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DEUTERONOMIO 2

2
El paso por Edom y Moab#2,1—3,11: En esta sección del primer discurso de Moisés se relata el encuentro de Israel con los pueblos que estaban al sudeste del Mar Muerto y en Transjordania. El relato de estos cinco encuentros presenta un esquema más o menos uniforme, en el que se destacan los elementos siguientes: la puesta en marcha de los israelitas (2,1.8; 3,1), las instrucciones dadas por el Señor a Moisés (2,2.9.17.31; 3,2), la mención de los habitantes que habían ocupado aquellas regiones en tiempos antiguos (2,10.12.20; 3,11), la provisión de alimentos (2,6) y finalmente la continuación de la marcha hacia la tierra prometida (2,13.24).
(Nm 20,14-21)
1Después dimos la vuelta y nos dirigimos hacia el desierto por la ruta del mar de las Cañas, como me había ordenado el Señor. Nos llevó mucho tiempo rodear la montaña de Seír#2,1: mar de las Cañas: Ver nota a Ex 10,19.— La montaña de Seír: Ver segunda nota a Dt 1,2 y Nm 21,4. 2Hasta que por fin el Señor me dijo: 3Ya han estado bastante tiempo dando vueltas alrededor de esta montaña; diríjanse ahora al norte. 4Da esta orden al pueblo: “Van a pasar por el territorio de sus hermanos, los descendientes de Esaú#2,4: los descendientes de Esaú: Es decir, los edomitas con quienes los israelitas se consideraban emparentados al ser Esaú/Edom el hermano mayor de Jacob/Israel (ver 2,8 y Gn 36,8)., que habitan en Seír. Aunque ellos les tienen miedo, anden con cuidado 5y no los provoquen, pues yo no les daré nada de su territorio, ni siquiera el espacio donde posar la planta del pie, pues la montaña de Seír se la di en posesión a Esaú. 6Tanto los alimentos que coman, como el agua que beban los adquirirán con dinero. 7Porque el Señor tu Dios te ha bendecido en todo lo que has emprendido, ha protegido tu caminar a través de este inmenso desierto y nada te ha faltado durante estos cuarenta años, porque el Señor tu Dios ha estado contigo”.#8,2-4.
8Así, pues, seguimos la ruta de la Arabá, que parte de las ciudades de Elat y Esionguéber#2,8: Elat y Esionguéber: Su ubicación exacta se desconoce. Algunos opinan que podrían ser dos nombres dados sucesivamente a una ciudad situada al norte del golfo de Áqaba; lugar que se suele señalar como punto de partida del camino de la Arabá, en dirección norte., y entramos en el territorio de nuestros hermanos, los descendientes de Esaú, que habitan en Seír. Después torcimos y fuimos hacia el desierto de Moab.
9El Señor también me dijo: Tampoco ataques a Moab ni lo incites a guerrear, porque no te daré nada de su territorio, ya que la región de Ar se la di en posesión a los descendientes de Lot#2,9: Ar: Este nombre sirve tanto para designar a una ciudad moabita, como a toda la región de Moab (ver Nm 21,10-20).— los descendientes de Lot: Los israelitas consideraban a los moabitas y a los amonitas (v. 19) como parientes lejanos, porque eran descendientes de Lot (Gn 19,30-38).. 10(En la antigüedad vivió allí un pueblo fuerte y numeroso; el de los emitas. Ellos eran tan altos como los anaquitas. 11Tanto a ellos como a los anaquitas se los tenía por refaítas, si bien los moabitas los llamaban emitas#2,10-11: emitas… anaquitas… refaítas: En estos dos versículos se hace referencia a los primitivos pobladores de Transjordania, designados en general como refaítas. La tradición popular les atribuía una estatura gigantesca y otros rasgos legendarios. Se les suele designar con diferentes nombres: emitas en Moab (ver Gn 14,5), anaquitas en Judá (Nm 13,28.33; Jue 1,20) y zonzonitas en Amón (v. 20).. 12También, en la antigüedad, habitaron en Seír los hurritas#2,12: hurritas: El término Huru es uno de los nombres con que los egipcios designaban a Palestina en la época en que los israelitas se instalaron allí., pero los descendientes de Esaú los desalojaron y los aniquilaron, instalándose en su lugar, lo mismo que hizo Israel con la tierra que el Señor le dio en posesión). 13Y ahora, reanuden la marcha y crucen el torrente de Záred#2,13: Záred: Arroyo que va a desembocar en el Mar Muerto. Se consideraba como frontera natural entre Moab y Edom (Nm 21,12-13).. Y así lo hicimos.
14Los años trascurridos desde que salimos de Cadés Barnea hasta que cruzamos el torrente de Záred fueron treinta y ocho. Para entonces todos los hombres de aquella generación aptos para la guerra habían muerto, tal como se lo había jurado el Señor. #Nm 14,28-35. 15El poder del Señor#2,15: El poder del Señor: Lit. la mano del Señor. se hizo sentir en medio del campamento hasta que, finalmente, los eliminó por completo.
16Cuando ya no quedó en el pueblo ningún hombre apto para la guerra —porque habían muerto—, 17el Señor me dijo: 18Hoy vas a cruzar por Ar la frontera de Moab 19y vas a entrar en contacto con los amonitas, descendientes de Lot. No los ataques ni los incites a combatir, pues no te daré nada de su territorio; se lo he dado en posesión a los descendientes de Lot#2,19: los descendientes de Lot: El territorio de los amonitas estaba situado al norte del reino de Sijón. A pesar del parentesco entre Israel y Amón, estos dos pueblos estarán constantemente enfrentados.. 20(También este era tenido por un territorio de refaítas, porque antiguamente ellos vivieron allí, si bien los amonitas los llamaban zonzonitas. 21Era un pueblo fuerte y numeroso, altos como los anaquitas#2,20-21: zonzonitas… anaquitas: Ver nota a 2,10-11.; pero el Señor los aniquiló por medio de los amonitas que, apoderándose de su territorio, se instalaron en él. 22De igual modo actuó el Señor con los descendientes de Esaú, que vivían en Seír: estos aniquilaron a los hurritas y se apoderaron de su territorio instalándose en él hasta el día de hoy#2,22: hasta el día de hoy: Esta referencia al día de hoy aparece con frecuencia en el texto hebreo, sobre todo en los libros históricos, y se refiere al momento en que se escribía el libro. Ver 1 Re 12,19.. 23En cuanto a los jeveos que vivían en las aldeas cercanas a Gaza, fueron aniquilados por los caftoritas, oriundos de Creta, que ocuparon su lugar).
24Y ahora, reanuden la marcha y crucen el torrente Arnón#2,24: el torrente de Arnón: Discurre de este a oeste hasta desembocar en el Mar Muerto; servía de frontera natural entre Moab y el reino amorreo de Sijón (ver 2, 26-36).. Te entrego al amorreo Sijón, rey de Jesbón, junto con su territorio. Declárale la guerra y lánzate a su conquista. 25A partir de hoy comenzaré a infundir pavor y miedo hacia ti entre todas las naciones que hay debajo del cielo; cuando oigan hablar de ti, temblarán y se estremecerán.
Derrota de Sijón, rey amorreo
(Nm 21,21-30)
26Desde el desierto de Cademot envié embajadores a Sijón, rey de Jesbón, con esta propuesta de paz: 27“Permíteme pasar por tu territorio; seguiré la ruta establecida sin desviarme a derecha ni a izquierda. 28Te pagaré el agua que beba y los víveres que consuma. Sólo te pido que me permitas cruzar tu territorio 29como lo han hecho los descendientes de Esaú, que viven en Seír, y los moabitas de Ar, hasta que pasemos el Jordán y entremos en la tierra que el Señor nuestro Dios nos da”.
30Pero Sijón, rey de Jesbón, se negó a dejarnos cruzar por su territorio, porque el Señor tu Dios había ofuscado su espíritu y endurecido su corazón, a fin de convertirlo en súbdito tuyo, como lo es hasta el día de hoy. 31Entonces el Señor me dijo: Estoy dispuesto a entregarte a Sijón y su territorio; comienza, pues, la conquista y apodérate de su territorio.
32Sijón nos salió al encuentro con sus tropas, para presentarnos batalla en Jasá. 33El Señor nuestro Dios lo entregó en nuestro poder y lo derrotamos a él, a sus hijos y a todas sus tropas. 34Conquistamos todas sus ciudades y las consagramos al exterminio#2,34: consagramos al exterminio: Ver segunda nota a Jos 2,10. matando a hombres, mujeres y niños. No dejamos a nadie con vida. 35Únicamente nos quedamos con los ganados y el despojo de las ciudades que conquistamos. 36Desde Aroer que está al borde del torrente Arnón, y desde la ciudad que está en el valle, hasta el límite con Galaad, no hubo ciudad que se nos resistiera; todas nos las entregó el Señor, nuestro Dios. 37Sólo dejaste de invadir el territorio amonita, la cuenca del Yaboc, los pueblos de la montaña y los lugares que el Señor nuestro Dios nos había prohibido conquistar.

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DEUTERONOMIO 2: BHTI

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