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Juan 4:1, 2, 3, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26

Juan 4:1 NVI

Jesús se enteró de que los fariseos sabían que él estaba ganando y bautizando más discípulos que Juan

Juan 4:2 NVI

(aunque en realidad no era Jesús quien bautizaba, sino sus discípulos).

Juan 4:3 NVI

Por eso se fue de Judea y volvió otra vez a Galilea.

Juan 4:5 NVI

llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob había dado a su hijo José.

Juan 4:6 NVI

Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía.

Juan 4:7 NVI

En eso, una mujer de Samaria llegó a sacar agua y Jesús le dijo: —Dame un poco de agua.

Juan 4:8 NVI

Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida.

Juan 4:9 NVI

Entonces, como los judíos no se relacionaban con los samaritanos, la mujer respondió: —¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?

Juan 4:10 NVI

Jesús contestó: —Si supieras lo que Dios puede dar y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él y él te habría dado agua viva.

Juan 4:11 NVI

La mujer dijo: —Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua viva?

Juan 4:12 NVI

¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?

Juan 4:13 NVI

—Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús—

Juan 4:14 NVI

pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.

Juan 4:15 NVI

—Señor —dijo la mujer—, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a sacarla.

Juan 4:16 NVI

—Ve a llamar a tu esposo y vuelve acá —dijo Jesús.

Juan 4:17 NVI

—No tengo esposo —respondió ella. Jesús le dijo: —Bien has dicho que no tienes esposo.

Juan 4:18 NVI

Es cierto que has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad.

Juan 4:19 NVI

La mujer dijo: —Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta.

Juan 4:20 NVI

Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero ustedes los judíos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Jerusalén.

Juan 4:21 NVI

Jesús contestó: —Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre.

Juan 4:22 NVI

Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos.

Juan 4:23 NVI

Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.

Juan 4:24 NVI

Dios es espíritu y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.

Juan 4:25 NVI

—Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo —respondió la mujer—. Cuando él venga nos explicará todas las cosas.

Juan 4:26 NVI

—Ese soy yo, el que habla contigo —le dijo Jesús.