JUAN 1
1
Introducción (1,1-51)
Prólogo teológico
1En el principio ya existía la Palabra;
y la Palabra estaba junto a Dios y era Dios.#17,5.24; Gn 1,1; Pr 8,30 (ver Flp 2,6; Col 1,15; Heb 1,3).
2Ya en el principio estaba junto a Dios.
3Todo fue hecho por medio de ella
y nada se hizo sin contar con ella.
Cuanto fue hecho#1,10; Col 1,16-17; Heb 1,2. 4era ya vida en ella,
y esa vida era luz para la humanidad;#1,5-6; 3,19-21; 9,5; 11,9-10; 12,35-36.46; 1 Jn 1,5-7; 2,8-10.
5luz que resplandece en las tinieblas
y que las tinieblas no han podido sofocar.#1,10-11; 3,19 (ver Rm 1,19-23; 1 Co 1,21).
6Vino un hombre llamado Juan, enviado por Dios.#1,15.19-34; 5,33; 10,41; Mt 3,1-12; Mc 1,4-8; Lc 1,13-17.60.67.76-80; 3,2-20. 7Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. 8No era él la luz, sino testigo de la luz. 9La verdadera luz, la que ilumina a toda la humanidad, estaba llegando al mundo.#1 Jn 2,8.
10En el mundo estaba [la Palabra]
y, aunque el mundo fue hecho por medio de ella,
el mundo no la reconoció.#17,25.
11Vino a lo que era suyo,
y los suyos no la recibieron;
12pero a cuantos la recibieron y creyeron en ella,#11,52; Ga 3,26; Stg 1,18; 1 Pe 1,23; 1 Jn 3,1-2.9-10; 5,2.4.18.
les concedió el llegar a ser hijos de Dios.
13Estos son los que nacen no por generación natural,
por impulso pasional o porque el ser humano lo desee,
sino que tienen por Padre a Dios.
14Y la Palabra se encarnó
y habitó entre nosotros;
y vimos su gloria, la que le corresponde
como Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.#2,11; 13,31; 17,2-5.22; Rm 1,3; Ga 4,4; Flp 2,7; 1 Tm 3,16; Heb 2,14; 1 Jn 4,2; Lc 9,32.
15Juan dio testimonio de él proclamando: «Este es aquel de quien yo dije: el que viene después de mí es superior a mí porque existía antes que yo».#1,27; Mt 3,11; Mc 1,7.
16En efecto, de su plenitud
todos hemos recibido bendición tras bendición.#Col 2,9-10.
17Porque la ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad
nos vinieron por medio de Jesucristo.#7,19; Ex 31,18; 34,27-28.
18A Dios nadie lo vio jamás;
el Hijo único, que es Dios
y vive en íntima unión con el Padre,
nos lo ha dado a conocer.#6,46; Ex 33,20; 1 Tm 6,16; 1 Jn 4,12 (ver Mt 11,27; Lc 10,22).
Testimonio de Juan el Bautista
19Los judíos de Jerusalén enviaron una comisión de sacerdotes y levitas para preguntar a Juan quién era él. Y este fue su testimonio, 20un testimonio tajante y sin reservas:
—Yo no soy el Mesías.
21Ellos le preguntaron:
—Entonces, ¿qué? ¿Eres acaso Elías?
Juan respondió:
—Tampoco soy Elías.
—¿Eres, entonces, el profeta que esperamos?
Contestó:
—No.
22Ellos le insistieron:
—Pues, ¿quién eres? Debemos dar una respuesta a los que nos han enviado. Dinos algo sobre ti.
23Juan, aplicándose las palabras del profeta Isaías, contestó:
—Yo soy la voz del que proclama en el desierto: «¡Allanen el camino del Señor!».#Is 40,3 (ver Mt 3,3; Mc 1,3; Lc 3,4).
24Los miembros de la comisión, que eran fariseos, 25lo interpelaron diciendo:
—Si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta esperado, ¿qué títulos tienes para bautizar?#10,40; Mt 3,6-7.11-13; Mc 1,4-8; Lc 3,7.16; Hch 13,24-25.
26Juan les respondió:
—Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno a quien ustedes no conocen; 27uno que viene después de mí, aunque yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de su calzado.
28Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
Jesús, Cordero de Dios
29Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo:
—Ahí tienen ustedes al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. 30A él me refería yo cuando dije: «Después de mí viene uno que es superior a mí, porque él ya existía antes que yo». 31Ni yo mismo sabía quién era, pero Dios me encomendó bautizar con agua precisamente para que él tenga ocasión de darse a conocer a Israel.
32Y Juan prosiguió su testimonio diciendo:
—He visto que el Espíritu bajaba del cielo como una paloma y permanecía sobre él.#Mt 3,16; Mc 1,10; Lc 3,22 (ver Is 11,2; 61,1). 33Ni yo mismo sabía quién era, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y permanece sobre él, ese es quien ha de bautizar con Espíritu Santo». 34Y, puesto que yo lo he visto, testifico que este es el Hijo de Dios.
Los primeros discípulos
35Al día siguiente, de nuevo estaba Juan con dos de sus discípulos 36y, al ver a Jesús que pasaba por allí, dijo:
—Ahí tienen al Cordero de Dios.
37Los dos discípulos, que se lo oyeron decir, fueron en pos de Jesús, 38quien, al ver que lo seguían, les preguntó:
—¿Qué buscan?
Ellos contestaron:
—Rabí (que significa «Maestro»), ¿dónde vives?
Él les respondió:
39—Vengan a verlo.
Se fueron, pues, con él, vieron dónde vivía y pasaron con él el resto de aquel día. Eran como las cuatro de la tarde.
40Uno de los dos que habían escuchado a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro.#Mt 4,18 y par.; 16,17-18; Mc 3,16; 1 Co 1,12; Ga 2,14. 41Lo primero que hizo Andrés fue ir en busca de su hermano Simón para decirle:
—Hemos hallado al Mesías (palabra que quiere decir «Cristo#1,41: Mesías… Cristo: Cristo es la traducción griega del término hebreo Mesías que significa literalmente «Ungido».»).
42Y se lo presentó a Jesús, quien, fijando en él la mirada, le dijo:
—Tú eres Simón, hijo de Juan; en adelante te llamarás Cefas (es decir, Pedro).
Felipe y Natanael
43Al día siguiente, Jesús decidió partir para Galilea. Encontró a Felipe y le dijo:
—Sígueme.
44Felipe, que era de Betsaida, el pueblo de Andrés y Pedro, 45se encontró con Natanael y le dijo:
—Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en el Libro de la Ley y del que hablaron también los profetas: Jesús, hijo de José y natural de Nazaret.#Dt 18,18.
46Natanael exclamó:
—¿Es que puede salir algo bueno de Nazaret?
Felipe le contestó:
—Ven y verás.
47Al ver Jesús que Natanael venía a su encuentro, comentó:
—Ahí tienen ustedes a un verdadero israelita en quien no cabe falsedad.
48Natanael le preguntó:
—¿De qué me conoces?
Jesús respondió:
—Antes que Felipe te llamara, ya te había visto yo cuando estabas debajo de la higuera.
49Natanael exclamó:
—Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel.#11,4.27; 12,13 (ver 19,7); 20,31; Mt 14,33 (ver 4,3; 8,29); 16,16; 26,63-64; 27,54; Mc 1,1; 14,61-62; 15,39; Lc 1,32; 22,70; Hch 9,20; Rm 1,4; 2 Co 1,19; Ga 2,20; Heb 4,14; 6,6; 7,3 (ver So 3,15; Mt 27,42; Mc 15,32).
50Jesús le dijo:
—¿Te basta para creer el haberte dicho que te vi debajo de la higuera? ¡Cosas mucho más grandes has de ver!
51Y añadió:
—Les aseguro que verán cómo se abren los cielos y los ángeles de Dios suben y bajan sobre el Hijo del hombre.#Gn 28,12 (ver Mt 3,16).
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La Palabra (BLPH) versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2010 Utilizada con permiso
S. Juan 1
1
El Verbo hecho carne
1En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2Este era en el principio con Dios. 3Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
6Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.#Mt. 3.1; Mr. 1.4; Lc. 3.1-2. 7Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
9Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. 16Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Testimonio de Juan el Bautista
(Mt. 3.11-12; Mr. 1.7-8; Lc. 3.15-17)
19Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? 20Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. 21Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?#Mal. 4.5. Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta?#Dt. 18.15,18. Y respondió: No. 22Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? 23Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.#Is. 40.3.
24Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. 25Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? 26Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. 27Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. 28Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
El Cordero de Dios
29El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. 31Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. 32También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. 33Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo. 34Y yo le vi, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.
Los primeros discípulos
35El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. 36Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. 37Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. 38Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? 39Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. 40Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. 41Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). 42Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas#1.42 De la palabra piedra en arameo. (que quiere decir, Pedro#1.42 De la palabra piedra en griego.).
Jesús llama a Felipe y a Natanael
43El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. 44Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. 45Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. 47Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. 48Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. 50Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. 51Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden#Gn. 28.12. sobre el Hijo del Hombre.
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.