plegaria del rey por medio del profeta Isaías. «La ciudad de Sión»: Véase Sal 2.6 n. como una muchacha,
se ríe de ti, Senaquerib.
Jerusalén mueve burlonamente la cabeza
cuando tú te retiras.
22¿A quién has ofendido e insultado?
¿Contra quién alzaste la voz
y levantaste los ojos altaneramente?
¡Contra el Dios Santo de Israel!#19.22 El Dios santo de Israel: Véase Is 1.4 n.
23Por medio de tus mensajeros insultaste al Señor.
»Dijiste:
»“Con mis innumerables carros de guerra
subí a las cumbres de los montes,
a lo más empinado del Líbano.
Corté sus cedros más altos,
sus pinos más bellos.
Llegué a sus cumbres más altas,
a sus bosques, que parecen jardines.
24En tierras extrañas
cavé pozos y bebí de esa agua,
y con las plantas de mis pies
sequé todos los ríos de Egipto.”#19.23-24 Los cedros del Líbano (véanse 1 R 7.2 n.; Jer 22.6 n.) y los ríos de Egipto, es decir, el Nilo y los canales del Delta (cf. Ez 29.3), eran fuente de riqueza y motivo de orgullo para aquellos países. Cedros y pinos: Véase Is 37.24 n.
25¿Pero no sabías que soy yo, el Señor,
quien ha dispuesto todas estas cosas?
Desde tiempos antiguos lo había planeado,
y ahora lo he realizado;
por eso tú destruyes ciudades fortificadas
y las conviertes en montones de ruinas.#19.25 Cf. Is 10.5-15.
26Sus habitantes, impotentes,
llenos de miedo y vergüenza,
han sido como hierba del campo,
como pasto verde,
como hierba que crece en los tejados
y que es quemada por el viento del este.
27Yo conozco todos tus movimientos
y todas tus acciones;
yo sé que te has enfurecido contra mí.
28Y como conozco tu furia y tu arrogancia,
voy a ponerte una argolla en la nariz,
un freno en la boca,#19.28 Cf. Ez 29.4.
y te haré volver por el camino
por donde viniste.»
29Isaías dijo entonces a Ezequías:
«Esta será una señal de lo que va a suceder:
este año y el siguiente comerán ustedes
el trigo que nace por sí solo,
pero al tercer año podrán sembrar y cosechar,
plantar viñedos y comer de sus frutos.#19.29 Ésta será una señal: Cf. Ex 3.12; 2 R 20.8-9; Is 7.10-11.
30Los sobrevivientes de Judá serán como plantas:
echarán raíces y producirán fruto.
31Porque un resto#19.31 Un resto: Véase Is 4.2-6 n. quedará en Jerusalén;
en el monte Sión habrá sobrevivientes.
Esto lo hará el ardiente amor del Señor todopoderoso.
32»Acerca del rey de Asiria dice el Señor:
“No entrará en Jerusalén,
no le disparará ni una flecha,
no la atacará con escudos
ni construirá una rampa a su alrededor.
33Por el mismo camino por donde vino, se volverá;
no entrará en esta ciudad.
Yo, el Señor, doy mi palabra.
34Yo protegeré esta ciudad
y la salvaré,
por consideración a mi siervo David
y a mí mismo.”»#19.34 Yo protegeré esta ciudad y la salvaré: Véanse Sal 46 n.; 48 n.; cf. también Sal 46.5(6); 48.8(9); 76.1-3(2-4); Is 10.24-27. Por consideración a mi siervo David: Cf. 2 S 7.1-16; Sal 132.11-12.
35Aquella misma noche el ángel del Señor fue y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio, y al día siguiente todos amanecieron muertos. 36Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y regresó a Nínive.#19.35-36 Aquella misma noche: Esta expresión evoca la noche que precedió a la salida de los israelitas de Egipto (Ex 12.12). El ángel del Señor: Véanse Gn 16.7 nota; Ex 3.2 n.; cf. 12.23,29. El ejército asirio debió retirarse precipitadamente, tal vez a causa de una terrible epidemia (cf. 2 S 24.15). Cf. Eclo 48.21-24. 37Y un día, cuando estaba adorando en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramélec y Sarézer fueron y lo asesinaron, y huyeron a la región de Ararat. Después reinó en su lugar su hijo Esarhadón.#19.37 Senaquerib fue asesinado veinte años después, en el 681 a.C. La región de Ararat, llamada Urartu por los asirios, se encontraba en lo que hoy es Armenia.

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