1 SAMUEL 1
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I. Historia de Samuel (1‒7)
Nacimiento e infancia de Samuel (1,1‒4,1a)
Nacimiento de Samuel
1Vivía en Ramá#1,1: Ramá: El texto hebreo dice: Ramatáin. un sufita de la montaña de Efraín, llamado Elcaná, hijo de Jeroján y descendiente de Elihú, de Tojú y de Suf, de la tribu de Efraín.#1 Cr 6,19-20. 2Tenía dos mujeres: una llamada Ana y la otra Peniná. Peniná tenía hijos, pero Ana no los tenía.#Dt 21,15. 3Este hombre subía todos los años desde su aldea para dar culto y ofrecer sacrificios al Señor del universo en Siló, donde dos hijos de Elí, Jofní y Finés, oficiaban como sacerdotes del Señor.#Jue 21,19. 4Cuando ofrecía el sacrificio, Elcaná repartía raciones a Peniná y a todos sus hijos e hijas, 5mientras que daba una sola ración a Ana; pues, aunque era su preferida, el Señor la había hecho estéril.#Jue 13,2-3; Lc 1,7. 6Su rival la provocaba para humillarla, porque el Señor la había hecho estéril.#Gn 16,4-5. 7Y todos los años sucedía lo mismo: cuando subían al santuario del Señor, la insultaba de igual manera y Ana lloraba y no comía. 8Su marido Elcaná le decía:
—Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por qué te entristeces? ¿No valgo yo más que diez hijos?#Rt 4,5.
9Una vez, después del banquete ritual en Siló, Ana se levantó. El sacerdote Elí estaba sentado a la puerta del santuario del Señor. 10Ella, llena de tristeza, suplicó al Señor, llorando a lágrima viva, 11y le hizo esta firme promesa:
—Señor del universo, si prestas atención a la humillación de tu esclava, si me tienes en cuenta y no me olvidas, si me concedes un hijo varón, te prometo que te lo entregaré de por vida y que nunca se rapará la cabeza.#Nm 6,1-8; Jue 13,5; Lc 1,48.
12Elí, por su parte, observaba los labios de Ana que no cesaba de orar al Señor. 13Como hablaba para sí, moviendo los labios, pero sin alzar la voz, Elí creyó que estaba borracha 14y le dijo:
—¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? Arroja el vino que tienes dentro.
15Ana le respondió:
—No es eso, señor; es que soy una mujer desgraciada, pero no he bebido vino ni alcohol; solo desahogaba mis penas ante el Señor. 16No me tomes por una desvergonzada; si me he excedido al hablar, lo he hecho abrumada por mi dolor y mi desgracia.
17Elí le dijo:
—Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda la gracia que le has pedido.
18Ana respondió:
—Que tu servidora cuente con tu favor.
La mujer se marchó, comió y cambió de semblante.
19A la mañana siguiente madrugaron, adoraron al Señor y regresaron a su casa en Ramá. Elcaná se acostó con Ana, su mujer, y el Señor se acordó de ella. 20Ana quedó embarazada y, pasado el tiempo debido, dio a luz un hijo al que puso de nombre Samuel, explicando: «Al Señor se lo pedí». 21Al año siguiente subió el marido Elcaná con su familia a ofrecer al Señor el sacrificio anual y a cumplir su promesa, 22pero Ana no subió, excusándose a su marido:
—Cuando destete al niño, lo llevaré para presentarlo ante el Señor y para que se quede allí de por vida.
23Elcaná, su marido, le contestó:
—Haz lo que mejor te parezca. Quédate hasta que lo destetes y que el Señor cumpla su palabra.
Ana se quedó en casa, criando a su hijo hasta que lo destetó. 24Entonces lo llevó al santuario del Señor en Siló, junto con un novillo, un saco de harina y un pellejo de vino. 25Sacrificaron el novillo y presentaron el niño a Elí.
26Y Ana le dijo:
—Por favor, señor, escúchame. Yo soy la mujer que estuvo aquí, junto a ti, orando al Señor. 27Este es el niño que pedía y el Señor me ha concedido la petición que le hice. 28Ahora se lo entrego al Señor para que sea suyo de por vida.
Y adoraron allí al Señor.
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La Palabra (BLPH) versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2010 Utilizada con permiso
1 Samuel 1
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1. INFANCIA DE SAMUEL, PROFETA Y JUEZ SOBRE ISRAEL
(1.1—7.17)
Nacimiento de Samuel
1Hubo un hombre de Ramataim, sufita de los montes de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo. 2Tenía dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Penina tenía hijos, pero Ana no los tenía. 3Todos los años, aquel hombre subía de su ciudad para adorar y ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí: Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.
4Cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina, su mujer, la parte que le correspondía, así como a cada uno de sus hijos e hijas. 5Pero a Ana le daba una parte escogida, porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. 6Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola porque Jehová no le había concedido tener hijos.
7Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así, por lo cual Ana lloraba y no comía. 8Y Elcana, su marido, le decía: «Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?»
9Después de comer y beber en Silo, Ana se levantó, y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10ella, con amargura de alma, oró a Jehová y lloró desconsoladamente. 11E hizo voto diciendo: «¡Jehová de los ejércitos!, si te dignas mirar a la aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, sino que das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja por su cabeza.»
12Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí observaba sus labios. 13Pero Ana oraba en silencio y solamente se movían sus labios; su voz no se oía, por lo que Elí la tuvo por ebria. 14Entonces le dijo Elí:
—¿Hasta cuándo estarás ebria? ¡Digiere tu vino!
15Pero Ana le respondió:
—No, señor mío; soy una mujer atribulada de espíritu. No he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 16No tengas a tu sierva por una mujer impía, porque solo por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he estado hablando hasta ahora.
17—Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho —le dijo Elí.
18—Halle tu sierva gracia delante de tus ojos —respondió ella.
Se fue la mujer por su camino, comió, y no estuvo más triste.
19Se levantaron de mañana, adoraron delante de Jehová y volvieron de regreso a su casa en Ramá. Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. 20Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, «por cuanto —dijo— se lo pedí a Jehová».
21Después Elcana, el marido, subió con toda su familia para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto. 22Pero Ana no subió, sino dijo a su marido:
—Yo no subiré hasta que el niño sea destetado. Entonces lo llevaré, será presentado delante de Jehová y se quedará allá para siempre.
23Elcana, su marido, le respondió:
—Haz lo que bien te parezca y quédate hasta que lo destetes; así cumpla Jehová su palabra.
Se quedó la mujer y crió a su hijo hasta que lo destetó. 24Después que lo destetó, y siendo el niño aún muy pequeño, lo llevó consigo a la casa de Jehová en Silo, con tres becerros, un efa de harina y una vasija de vino. 25Tras inmolar el becerro, trajeron el niño a Elí. 26Y Ana le dijo:
—¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, orando a Jehová. 27Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.
Y adoró allí a Jehová.
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Texto: Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblica Unidas, 1995.
Notas: Notas de Estudio Reina-Valera 95 © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995.