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DANIEL 3

3
El rey erige una estatua y ordena adorarla
1El rey Nabucodonosor mandó hacer una estatua de oro, de treinta metros de alto por tres de ancho. Hizo que la colocaran en la llanura de Dura#3,1: treinta metros: Lit. sesenta codos. Ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS. Las dimensiones de la estatua son colosales y desproporcionadas (diez veces más alta que ancha). Podría pensarse en una especie de obelisco rematado en figura humana.— Dura: Difícil precisar su ubicación. Tal vez Dura Europos que fue una ciudad floreciente en el período seléucida., provincia de Babilonia.#Ap 13,14-15. 2El rey Nabucodonosor convocó a los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas y jueces, así como a los que tuviesen alguna autoridad en la provincia, para que asistieran a la dedicación de la estatua que él había mandado erigir. 3Y así fue. Se reunieron los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas y jueces, así como los que tenían alguna autoridad en la provincia, para presenciar la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había mandado erigir. Todos formaron ante la estatua erigida por el rey Nabucodonosor. 4El heraldo proclamó con todas sus fuerzas:
— A la gente de todos los pueblos, naciones y lenguas, se les hace saber que,#6,26; Ap 5,9; 13,7. 5en cuanto oigan el sonido de los cuernos, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y demás instrumentos musicales#3,5: instrumentos musicales: La traducción de alguno de estos instrumentos es aproximada., deberán postrarse para adorar la estatua de oro erigida por el rey Nabucodonosor. 6Los que no se postren para adorarla serán inmediatamente arrojados al horno ardiente#3,6: horno ardiente: El uso del fuego en los sacrificios humanos o como medio de ejecución es conocido en la literatura bíblica: Lv 18,21; 2 Re 16,3; 21,6; Jr 7,31; 32,35; Ez 16,21..
7Así que, en cuanto se oyó el sonido de los cuernos, las flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y demás instrumentos musicales, la gente congregada de todos los pueblos, naciones y lenguas se postró para adorar la estatua de oro erigida por el rey Nabucodonosor.
Los hebreos son denunciados y condenados
8Entonces algunos caldeos acusaron a los judíos 9ante el rey Nabucodonosor diciéndole:
— ¡Larga vida al rey! 10Majestad, tú has decretado que todos los presentes, al oír el sonido de los cuernos, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y demás instrumentos musicales, deben postrarse para adorar la estatua de oro. 11También has decidido que quien no lo haga será arrojado al horno ardiente. 12Pues bien, hay unos judíos, en concreto Sadrac, Mesac y Abednegó#3,12: … Abednegó: Sorprende que Daniel no aparezca en el relato, pues si los tres compañeros tenían cargos en la administración de la provincia de Babilonia (2,49; 3,12), más responsabilidad tenía Daniel, que era el gobernador (2,48). Tal vez el esquema del relato popular que subyace a esta narración se refiriera únicamente a tres personas., a quienes confiaste la administración de la provincia de Babilonia, que han desoído tu orden. Majestad, esos hombres no dan culto a tu dios ni adoran la estatua de oro erigida por ti.#2,49.
13Entonces Nabucodonosor, irritado sobremanera, hizo venir a Sadrac, Mesac y Abednegó. En cuanto los trajeron ante el rey, 14Nabucodonosor les dijo:
— ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abednegó, que ustedes no dan culto a mis dioses ni adoran la estatua de oro erigida por mí? 15¿Están ahora dispuestos, en cuanto oigan el sonido de los cuernos, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y demás instrumentos musicales, a postrarse para adorar la estatua que he mandado erigir? Lo digo porque, si no la adoran, serán arrojados al instante al horno ardiente. Y entonces, ¿qué dios será capaz de librarlos de mis manos?
16Sadrac, Mesac y Abednegó respondieron al rey Nabucodonosor:
— De ese asunto no tenemos nada que responder. 17Si el Dios a quien adoramos puede librarnos del horno ardiente y de tu mano, seguro que nos librará, majestad.#Sal 37,39-40. 18Pero, aunque no lo hiciera, puedes estar seguro, majestad, que no daremos culto a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has erigido.
19Entonces Nabucodonosor, henchido de cólera y con el rostro demudado por la respuesta de Sadrac, Mesac y Abednegó, ordenó que encendiesen el horno siete veces más fuerte que de costumbre, 20que los soldados más fornidos maniatasen a Sadrac, Mesac y Abednegó y que los arrojasen en el horno ardiente. 21Estos tres hombres, una vez maniatados, fueron arrojados en medio del horno ardiente con la ropa que llevaban puesta: túnicas, turbantes, mantos y demás vestimenta#3,21: vestimenta: Este dato tiene su importancia en el relato (ver v. 27).. 22Como la orden del rey había sido tan apremiante y el horno estaba al rojo vivo, las llamaradas abrasaron a los hombres que habían llevado a Sadrac, Mesac y Abednegó, 23mientras los tres jóvenes, Sadrac, Mesac y Abednegó, caían maniatados en medio del horno.
Nabucodonosor reconoce el milagro#3,24: Nabucodonosor reconoce el milagro: Entre el vv. 23 y el 24 del texto hebreo, la versión griega de la LXX inserta los fragmentos conocidos como la oración de Azarías y el Cántico de los tres jóvenes. Estos relatos aparecen recogidos en esta Biblia en el cp. 3 del libro griego de Daniel.
24Entonces el rey Nabucodonosor se quedó pasmado, se levantó de golpe y preguntó a sus consejeros:
— ¿No hemos arrojado a las llamas a tres hombres maniatados?
Le respondieron:
— Cierto, majestad.
25El rey insistió:
— Pues yo estoy viendo cuatro hombres que pasean desatados en medio del fuego, sin quemarse. ¡Y el cuarto tiene todo el aspecto de un hijo de los dioses#3,25: hijo de los dioses: Se discute si este cuarto personaje es una manifestación del propio Dios israelita o un mensajero de Yahvé, el Señor, es decir, un ser angélico al estilo de los que aparecen en Ex 14,19; 23,20; 1 Re 19,5; 2 Re 19,35; 22,19; Sal 34,8; 91,11; Jb 1,6.!
26Entonces Nabucodonosor se arrimó más a la boca del horno ardiente y gritó:
— Sadrac, Mesac y Abednegó, siervos del Dios Altísimo, salgan y vengan.
Sadrac, Mesac y Abednegó salieron de en medio del fuego.
27Los sátrapas, prefectos, gobernadores y consejeros del rey se acercaron a examinar a aquellos hombres: las llamas no habían tocado sus cuerpos ni les habían chamuscado los cabellos; seguían con las túnicas intactas y ni siquiera olían a humo.
28Nabucodonosor exclamó:
— Bendito sea#3,28: bendito sea: Es evidente que la alabanza de este versículo, que tal como está construida responde a una confesión de fe creyente, ha sido puesta en boca de Nabucodonosor por el autor del relato. Así lo indica el uso de la tercera persona: “la orden del rey” en lugar de “mi orden”. el Dios de Sadrac, Mesac y Abednegó, que ha enviado a su ángel para liberar a sus siervos. Ellos, confiando en él, desobedecieron la orden del rey y expusieron sus cuerpos a la muerte antes que dar culto y adorar a otro dios fuera del suyo.#Gn 24,7; Ex 33,2; Nm 20,16. 29Ordeno, pues, que toda persona, del pueblo, nación o lengua que sea, que hable mal del Dios de Sadrac, Mesac y Abednegó, sea cortado en pedazos y su casa convertida en basurero, pues no existe otro dios capaz de salvar como este#3,29: como este: Este versículo está en relación estructural con los vv. 4-6. La confesión de fe obliga al rey a aplicar el castigo no a los que no adoren a la estatua, sino a los que no respeten al Dios hebreo..#2,5; Esd 6,11.
30Después el rey encomendó cargos de gobierno a Sadrac, Mesac y Abednegó en la provincia de Babilonia.
El sueño del árbol
31El rey Nabucodonosor, a la gente de todos los pueblos, naciones y lenguas de toda la tierra: ¡Que su paz aumente día a día!#6,26. 32Me complace hacerlos partícipes de las señales y prodigios que el Dios Altísimo ha tenido a bien hacer conmigo.#Ver Ex 7,3; Dt 4,34.
33¡Qué grandes son sus señales,
qué poderosos sus prodigios!
¡Su reino es un reino eterno,
su imperio no tiene fin!#2,44; 4,31; 7,14.

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DANIEL 3: BHTI

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