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Juan 11:1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44

Juan 11:1 NVI

Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de María y su hermana Marta.

Juan 11:2 NVI

María era la misma que ungió con perfume al Señor y le secó los pies con sus cabellos.

Juan 11:3 NVI

Las dos hermanas mandaron a decirle a Jesús: «Señor, tu amigo querido está enfermo».

Juan 11:4 NVI

Cuando Jesús oyó esto, dijo: «Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado».

Juan 11:5 NVI

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.

Juan 11:6 NVI

A pesar de eso, cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más donde se encontraba.

Juan 11:7 NVI

Después dijo a sus discípulos: —Volvamos a Judea.

Juan 11:8 NVI

—Rabí —objetaron ellos—, hace muy poco los judíos intentaron apedrearte, ¿y todavía quieres volver allá?

Juan 11:9 NVI

—¿Acaso el día no tiene doce horas? —respondió Jesús—. El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo.

Juan 11:10 NVI

Pero el que anda de noche sí tropieza, porque no tiene luz.

Juan 11:12 NVI

—Señor —respondieron sus discípulos—, si duerme, es que va a recuperarse.

Juan 11:13 NVI

Jesús hablaba de la muerte de Lázaro, pero sus discípulos pensaron que se refería al sueño natural.

Juan 11:14 NVI

Por eso les dijo claramente: —Lázaro ha muerto

Juan 11:15 NVI

y por causa de ustedes me alegro de no haber estado allí, para que crean. Pero vamos a verlo.

Juan 11:16 NVI

Entonces Tomás, apodado el Gemelo, dijo a los otros discípulos: —Vayamos también nosotros para morir con él.

Juan 11:17 NVI

A su llegada, Jesús se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.

Juan 11:18 NVI

Betania estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros de distancia

Juan 11:19 NVI

y muchos judíos habían ido a casa de Marta y de María a darles el pésame por la muerte de su hermano.

Juan 11:20 NVI

Cuando Marta supo que Jesús llegaba, fue a su encuentro; pero María se quedó en la casa.

Juan 11:21 NVI

—Señor —dijo Marta a Jesús—, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Juan 11:22 NVI

Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.

Juan 11:23 NVI

—Tu hermano resucitará —le dijo Jesús.

Juan 11:24 NVI

—Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final —respondió Marta.

Juan 11:25 NVI

Entonces Jesús dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera

Juan 11:26 NVI

y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?

Juan 11:27 NVI

Marta dijo: —Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.

Juan 11:28 NVI

Dicho esto, Marta regresó a la casa y, llamando a su hermana María, le dijo en privado: —El Maestro está aquí y te llama.

Juan 11:29 NVI

Cuando María oyó esto, se levantó rápidamente y fue a su encuentro.

Juan 11:30 NVI

Jesús aún no había entrado en el pueblo, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él.

Juan 11:31 NVI

Los judíos que habían estado con María en la casa, dándole el pésame, al ver que se había levantado y había salido de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar.

Juan 11:32 NVI

Cuando María llegó adonde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies y dijo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Juan 11:33 NVI

Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente.

Juan 11:34 NVI

—¿Dónde lo han puesto? —preguntó. —Ven a verlo, Señor —le respondieron.

Juan 11:35 NVI

Jesús lloró.

Juan 11:36 NVI

—¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos.

Juan 11:37 NVI

Pero algunos de ellos comentaban: —Este, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?

Juan 11:38 NVI

Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra.

Juan 11:39 NVI

—Quiten la piedra —ordenó Jesús. Marta, la hermana del difunto, objetó: —Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí.

Juan 11:40 NVI

—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.

Juan 11:41 NVI

Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: —Padre, te doy gracias porque me has escuchado.

Juan 11:42 NVI

Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.

Juan 11:43 NVI

Dicho esto, gritó con fuerza: —¡Lázaro, sal fuera!

Juan 11:44 NVI

El muerto salió con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. —Quítenle las vendas y dejen que se vaya —dijo Jesús.