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DANIEL 10

10
La gran visión final
1El año tercero de Ciro, rey de Persia, Daniel (apodado Baltasar) tuvo una revelación. El mensaje, que era digno de crédito, se refería a una gran guerra#10,1: una gran guerra: En esta guerra se superponen las batallas entre seleúcidas y lágidas (11,5-20) y la contienda entre los ejércitos celestes y los imperios terrestres (10,13.20-21; 12,1). En la perspectiva del autor, la lucha de liberación del pueblo israelita es una lucha entre el propio Señor y las fuerzas del mal.. Él entendió el mensaje, pues la visión le proporcionó perspicacia.
2Por entonces, yo, Daniel, estuve tres semanas haciendo penitencia. 3No comí alimentos apetitosos; no probé carne ni bebí vino; ni me perfumé hasta que pasaron las tres semanas.#9,3; Ne 1,4. 4El día vigésimo cuarto del primer mes#10,4: el primer mes: Durante el primer mes (del año) se celebraba la Pascua, precisamente la fiesta que conmemoraba la liberación por antonomasia: la salida de Egipto. estaba yo a orillas del Tigris cuando, 5al alzar la vista, vi ante mí a un hombre vestido de lino#10,5: un hombre vestido de lino: Tal vez el ángel Gabriel, que reaparecerá más adelante. Nótese la presencia de elementos tomados de Ezequiel (Ez 1,3; 9,2; 10,2.6-7)., con un cinturón de oro puro.#Ez 1,26; Ap 1,13-15. 6Su cuerpo parecía de crisólito, su cara destellaba como el relámpago, sus ojos semejaban antorchas encendidas, sus brazos y piernas brillaban como el bronce bruñido, y su voz resonaba como si hablara una multitud. 7Yo, Daniel, fui el único testigo de la visión; ninguno de los que estaban conmigo la vio, pues, sobrecogidos por el terror, huyeron a esconderse. 8Así que me quedé solo contemplando aquella gran visión. Me quedé sin fuerzas, mi semblante se cubrió de una palidez mortal y me abandonó el vigor. 9En aquel momento oí el sonido de su voz y caí de bruces, en trance. 10Sentí entonces que una mano me tocaba y me levantaba tembloroso sobre mis manos y mis rodillas.#8,17-18; Ez 1,28; Ap 1,17. 11Luego me dijo:
— Daniel, tú que eres una persona tan apreciada, presta mucha atención al mensaje que voy a transmitirte y ponte en pie, pues acabo de ser enviado a ti.
Cuando oí estas palabras, me incorporé tembloroso.#9,23; 10,19; Ez 2,1. 12El [hombre vestido de lino] continuó:
— No temas, Daniel. Tus palabras fueron escuchadas desde el primer día en que te propusiste comprender y te humillaste ante tu Dios. Yo he venido a responder a esas palabras. 13Pero el príncipe del reino de Persia me ha opuesto resistencia durante veintiún días. Menos mal que Miguel, uno de los primeros príncipes#10,13: príncipes: En el período helenístico estaba bastante difundida la idea de que cada país o reino tenía su consejo celeste de dioses protectores. Una vez más los conflictos terrestres entre países tienen su contrapartida celeste., acudió en mi ayuda, pues yo estaba retenido junto a los reyes de Persia.#12,1; Jds 9; Ap 12,7. 14Pero ahora he podido venir a explicarte lo que sucederá a tu pueblo en los últimos días, pues la visión se refiere a un tiempo todavía por llegar.#8,26; Gn 49,1.
15Mientras me dirigía estas palabras, di con mi rostro en tierra y enmudecí. 16Pero alguien que parecía un hombre tocó mis labios#10,16: tocó mis labios: Esta acción tiene claras reminiscencias proféticas (ver Is 6,6-7; Jr 1,9).; entonces abrí la boca y comencé a hablar. Dije al que estaba frente a mí:
— Señor, me siento invadido por la angustia a causa de la visión, y me he quedado sin fuerzas.#Is 6,7; Jr 1,9. 17¿Cómo podrá tu siervo hablar contigo, Señor? Las fuerzas me han abandonado y casi no puedo respirar.
18El que parecía un hombre me tocó y me devolvió las fuerzas. Después me dijo:
19— No temas, pues eres muy apreciado. La paz sea contigo. Ahora sé fuerte y ten ánimo#10,19: ten ánimo: En ningún relato de vocación profética necesita el que es llamado recibir tantos ánimos por parte de quien lo envía. Aquí se ha necesitado una triple intervención de Gabriel (vv. 10.16.18), con un doble “no temas” (vv. 12.19); ello significa que la situación es realmente difícil y comprometida..
Mientras me hablaba, sentí que recuperaba las fuerzas y dije:
— Puedes hablar, Señor, pues me has devuelto las fuerzas.#10,11; Dt 31,7.23; Jos 1,6; Jue 6,23; Jr 1,8; Lc 1,30.
20Entonces me preguntó:
— ¿Sabes por qué he venido hasta ti? Pronto volveré a luchar contra el príncipe de Persia; cuando me vaya, llegará el príncipe de Grecia#10,20: príncipe de Grecia: Persiste el esquema de la sucesión de los imperios. Tras la derrota del “príncipe” (ver 10,13) del imperio persa, Gabriel y Miguel tendrán que enfrentarse al “príncipe” defensor del imperio de Alejandro Magno.. 21Pero antes te revelaré lo que está escrito en el Libro de la Verdad. No hay nadie que me ayude a luchar contra esos príncipes, salvo Miguel, el Príncipe de ustedes.#10,13+; Ap 5,1-9; 10,8-10; 22,7-10.18-19.

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