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Jeremías 18

18
Acción simbólica del alfarero y el barro#18.1-17 Este relato en prosa (vv. 1-12) muestra cómo un espectáculo cotidiano y aparentemente trivial puede convertirse en medio de revelación divina. En el taller del alfarero que hace y rehace sus vasijas, Jeremías descubre la acción de Dios que modela y remodela a su pueblo conforme a sus designios. En los vv. 7-10 se afirma expresamente que esa acción divina no se limita al pueblo de Israel sino que se extiende a todas las naciones. Véase Jer 1.11-19 n.; cf. también Is 64.8(7); Eclo 33.13.; Sab 15.7; Ro 9.20-21.
1El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 2«Baja a la casa del alfarero#18.2 La mención de la Puerta de los Tiestos junto al Valle de Ben-hinom (véase Jer 19.2 nota) hace suponer que la casa del alfarero se encontraba cerca de ese valle, al sur de Jerusalén. y allí te comunicaré un mensaje.» 3Yo, Jeremías, bajé y encontré al alfarero trabajando el barro en el torno. 4Cuando el objeto que estaba haciendo le salía mal, volvía a hacer otro con el mismo barro, hasta que quedaba como él quería.
5Entonces el Señor me dijo: 6«¿Acaso no puedo hacer yo con ustedes, israelitas, lo mismo que este alfarero hace con el barro? Ustedes son en mis manos como el barro en las manos del alfarero. Yo, el Señor, lo afirmo. 7En un momento dado decido arrancar, derribar y destruir#18.7 Arrancar, derribar y destruir: Véase Jer 1.10 n. una nación o un reino. 8Pero si esa nación se aparta del mal, entonces ya no le envío el castigo que le tenía preparado. 9En otra ocasión decido construir y hacer crecer una nación o un reino. 10Pero si esa nación hace lo malo y desatiende mis advertencias, entonces ya no le envío los beneficios que le tenía preparados.
11»Di, pues, a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén que yo, el Señor, les digo: “Estoy haciendo planes contra ustedes; estoy pensando en castigarlos. Dejen ya el mal camino; mejoren su conducta y sus obras.” 12Ellos te van a decir: “¡No pierdas tu tiempo! Preferimos vivir como a nosotros nos gusta y seguir tercamente las malas inclinaciones de nuestro corazón.”»#18.12 Este deliberado y desafiante rechazo del Señor y de la salvación que él ofrece se describe de distintas maneras en el libro de Jeremías (cf. Jer 2.27; 3.19-20; 5.7; 8.5). Cf. especialmente Jer 6.16-17.
13Por eso, el Señor dice:
«Pregunten entre las naciones,
si alguien ha oído cosa semejante.
¡El pueblo de Israel
ha hecho algo muy horrible!
14¿Desaparece alguna vez la nieve
de las altas rocas del Líbano?
¿Se secarán acaso las frescas aguas
que bajan de las montañas?#18.14 ¿Se secarán... montañas?: texto probable. Heb. oscuro.
15Pero mi pueblo me ha olvidado,
y ofrece incienso a dioses falsos.
Se ha extraviado en su camino,
el camino antiguo,
y sigue senderos desconocidos.#18.15 Se ha extraviado: según el texto griego (LXX); heb. lo han extraviado (aludiendo, probablemente, a los líderes nacionales). El camino antiguo: Véase Jer 6.16 nota. Los senderos desconocidos son todo aquello que aparta del Señor.
16Así ha convertido su país en un desierto,
en un constante motivo de asombro.
Todo el que pase por él
moverá espantado la cabeza.
17Yo, como un viento del este, dispersaré a Israel;
lo haré huir de sus enemigos.
Yo le volveré la espalda, no la cara,
cuando llegue el día de su castigo.»
Planes contra el profeta
18La gente dijo: «Vamos a preparar un plan para deshacernos de Jeremías. Jamás faltarán sacerdotes que nos instruyan, ni sabios que nos den consejos, ni profetas que nos comuniquen la palabra de Dios. Acusémoslo, para que lo maten. No hagamos caso a nada de lo que dice.»
Oración de Jeremías#18.19-23 Este poema es el cuarto de las «Confesiones de Jeremías» (véanse Jer 11.18—12.6 n. e Introducción a los Salmos [3] [b]). El v. 18 es un preámbulo a esta oración.
19¡Señor, préstame atención!
¡Oye lo que dicen mis enemigos!
20¿Es con el mal como se paga el bien?
¡Ellos han cavado mi sepultura!
Recuerda que me he enfrentado contigo
para hablarte en favor de ellos,
para pedirte que apartaras de ellos tu ira.
21¡Pero ahora, haz que sus hijos mueran
de hambre o a filo de espada;
que queden viudas y sin hijos sus esposas!
¡Que la peste mate a sus hombres
y sus jóvenes caigan en el campo de batalla!
22Envía de repente contra ellos
una banda de ladrones;
¡que se oigan sus gritos de terror!
Porque cavaron un hoyo para atraparme,
pusieron trampas a mi paso.
23Pero tú, Señor, conoces todos los planes
que han hecho para darme muerte.
¡No les perdones su maldad
ni olvides sus pecados!
¡Hazlos caer delante de ti,
castígalos con ira!

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