Mateo 27:32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56
Mateo 27:32 NVI
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón y lo obligaron a llevar la cruz.
Mateo 27:33 NVI
Llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa «Lugar de la Calavera».
Mateo 27:34 NVI
Allí dieron a Jesús vino mezclado con hiel; pero después de probarlo, se negó a beberlo.
Mateo 27:35 NVI
Lo crucificaron y repartieron su ropa, echando suertes.
Mateo 27:37 NVI
Encima de su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: ESTE ES JESúS, EL REY DE LOS JUDíOS.
Mateo 27:38 NVI
Con él crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
Mateo 27:39 NVI
Los que pasaban meneaban la cabeza y blasfemaban contra él
Mateo 27:40 NVI
—Tú que destruyes el Templo y en tres días lo reconstruyes, ¡sálvate a ti mismo! Si eres el Hijo de Dios, ¡baja de la cruz!
Mateo 27:41 NVI
De la misma manera, se burlaban de él los jefes de los sacerdotes, junto con los maestros de la Ley y los líderes religiosos.
Mateo 27:42 NVI
—Salvó a otros —decían—, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! ¡Y es el rey de Israel! Que baje ahora de la cruz y así creeremos en él.
Mateo 27:43 NVI
Él confía en Dios; pues que lo libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el Hijo de Dios”?
Mateo 27:44 NVI
Así también lo insultaban los bandidos que estaban crucificados con él.
Mateo 27:45 NVI
Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde toda la tierra quedó en oscuridad.
Mateo 27:46 NVI
Como a las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: — Elí, Elí, ¿lema sabactani? —que significa “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.
Mateo 27:47 NVI
Cuando lo oyeron, algunos de los que estaban allí dijeron: —Está llamando a Elías.
Mateo 27:48 NVI
Al instante uno de ellos corrió en busca de una esponja. La empapó en vinagre, la puso en una vara y se la ofreció a Jesús para que bebiera.
Mateo 27:49 NVI
Los demás decían: —Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.
Mateo 27:50 NVI
Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza y entregó su espíritu.
Mateo 27:51 NVI
En ese momento, la cortina del santuario del Templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas.
Mateo 27:52 NVI
Se abrieron los sepulcros y muchos creyentes que habían muerto resucitaron.
Mateo 27:53 NVI
Salieron de los sepulcros y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos.
Mateo 27:54 NVI
Cuando el centurión y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y exclamaron: —¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!
Mateo 27:55 NVI
Estaban allí, mirando desde lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
Mateo 27:56 NVI
Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y también la madre de los hijos de Zebedeo.