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Éxodo 20

20
Los diez mandamientos#20.1-17 Los diez mandamientos se llaman, en el original hebreo de Ex 34.28; Dt 4.13 y 10.4, las diez palabras, expresión de la que proviene, a través del griego, el término decálogo. El texto del Decálogo, con algunas variantes, se encuentra dos veces en el AT: aquí y en Dt 5.6-21. En el libro de Éxodo figura al comienzo del conjunto de leyes promulgadas por el Señor en el monte Sinaí (Ex 19.1—Nm 10.10; cf. Ex 24.12). En Deuteronomio, en cambio, se vuelve a repetir como parte del discurso que Moisés dirigió a los israelitas en Moab, cuando éstos se disponían a cruzar el Jordán (Dt 1.5). El Decálogo enumera brevemente los deberes fundamentales hacia Dios y hacia el prójimo. Dios ocupa el primer lugar (vv. 2-8), pero el respeto debido a Dios es inseparable de la justicia y la fraternidad para con el prójimo (vv. 12-17).
(Dt 5.1-21)
1Dios habló, y dijo todas estas palabras:#20.1 Éstas son las únicas palabras pronunciadas directamente por Dios, sin la mediación de Moisés. Cf. Ex 21.1; 25.1.
2«Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, donde eras esclavo.#20.2 El Señor se presenta a sí mismo como el Dios salvador y libertador. El recuerdo de los beneficios concedidos a Israel confirma su autoridad para darle a conocer sus mandamientos. Cf. Ex 19.4-6.
3»No tengas otros dioses aparte de mí.#20.3 Aparte de mí: o bien, delante de mí, frente a mí, en mi presencia. Cf. Dt 6.4-5; Mt 22.37.
4»No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. 5No te inclines delante de ellos ni les rindas culto,#20.4-5 Ex 34.17; Lv 19.4; Dt 4.15-18; 27.15. porque yo soy el Señor tu Dios, Dios celoso#20.5 Dios celoso: El amor del Señor hacia su pueblo no tolera una lealtad a medias, ni la rivalidad de otros dioses u objetos de culto. Cf. Ex 34.14. que castiga la maldad de los padres que me odian, en sus hijos, nietos y bisnietos; 6pero que trato con amor por mil generaciones a los que me aman y cumplen mis mandamientos.#20.5-6 Cf. Ex 34.6-7; Nm 14.18; Dt 7.9-10.,#20.6 La repercusión del amor es más amplia que la del castigo (mil generaciones, a diferencia de las tres o cuatro del v. anterior).
7»No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios,#20.7 Mal uso del nombre: Este mandamiento prohibe utilizar el nombre de Dios sin razón alguna, en vano, ya sea como fórmula mágica o con algún fin perverso, como engañar, defraudar o jurar en falso. Cf. Lv 19.12. pues él no dejará sin castigo al que use mal su nombre.
8»Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor.#20.8 Cf. Ex 16.23-30; 31.12-14. 9Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, 10pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día,#20.9-10 Cf. Ex 23.12; 31.15; 34.21; 35.2; Lv 23.3. ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que viva contigo. 11Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo. Por eso el Señor bendijo el sábado y lo declaró día sagrado.#20.11 Cf. Gn 2.1-3; Ex 31.17.
12»Honra a tu padre y a tu madre,#20.12 Cf. Dt 27.16; Mt 15.4; 19.19; Mc 7.10; 10.19; Lc 18.20; Ef 6.2. para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.#20.12 Cf. Eclo 3.1-16; Ef 6.3.
13»No mates.#20.13 Cf. Gn 9.6; Lv 24.17; Mt 19.18; Mc 10.19; Lc 18.20; Ro 13.9; Stg 2.11. El verbo hebreo traducido por matar se usa en el AT para designar el asesinato cometido con premeditación (cf. Sal 94.6) y, a veces, también el homicidio involuntario, por negligencia o imprudencia (Dt 19.5). Por lo tanto, lo que prohibe este mandamiento es el asesinato, es decir, el hecho de atentar contra la vida del prójimo en forma ilegal, derramando sangre inocente. El sermón de la montaña lo interpretará en un sentido más radical (Mt 5.21-22).
14»No cometas adulterio.#20.14 Cf. Lv 20.10; Mt 5.27; 19.18; Mc 10.19; Lc 18.20; Ro 13.9; Stg 2.11.
15»No robes.#20.15 Cf. Lv 9.11; Mt 19.18; Mc 10.19; Lc 18.20; Ro 13.9.
16»No digas mentiras en perjuicio de tu prójimo.#20.16 Cf. Ex 23.1; Mt 19.18; Mc 10.19; Lc 18.20.
17»No codicies#20.17 El verbo hebreo traducido por codiciar no designa solamente el mal deseo, sino el impulso interior que lleva a la acción de apropiarse en forma indebida de lo ajeno. Cf. Ro 7.7; 13.9. la casa de tu prójimo: no codicies su mujer, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca.»
Los israelitas sienten temor de Dios
(Dt 5.22-33)
18Todos los israelitas fueron testigos de los truenos y relámpagos, del sonido de trompetas y del monte envuelto en humo; pero tenían miedo#20.18 Tenían miedo: según versiones antiguas; heb. veían y temblaban. y se mantenían alejados. 19Así que le dijeron a Moisés:
—Háblanos tú, y obedeceremos; pero que no nos hable Dios, no sea que muramos.#20.18-19 Cf. Dt 5.23-31; Heb 12.18-19.
20Y Moisés les contestó:
—No tengan miedo. Dios ha venido para ponerlos a prueba y para que siempre sientan temor de él, a fin de que no pequen.
21Y mientras el pueblo se mantenía alejado, Moisés se acercó a la nube oscura en la que estaba Dios.
La ley para el altar#20.22-26 Las leyes que vienen a continuación forman un conjunto especial que se extiende hasta Ex 23.19 y suele llamarse Código de la Alianza (cf. la expresión libro de la alianza, en Ex 24.7). Esta colección contiene prescripciones religiosas, morales y sociales adaptadas a las condiciones de vida de una sociedad muy sencilla, que une la cría del ganado (cf. Ex 22.5[4]) con la práctica de la agricultura (cf. Ex 22.6[5]).
22El Señor le dijo a Moisés:
«Di lo siguiente a los israelitas: “Ya ustedes han visto que he hablado desde el cielo con ustedes. 23No hagan ídolos de oro o plata para adorarlos como a mí. 24Háganme un altar de tierra, y ofrézcanme en él los animales de sus rebaños y ganados como holocaustos y sacrificios de reconciliación. Yo vendré y los bendeciré en cada lugar en el que yo quiera que se recuerde mi nombre. 25Y si me hacen un altar de piedras, que no sea de piedras labradas,#20.25 Cf. Dt 27.5-7; Jos 8.31. porque al labrar la piedra con herramientas se la hace indigna de un altar. 26Y mi altar no debe tener escalones, para que al subir ustedes no muestren la parte desnuda del cuerpo.”

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