Marcos 2
2
Jesús sana a un paralítico
2:3-12 – Mt 9:2-8; Lc 5:18-26
1Unos días después, cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm, corrió la voz de que estaba en casa. 2Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta, mientras él les predicaba. 3Entonces llegaron cuatro hombres que llevaban un paralítico. 4Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, luego de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. 5Al ver la fe de ellos Jesús dijo al paralítico:
—¡Hijo, tus pecados quedan perdonados!
6Algunos maestros de la Ley estaban sentados allí y pensaban: 7«¿Por qué habla este así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?».
8En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando.
—¿Por qué razonan así? —dijo—. 9¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados quedan perdonados” o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? 10Pues, para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: 11A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
12Y el hombre se levantó, tomó su camilla enseguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios.
—Jamás habíamos visto cosa igual —decían.
Llamamiento de Leví
2:14-17 – Mt 9:9-13; Lc 5:27-32
13De nuevo salió Jesús a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él y él les enseñaba. 14Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos.
«Sígueme» —dijo Jesús.
Y Leví se levantó y lo siguió.
15Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores comieron con él y sus discípulos, pues ya eran muchos los que lo seguían. 16Cuando los maestros de la Ley, que eran fariseos, vieron con quién comía, preguntaron a sus discípulos:
—¿Por qué come con recaudadores de impuestos y con pecadores?
17Al oír esto, Jesús contestó:
—No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Le preguntan a Jesús sobre el ayuno
2:18-22 – Mt 9:14-17; Lc 5:33-38
18Al ver que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, algunos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
—¿Cómo es que los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan, pero los tuyos no?
19Jesús contestó:
—¿Acaso pueden ayunar los invitados del novio mientras él está con ellos? No pueden hacerlo mientras lo tienen con ellos. 20Pero llegará el día en que se les quitará el novio y ese día sí ayunarán. 21Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva. De hacerlo así, el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor. 22Ni echa nadie vino nuevo en recipientes de cuero viejo. De hacerlo así, el vino hará reventar el cuero y se arruinarán tanto el vino como los recipientes. Más bien, el vino nuevo se echa en recipientes de cuero nuevo.
Señor del sábado
2:23-28 – Mt 12:1-8; Lc 6:1-5
3:1-6 – Mt 12:9-14; Lc 6:6-11
23Un sábado, al pasar Jesús por los sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar a su paso unas espigas de trigo.
24—Mira —le preguntaron los fariseos—, ¿por qué hacen ellos lo que está prohibido hacer en día sábado?
25Él contestó:
—¿Nunca han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre y pasaron necesidad? 26Entró en la casa de Dios cuando Abiatar era el sumo sacerdote y comió los panes consagrados a Dios, que solo a los sacerdotes les es permitido comer. Y dio también a sus compañeros.
27 »El sábado se hizo para el ser humano y no el ser humano para el sábado —añadió—. 28Así que el Hijo del hombre es Señor incluso del sábado.
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Marcos 2: NVI
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