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Isaías 65

65
Acusación contra los rebeldes
1El Señor dice:
«Los que no me habían pedido nada
fueron los que acudieron a mí;
los que no me habían buscado
fueron los que me encontraron.#65.1 Cf. Ro 10.20.
A un pueblo que no me había invocado
fue al que le dije: “Aquí estoy.”#65.1 Los que no habían buscado ni invocado al Señor son el pueblo rebelde mencionado en el v. 2, es decir, Israel. Aquí estoy: Cf. Is 40.9; 58.9.
2Todo el día extendí mis manos
para atraer a un pueblo rebelde#65.2 Cf. Ro 10.21.
que iba por caminos perversos
siguiendo sus propios caprichos;
3un pueblo que en mi propia cara
me ofendía continuamente;
que ofrecía sacrificios a los dioses en los jardines#65.3 En los jardines: Esta expresión alude a los bosques sagrados donde se rendía culto a los dioses de la fertilidad. Cf. Is 66.17-18; Ez 6.13.
y quemaba incienso en altares de ladrillo;#65.3 Altares de ladrillo: Probablemente se trata de pequeños altares hechos con ladrillos y destinados a quemar perfumes en honor de los dioses (cf. Jer 19.13).
4que se sentaba entre los sepulcros#65.4 Se sentaba entre los sepulcros, con el fin de ponerse en contacto con los muertos y recibir de ellos alguna revelación (cf. 1 S 28.3-24). La necromancia, o costumbre de consultar a los muertos, estaba severamente prohibida por la ley mosaica (cf. Dt 18.11).
y pasaba las noches en sitios escondidos;
que comía carne de cerdo#65.4 Cf. Lv 11.7; Dt 14.8; Is 66.3.
y llenaba sus ollas de caldos impuros.
5Dicen: “Quédate ahí, no me toques;#65.5 Al parecer, estas palabras las pronunciaban los adherentes a ciertos cultos considerados particularmente misteriosos y que requerían una iniciación especial. Se creía que la participación en esos ritos comunicaba una especie de potencia mágica, que se transmitía por contagio y era tan peligrosa para el que la poseía como para el que se acercaba a él. Cf. Ez 44.19; 46.20.
soy demasiado sagrado para que me toques.”
Esa gente es como fuego que arde todo el día;
me molestan como el humo en las narices.
6Pero todo esto está escrito delante de mí,
y no voy a quedarme cruzado de brazos;
voy a darles su merecido,
7tanto por los crímenes de ellos
como por los de sus padres.
Ellos quemaban incienso sobre los montes
y me ofendían en las colinas.#65.7 En las colinas: Véanse 1 R 3.2 n.; Is 57.7 n.; Jer 2.20 nota *.
Haré primero la cuenta
y les daré su merecido.»
El Señor lo ha dicho.
El Señor promete sus bendiciones
8El Señor dice:
«Cuando las uvas tienen mucho jugo
la gente no las echa a perder,
porque pueden sacar mucho vino.
Así haré yo también por amor a mis siervos:
no destruiré a toda la nación.
9Haré que Jacob tenga descendientes
y que haya gente en Judá que viva en mis montañas.
Mis elegidos poseerán la tierra,
mis servidores vivirán allí.
10El valle de Sarón#65.10 Sarón, llanura situada al sur del monte Carmelo, sobre la costa del Mediterráneo. Cf. Jos 12.18; Cnt 2.1. se llenará de rebaños
y en el valle de Acor#65.10 El valle de Acor se encuentra entre Jerusalén y Jericó (cf. Jos 7.24; 15.7). Acor, en hebreo, significa desgracia; pero el profeta Oseas había anunciado que el valle de ese nombre se convertiría en puerta de esperanza. Cf. Os 2.17. pastará el ganado
que tendrá el pueblo que me busca.
11Pero a ustedes que se apartan del Señor
y se olvidan de mi monte santo,
que ofrecen comida y vino
a Gad y Mení, dioses de la fortuna,#65.11 Gad y Mení eran dioses venerados por los cananeos. El nombre del primero significa suerte y el del segundo, repartición, términos que corresponden aprox. a los conceptos de destino y fortuna.
12mala fortuna les espera:
los haré morir a filo de espada.
Porque yo los llamé y ustedes no respondieron;
les hablé y no me escucharon;
hicieron lo que yo no apruebo,
escogieron lo que a mí me disgusta.»#65.12 Cf. Is 66.4; Jer 7.13.
13Por eso, el Señor dice:
«Mis servidores tendrán de comer,
pero ustedes sufrirán hambre;
ellos tendrán de beber,
pero ustedes sufrirán sed;
ellos se alegrarán,
pero ustedes quedarán en ridículo;
14ellos cantarán de alegría
por el gozo de su corazón,
pero ustedes gritarán y llorarán
por la tristeza y la aflicción.
15Mis elegidos usarán el nombre de ustedes
para maldecir y desear la muerte a otros,
pero a mis siervos les cambiaré de nombre.
16Cualquiera que en el país pida una bendición,
la pedirá al Dios fiel;
y cualquiera que en el país haga un juramento,
jurará por el Dios fiel.
Las aflicciones anteriores han quedado olvidadas,
han desaparecido de mi vista.
17»Miren, yo voy a crear
un cielo nuevo y una tierra nueva.#65.17 El nuevo éxodo anunciado en Is 43.14-21 y la completa transformación de los seres humanos (cf. Is 65.18) llegarán a su plenitud con la creación de un cielo nuevo y una tierra nueva. Este universo renovado será la culminación de la obra creadora de Dios (Cf. Gn 1.1—2.4a), y en él no habrá lugar para el pecado y el mal, sino que todo será justo y bueno (2 P 3.13; cf. Is 66.22; Ap 21.1).
Lo pasado quedará olvidado,
nadie se volverá a acordar de ello.
18Llénense de gozo y alegría para siempre
por lo que voy a crear,
porque voy a crear una Jerusalén feliz
y un pueblo contento que viva en ella.
19Yo mismo me alegraré por Jerusalén
y sentiré gozo por mi pueblo.
En ella no se volverá a oír llanto
ni gritos de angustia.#65.19 Cf. Ap 21.4.
20Allí no habrá niños que mueran a los pocos días,
ni ancianos que no completen su vida.
Morir a los cien años será morir joven,
y no llegar a los cien años será una maldición.
21La gente construirá casas y vivirá en ellas,
sembrará viñedos y comerá sus uvas.#65.21 Cf. Jer 31.5; Am 9.14.
22No sucederá que uno construya y otro viva allí,
o que uno siembre y otro se aproveche.
Mi pueblo tendrá una vida larga, como la de un árbol;
mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos.
23No trabajarán en vano
ni tendrán hijos que mueran antes de tiempo,
porque ellos son descendientes
de los que el Señor ha bendecido,
y lo mismo serán sus descendientes.
24Antes que ellos me llamen,
yo les responderé;
antes que terminen de hablar,
yo los escucharé.
25El lobo y el cordero comerán juntos,
el león comerá pasto, como el buey,
y la serpiente se alimentará de tierra.#65.25 Cf. Gn 3.14.
En todo mi monte santo
no habrá quien haga ningún daño.»#65.25 Cf. Is 11.6-9.
El Señor lo ha dicho.

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