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Apocalipsis 14

14
Una canción nueva
1Entonces miré, y vi al Cordero#14.1 El Cordero: Véase la nota en 5.6. de pie en el monte Sión.#14.1 Monte Sión: Este es otro nombre para la ciudad de Jerusalén. Junto a él estaban ciento cuarenta y cuatro mil seguidores suyos, que tenían escritos en la frente los nombres del Cordero y del Padre. 2Después oí una voz que venía del cielo. Era como el estruendo de enormes cataratas, o como el fuerte resonar del trueno; era un sonido semejante al de muchos músicos tocando arpas.#14.2 El arpa es un instrumento musical de cuerdas. 3Los ciento cuarenta y cuatro mil estaban de pie delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes y de los veinticuatro ancianos, y cantaban una canción que nunca antes se había escuchado. Nadie podía aprenderse la letra de aquella canción, a no ser los que fueron salvados de entre la gente de este mundo, 4los cuales no adoraron a dioses falsos ni fueron infieles a Dios. Todos ellos seguían al Cordero por dondequiera que él iba, y habían sido salvados para ser el primer regalo que se ofreciera a Dios y al Cordero, 5pues nunca mintieron ni hicieron lo malo.
El mensaje de los tres ángeles
6Vi entonces a otro ángel, que volaba en lo alto del cielo. Llevaba buenas noticias de valor eterno, para la gente de todos los países, razas, idiomas y pueblos. 7Decía con fuerte voz:
«Honren a Dios y alábenlo;
ha llegado el momento
en que él juzgará al mundo.
Adoren al creador
del cielo y de la tierra,
del mar y de los manantiales.»
8Lo seguía otro ángel que decía:
«¡Ya cayó la gran Babilonia!#14.8 La gran Babilonia: El nombre de esta ciudad se usó para representar a la ciudad de Roma, pues fue una ciudad enemiga de Israel y desobediente a Dios.
Ya ha sido destruida la ciudad
que enseñó a todos los países
a pecar y a obedecer a dioses falsos.»
9Luego los siguió un tercer ángel, que decía con fuerte voz:
«Si alguno adora al monstruo o a su estatua, o deja que le pongan su marca en la frente o en la mano, 10Dios se enojará mucho y lo castigará duramente. No será un castigo suave, sino que lo hará sufrir con fuego y azufre ardiente, y los santos ángeles y el Cordero#14.10 El Cordero: Véase la nota en 5.6. lo verán sufrir su castigo. 11El humo del fuego que lo hará sufrir nunca dejará de subir, pues los que adoran al monstruo y a su estatua, y tienen la marca de su nombre, nunca dejarán de sufrir, ni de día ni de noche.»
12El pueblo de Dios debe aprender a soportar con fortaleza las dificultades y los sufrimientos. También debe obedecer los mandatos de Dios y seguir confiando en Jesús.
13Entonces oí una voz del cielo, que me decía: «Escribe esto: “¡Dios bendecirá a los que de ahora en adelante mueran unidos al Señor Jesucristo!”»
Y el Espíritu de Dios dice: «Así es, porque ellos descansarán de todos sus sufrimientos y dificultades, pues Dios los premiará por todo el bien que han hecho.»
El juicio final
14Luego vi una nube blanca, sobre la que estaba sentado alguien que parecía un hijo de hombre.#14.14 Hijo de hombre es una forma de referirse al Mesías, es decir a Jesucristo. Véanse Hijo de hombre y Mesías en el Glosario. Tenía una corona de oro en la cabeza, y en la mano llevaba una hoz afilada. 15Y otro ángel salió del templo, y gritó con fuerte voz al que estaba sentado en la nube: «¡Empieza a cortar con tu hoz, y recoge la cosecha!#14.15 Recoge la cosecha: En la Biblia, recoger la cosecha es símbolo del juicio final, cuando Dios castigará a los malos y premiará a los buenos. La cosecha de la tierra ya está madura: Esto significa que las personas ya están listas para el juicio final. El mismo significado tiene la recolección de las uvas maduras. Ya ha llegado la hora de recogerla.»
16El que estaba sentado en la nube pasó la hoz sobre la tierra, y recogió la cosecha.
17Entonces salió del templo otro ángel, que también llevaba una hoz afilada. 18Y del altar salió el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le dijo al ángel que llevaba la hoz afilada: «¡Empieza a cortar con tu hoz! ¡Recoge las uvas del viñedo de la tierra, porque las uvas ya están maduras!»
19El ángel pasó la hoz sobre la tierra, y cortó las uvas de los viñedos. Luego las echó en el recipiente grande que se usa para exprimirlas, y que representa el enojo de Dios. 20Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del recipiente salió tanta sangre que subió hasta un metro y medio de altura, en una extensión de trescientos kilómetros.

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