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1 Reyes 21

21
Ahab y el viñedo de Nabot#21.1-29 Este cap. continúa los relatos de 1 R 17—19. A su tolerancia de la idolatría, el rey Ahab añade ahora un grave pecado de injusticia, que será condenado severamente por el profeta Elías. Véase 1 R 20.1—22.40 n.
1Algún tiempo después sucedió que un hombre de Jezreel, llamado Nabot, tenía un viñedo en aquel pueblo, junto al palacio de Ahab, el rey de Samaria.#21.1 Ahab residía en Samaria, que era la capital del reino, pero también tenía una residencia de verano en Jezreel. Cf. 1 R 18.45. 2Un día, Ahab le dijo a Nabot:
—Dame tu viñedo para que yo pueda tener en él una huerta, ya que está al lado de mi palacio. A cambio de él te daré un viñedo mejor; o, si lo prefieres, te pagaré su valor en dinero.
3Pero Nabot respondió a Ahab:
—No permita Dios que yo te dé lo que he heredado de mis padres.#21.3 De acuerdo con la legislación hebrea, los terrenos no debían venderse, porque eran patrimonio familiar. Cf. Nm 27.7-11; 36.1-12; Dt 19.14; Rt 4.1-11; Jer 32.6-9.
4Ahab se fue a su casa triste y malhumorado a causa de la respuesta de Nabot, pues le había dicho que no le daría lo que había heredado de sus padres. Llegó y se acostó de cara a la pared, y no quiso comer.#21.4 Este malhumor se debe a que el rey sabía que la legislación y las costumbres ancestrales de Israel estaban a favor de Nabot. Pero su esposa, que no tenía prejuicios y no reconocía ninguna ley, lo hace actuar como un déspota que se atribuye un poder absoluto sobre la persona y las propiedades de sus súbditos. Cf. vv. 5-7. 5Entonces Jezabel, su mujer, se acercó a él y le dijo:
—¿Por qué estás tan triste, y no quieres comer?
6Ahab contestó:
—Hablé con Nabot, el de Jezreel, y le pedí que me vendiera su viñedo; o, si él lo prefería, le daría otro viñedo a cambio. Pero él no me lo quiere ceder.
7Entonces Jezabel, su esposa, le respondió:
—¡Pero tú eres quien manda en Israel! Anda, come y tranquilízate. ¡Yo voy a conseguirte el viñedo de Nabot!
8En seguida escribió ella cartas en nombre de Ahab, y les puso el sello real; luego las envió a los ancianos#21.8 Ancianos: Véase 1 R 20.7 n. y jefes que vivían en el mismo pueblo de Nabot. 9En las cartas les decía: «Anuncien ayuno#21.9 La convocatoria a un ayuno era una práctica corriente en tiempos de calamidad e infortunio (cf. Jl 1.14; 2.15). El texto no indica qué pretexto buscó Jezabel para justificar esta orden. y sienten a Nabot delante del pueblo. 10Luego sienten a dos testigos#21.10 Dos testigos: Cf. Dt 17.5-6; 19.15. falsos delante de él y háganlos declarar en contra suya, afirmando que ha maldecido a Dios y al rey. Después, sáquenlo y mátenlo a pedradas.»
11Los hombres del pueblo de Nabot, junto con los ancianos y los jefes, hicieron lo que Jezabel les ordenó en las cartas que les había enviado: 12Anunciaron ayuno y sentaron a Nabot delante del pueblo. 13Luego llegaron dos testigos falsos y declararon contra Nabot delante de todo el pueblo, afirmando que Nabot había maldecido a Dios y al rey. Entonces lo sacaron de la ciudad y lo mataron a pedradas.#21.13 Cf. Ex 22.28; Lv 24.10-16. 14Luego mandaron a decir a Jezabel que Nabot había sido apedreado y había muerto.
15En cuanto Jezabel lo supo, le dijo a Ahab:
—Ve y toma posesión del viñedo de Nabot, el de Jezreel, que no te lo quería vender. Nabot ya no vive; ahora está muerto.
16Al enterarse Ahab de que Nabot había muerto, fue y se apoderó de su viñedo. 17Entonces el Señor se dirigió a Elías, el de Tisbé,#21.17 Tisbé: Véase 17.1 nota. y le dijo: 18«Ve en seguida a ver a Ahab, rey de Israel, que vive en Samaria. En este momento se encuentra en el viñedo de Nabot, del cual ha ido a tomar posesión. 19Le dirás: “Así dice el Señor: Puesto que mataste a Nabot y le quitaste lo que era suyo, en el mismo lugar donde los perros#21.19 Los perros, en la antigüedad, eran animales vagabundos, que se alimentaban con desperdicios y cadáveres, y por eso la Biblia los considera impuros. Era un grave insulto llamar «perro» a un ser humano, y no había peor manera de condenar a una persona que anunciarle que sería comida por los perros. lamieron su sangre, lamerán también la tuya.”»#21.19 Esta maldición se cumplió en 1 R 22.38. Cf. 2 R 9.25-26.
20Ahab le respondió a Elías:
—¿Así que tú, mi enemigo, me encontraste?
—Sí, te encontré —contestó Elías—. Porque no cometes más que malas acciones a los ojos del Señor. 21Por lo tanto, el Señor ha dicho: “Voy a traer sobre ti la desgracia, y voy a acabar con toda tu descendencia; destruiré a todos los varones descendientes tuyos que haya en Israel.#21.21 Cf. 2 R 10.1-17. 22Además, haré con tu familia lo mismo que hice con la de Jeroboam, hijo de Nabat, y con la de Baasá, hijo de Ahías, por haber provocado mi enojo al hacer pecar a Israel.” 23En cuanto a Jezabel, el Señor ha dicho: “Los perros#21.23 Perros: Véase 1 R 21.19 nota. se comerán a Jezabel en los campos de Jezreel.”#2~R 9.36. 24Y al familiar tuyo que muera en la ciudad, se lo comerán los perros; y al que muera en el campo, se lo comerán las aves de rapiña.
25(No hubo nadie como Ahab, que, incitado por su esposa Jezabel, solo cometió malas acciones a los ojos del Señor. 26Cometió una infamia al rendir culto a los ídolos,#21.26 Ídolos: Lit. suciedades o inmundicias, expresión injuriosa para referirse a los dioses paganos. como lo hacían todos los amorreos,#21.26 Amorreos: El AT utiliza a veces este término para designar a todos los que habitaban en Canaán antes de la llegada de los israelitas. Véase Dt 1.7 nota. a quienes el Señor había arrojado de la presencia de los israelitas.)
27Cuando Ahab escuchó todo esto, se rasgó la ropa, se puso ropas ásperas y ayunó. Dormía con esas ropas, y andaba muy triste. 28Entonces el Señor dijo a Elías: 29«¿Has visto cómo Ahab se ha humillado ante mí? Pues por haberse humillado ante mí, no traeré el mal sobre su familia mientras él viva, sino en vida de su hijo.»

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