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Jeremías 9

9
1 1 (8.23)#9.1(8.23) Los vv. 9.1-26 corresponden a los vv. 8.23—9.25 en el texto hebreo. ¡Ojalá fueran mis ojos como un manantial,
como un torrente de lágrimas,
para llorar día y noche
por los muertos de mi pueblo!#9.1(8.23) Lm 3.48-51.
2 2 (1) ¡Ojalá tuviera yo en el desierto
un lugar donde vivir,
para irme lejos de mi pueblo!#9.2(1) Aquí el profeta expresa su deseo de alejarse de una sociedad moralmente corrompida, que avanza hacia su propia ruina (cf. Sal 55.6-8[7-9]); en otros pasajes, se lamenta con amargura de tener que anunciar la palabra de Dios a un pueblo que se niega a escucharla y él se siente como impulsado a desistir de su misión profética (Jer 20.8; cf. 5.21; 11.21). Pero el Señor no le permite seguir ese camino fácil: debe mantenerse fiel a su misión, a pesar del sufrimiento que ella le produce (cf. Jer 15.20-21).
Porque todos han sido infieles;
son una partida de traidores.#9.2(1) Traidores: Cf. Jer 5.11.
3 3 (2) Siempre están listos a decir mentiras
como si dispararan flechas con un arco.#9.3(2) Cf. Sal 64.3(4); Pr 6.17-18; Stg 3.1-12.
En el país reina la mentira, no la verdad;
han ido de mal en peor,
y el Señor mismo afirma:
«No han querido reconocerme.»#9.3(2) No han querido reconocerme: Esta frase pone al descubierto la raíz de todos los males que afligían al pueblo de Judá. Por no reconocer la soberanía del Señor, reinaban por todas partes la injusticia, la mentira y la calumnia (cf. vv. 4-9[3-8]), y el Señor no podía permitir que esos pecados quedaran sin castigo (cf. Jer 5.7,29).
4 4 (3) Hay que desconfiar hasta del amigo;
ni siquiera en el hermano se puede confiar,
pues los hermanos se engañan entre sí#9.4(3) Los hermanos se engañan entre sí: Lit. un hermano suplanta al otro, es decir, procura desplazarlo por medio de la violencia o el engaño para ocupar su lugar. Esta frase alude al texto de Gn 27.36, donde el verbo hacer trampa o suplantar (heb. aqab) se asocia al nombre de Jacob. Cf. Os 12.3.
y los amigos se calumnian unos a otros.
5 5 (4) Cada uno se burla del otro,
y no hay quien diga la verdad.
Se han acostumbrado a mentir;
son perversos, incapaces 6 6 (5) de cambiar.
El Señor afirma:
«¡Atropello tras atropello,#9.5-6(4-5) Incapaces 5 de cambiar... Atropello tras atropello: según la versión griega (LXX). Heb.: cansado 6 tú vives en medio.
falsedad tras falsedad!
Mi pueblo no quiere reconocerme.
7 7 (6) Por eso yo, el Señor todopoderoso, digo:
¿Qué otra cosa puedo hacer con mi pueblo,
sino ponerlo al fuego para refinarlo?#9.7(6) Ponerlo al fuego para refinarlo: alusión al horno o crisol donde se purifican los metales. Véase Sal 12.6(7) n.; cf. Jer 6.29.
8 8 (7) Sus lenguas son flechas mortales;
andan diciendo falsedades.
Saludan cordialmente a sus amigos,
pero en realidad les están poniendo trampas.
9 9 (8) ¿Y no los he de castigar por estas cosas?
¿No he de darle su merecido a un pueblo así?
Yo, el Señor, lo afirmo.
10 10 (9) »Lloren y giman por las montañas,
entonen un lamento por las praderas,
porque están quemadas y ya nadie pasa por ellas;
ya no se oye el mugir del ganado,
y hasta las aves y las fieras se fueron huyendo.
11 11 (10) »Voy a convertir a Jerusalén en un montón de piedras,
en una guarida de chacales;
convertiré en un desierto las ciudades de Judá,
y quedarán sin habitantes.»
12 12 (11) ¿Quién es lo bastante sabio para comprender esto? ¿A quién le ha dado a conocer el Señor estas cosas, para que él se las pueda explicar a los demás?#9.12(11) En los vv. 12-16(11-15) se encuentra otro de los textos en prosa que reflejan el estilo y las ideas de Deuteronomio. Véase Jer 7.1-15 n.; cf. 16.10-13. ¿Por qué está el país en ruinas, seco como un desierto por donde nadie pasa?#9.12(11) ¿Por qué está el país en ruinas...?: Esta pregunta preocupaba a los israelitas después de la destrucción de Jerusalén y del templo. La respuesta (vv. 13-16[12-15]) concuerda con la predicación de todos los profetas anteriores al exilio.
13 13 (12) El Señor responde: «Todo esto sucedió porque los israelitas abandonaron las instrucciones que yo les di; no me obedecieron y no las pusieron en práctica. 14 14 (13) Siguieron tercamente las inclinaciones de su corazón y dieron culto a dioses falsos, como sus padres les enseñaron. 15 15 (14) Por eso yo, el Señor todopoderoso, el Dios de Israel, digo: Voy a darles de comer algo muy amargo, voy a darles de beber agua envenenada.#9.15(14) Jer 23.15. 16 16 (15) Los voy a dispersar entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; haré que los persigan espada en mano, hasta que no quede ni uno solo.»
Lamentaciones en Jerusalén
17 17 (16) El Señor todopoderoso dice:
«¡Atención! Manden llamar a las mujeres
que tienen por oficio hacer lamentación.»#9.17(16) El llamado está dirigido a las «plañideras», que acompañaban los ritos fúnebres con llantos y gritos de dolor.
18 18 (17) ¡Sí, que vengan pronto
y que hagan lamentación por nosotros;
que se nos llenen de lágrimas los ojos
y nuestros párpados se inunden de llanto!
19 19 (18) Desde Sión nos llegan ayes de dolor:
¡Ay, cómo hemos quedado en ruinas!,
¡qué deshonra hemos sufrido!
Tenemos que abandonar nuestra patria,
nuestros hogares están en ruinas.
20 20 (19) Mujeres, escuchen la palabra del Señor,
pongan atención a su mensaje.
Enseñen a sus hijas a llorar
y a sus amigas a lamentarse así:
21 21 (20) «La muerte entró en nuestros hogares,
llegó a nuestros palacios;
mata a los niños en las calles
y a los jóvenes en las plazas.
22 22 (21) Los cadáveres de los hombres quedaron tendidos
como estiércol en el campo,
como espiga que cae detrás del segador
y que nadie la recoge.»
El Señor lo afirma.
23 23 (22) El Señor dice:
«Que no se enorgullezca el sabio de ser sabio,
ni el poderoso de su poder,
ni el rico de su riqueza.
24 24 (23) Si alguien se quiere enorgullecer,
que se enorgullezca de conocerme,
de saber que yo soy el Señor,#9.24(23) A este texto se alude en 1 Co 1.31; 2 Co 10.17.
que actúo en la tierra con amor, justicia y rectitud,
pues eso es lo que a mí me agrada.
Yo, el Señor, lo afirmo.»
25 25 (24) El Señor afirma: «Viene el día en que castigaré a todos los pueblos que se circuncidan físicamente: 26 26 (25) a Egipto, Judá, Edom, Amón y Moab, y a todos los que viven en el desierto y se afeitan las sienes.#9.25-26(24-25) Edom, Amón y Moab eran reinos vecinos de Israel, situados al sur y al este del Mar Muerto. Véase Índice de mapas. Y se afeitan las sienes: alusión a ciertos clanes del desierto de Arabia que se rapaban una parte del cabello. Estos pueblos practicaban la circuncisión. Porque todos esos pueblos, y aun todo el pueblo de Israel, son realmente paganos de corazón.»#9.25-26(24-25) Aquí se vuelve a insistir en un tema frecuente en la Biblia: la circuncisión practicada en la carne (véase Gn 17.10-14 n.) carece de importancia si falta la verdadera circuncisión, que es la del corazón (cf. Hch 7.51, y véase Jer 4.4 n.).

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