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DEUTERONOMIO 2

2
El paso por Edom y Moab
(Nm 20,14-21)
1Después dimos la vuelta y nos dirigimos hacia el desierto por la ruta del mar de las Cañas, como me había ordenado el Señor. Nos llevó mucho tiempo rodear la montaña de Seír. 2Hasta que por fin el Señor me dijo: 3Ya han estado bastante tiempo dando vueltas alrededor de esta montaña; diríjanse ahora al norte. 4Da esta orden al pueblo: «Van a pasar por el territorio de sus hermanos, los descendientes de Esaú, que habitan en Seír. Aunque ellos les tienen miedo, anden con cuidado 5y no los provoquen, pues yo no les daré nada de su territorio, ni siquiera el espacio donde posar la planta del pie, pues la montaña de Seír se la di en posesión a Esaú. 6Tanto los alimentos que coman, como el agua que beban los adquirirán con dinero. 7Porque el Señor tu Dios te ha bendecido en todo lo que has emprendido, ha protegido tu caminar a través de este inmenso desierto y nada te ha faltado durante estos cuarenta años, porque el Señor tu Dios ha estado contigo».#8,2-4.
8Así pues, seguimos la ruta de la Arabá, que parte de las ciudades de Elat y Esionguéber, y entramos en el territorio de nuestros hermanos, los descendientes de Esaú, que habitan en Seír. Después torcimos y fuimos hacia el desierto de Moab.
9El Señor también me dijo: Tampoco ataques a Moab ni lo incites a guerrear, porque no te daré nada de su territorio, ya que la región de Ar se la di en posesión a los descendientes de Lot. 10(En la antigüedad vivió allí un pueblo fuerte y numeroso; el de los emitas. Ellos eran tan altos como los anaquitas. 11Tanto a ellos como a los anaquitas se los tenía por refaítas, si bien los moabitas los llamaban emitas. 12También, en la antigüedad, habitaron en Seír los hurritas, pero los descendientes de Esaú los desalojaron y los aniquilaron, instalándose en su lugar, lo mismo que hizo Israel con la tierra que el Señor le dio en posesión). 13Y ahora, reanuden la marcha y crucen el torrente de Záred. Y así lo hicimos.
14Los años transcurridos desde que salimos de Cadés Barnea hasta que cruzamos el torrente de Záred fueron treinta y ocho. Para entonces todos los hombres de aquella generación aptos para la guerra habían muerto, tal como se lo había jurado el Señor. #Nm 14,28-35. 15El poder del Señor se hizo sentir en medio del campamento hasta que, finalmente, los eliminó por completo.
16Cuando ya no quedó en el pueblo ningún hombre apto para la guerra —porque habían muerto—, 17el Señor me dijo: 18Hoy vas a cruzar por Ar la frontera de Moab 19y vas a entrar en contacto con los amonitas, descendientes de Lot. No los ataques ni los incites a combatir, pues no te daré nada de su territorio; se lo he dado en posesión a los descendientes de Lot. 20(También este era tenido por un territorio de refaítas, porque antiguamente ellos vivieron allí, si bien los amonitas los llamaban zonzonitas. 21Era un pueblo fuerte y numeroso, altos como los anaquitas; pero el Señor los aniquiló por medio de los amonitas que, apoderándose de su territorio, se instalaron en él. 22De igual modo actuó el Señor con los descendientes de Esaú, que vivían en Seír: estos aniquilaron a los hurritas y se apoderaron de su territorio instalándose en él hasta el día de hoy. 23En cuanto a los jeveos que vivían en las aldeas cercanas a Gaza, fueron aniquilados por los caftoritas, oriundos de Creta, que ocuparon su lugar).
24Y ahora, reanuden la marcha y crucen el torrente Arnón. Te entrego al amorreo Sijón, rey de Jesbón, junto con su territorio. Declárale la guerra y lánzate a su conquista. 25A partir de hoy comenzaré a infundir pavor y miedo hacia ti entre todas las naciones que hay debajo del cielo; cuando oigan hablar de ti, temblarán y se estremecerán.
Derrota de Sijón, rey amorreo
(Nm 21,21-30)
26Desde el desierto de Cademot envié embajadores a Sijón, rey de Jesbón, con esta propuesta de paz: 27«Permíteme pasar por tu territorio; seguiré la ruta establecida sin desviarme a derecha ni a izquierda. 28Te pagaré el agua que beba y los víveres que consuma. Solo te pido que me permitas cruzar tu territorio 29como lo han hecho los descendientes de Esaú, que viven en Seír, y los moabitas de Ar, hasta que pasemos el Jordán y entremos en la tierra que el Señor nuestro Dios nos da».
30Pero Sijón, rey de Jesbón, se negó a dejarnos cruzar por su territorio, porque el Señor tu Dios había ofuscado su espíritu y endurecido su corazón, a fin de convertirlo en súbdito tuyo, como lo es hasta el día de hoy. 31Entonces el Señor me dijo: Estoy dispuesto a entregarte a Sijón y su territorio; comienza, pues, la conquista y apodérate de su territorio.
32Sijón nos salió al encuentro con sus tropas, para presentarnos batalla en Jasá. 33El Señor nuestro Dios lo entregó en nuestro poder y lo derrotamos a él, a sus hijos y a todas sus tropas. 34Conquistamos todas sus ciudades y las consagramos al exterminio matando a hombres, mujeres y niños. No dejamos a nadie con vida. 35Únicamente nos quedamos con los ganados y el despojo de las ciudades que conquistamos. 36Desde Aroer que está al borde del torrente Arnón, y desde la ciudad que está en el valle, hasta el límite con Galaad, no hubo ciudad que se nos resistiera; todas nos las entregó el Señor, nuestro Dios. 37Solo dejaste de invadir el territorio amonita, la cuenca del Yaboc, los pueblos de la montaña y los lugares que el Señor nuestro Dios nos había prohibido conquistar.

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